nada en la hosteria Y… ?que habia hecho? ?Ir a la universidad? ?Ayudar a su padre con los clientes? Lo que en realidad hacia era compadecerse de si misma y no hacer nada productivo con su vida.
Si queria aprender a vivir con lo que le habia ocurrido, aquello tenia que cambiar.
– ?Que pensarias si te dijera que quiero ser policia? Podria trabajar en la oficina del sheriff. -Antes de que Quinn pudiera responder, siguio, mas ilusionada a medida que le venian ideas -. ?O quiza podria ser agente del FBI! Soy lista, casi he terminado mi licenciatura, vuelvo a estar en forma y no me importa trabajar duro.
Por fin podria hacer algo trascendente, para variar, y no quedarme aqui sentada sin hacer nada. Estoy cansada de ser una victima.
El no dijo palabra.
– No crees que sea buena idea.
– Yo no he dicho eso.
– No tienes por que decirlo. -Miranda queria su aprobacion. Necesitaba su apoyo.
– Miranda, quiero que hagas lo que tengas ganas de hacer. Pero no tenia ni idea de que te atraia la idea de ser policia. Nunca lo habias mencionado.
– Es algo que siempre he pensado, para mi, pero ha cobrado cuerpo cuando estaba aqui sentada mientras pensaba que nada volveria a ser lo mismo y que yo tengo que hacerme cargo de mi propia vida.
– Tienes que tener veintitres anos para que te acepten en la Academia -dijo Quinn.
– Solo falta un ano.
– Tienes que terminar tu licenciatura. Hay muchos agentes que despues sacan un master en otro campo, como criminologia o psicologia.
– Soy buena alumna. No me importaria tener que estudiar un ano mas.
– La Academia no es facil. Es fisica y mentalmente demoledora.
– Yo me puedo manejar. ?No crees?
El respondio al cabo de un rato.
– Si, creo que respondes bien cuando te ves sometida a presion.
– Quinn, me siento como si tuviera que ayudar a la gente. No tengo otra manera de explicarlo -dijo, y fruncio el ceno. A duras penas conseguia explicarse a si misma ese torbellino de ideas y elucubraciones que giraba en su cabeza. Sin embargo, una cosa si estaba clara. Ahora tenia una direccion y no pensaba perder el rumbo. Tener un objetivo favorecia su determinacion.
El Carnicero habia escapado a la justicia. Ella tenia que hacer algo para que otros desequilibrados no hicieran lo mismo.
– Yo te ayudare, si puedo -dijo Quinn-. Si eso es lo que quieres.
– Es lo que quiero -dijo ella, sintiendose mas segura ahora que contaba con su apoyo.
El la estrecho en sus brazos y se quedaron un rato asi. Cuando el sol acabo de ponerse tras las montanas, la noche se volvio fria y las criaturas de la oscuridad empezaron a merodear. Se quedaron sentados en el columpio, meciendose contentos y abrazados.
Esa noche Miranda jamas habria creido que Quinn podia traicionarla.
Una hora de agua y chorros calientes la alivio de la mayor parte de la tension en los musculos, y cuando salio del bano la piel le ardia, irritada y recalentada, incluso le dolia un poco.
Rebecca estaba muerta. Sharon estaba muerta. Pero ella estaba viva.
La culpa y la confusion le minaban la moral, y casi deseaba creer en Dios, como su padre. De alguna manera, la fe le consolaba a el como nunca la habia consolado a ella. Cuando maldecia a aquel Dios creador del monstruo que la habia cazado a ella y torturado a otras mujeres, no conseguia imaginar que se trataba del mismo Dios benefactor y generoso al que su padre alababa y dirigia sus plegarias. Era el Dios bondadoso quien la habia traido de vuelta a casa, decia su padre. Que le dio la fuerza para sobrevivir, la voluntad para vivir y el rio en que zambullirse.
Sin embargo, alegaba Miranda, segun ese razonamiento, era el mismo Dios que habia creado a un hombre que satisfacia sus deseos enfermizos matando a mujeres como pasatiempo. Atormentandolas y violandolas y haciendoles dano. Miranda no podia reconciliar los dos dioses. Era mucho mas facil creer en el diablo.
Si, porque el mal era real. Estaba vivo. Ardiendo.
Permanecio despierta, agotada, la mente demasiado activa para apagarse. Imagino a Rebecca corriendo desnuda por el claro, mientras la lluvia caia con fuerza, sabiendo que un loco seguia sus pasos. La sonora detonacion del rifle al disparar, ella tensandose entera segura de que le daria. Pero el disparo erro y seguia viva.
Y corriendo.
Bajo corriendo por el sendero, tropezando, los pies descalzos lacerados, intentando no llorar al herirse con el filo de alguna piedra, levantandose, rapido, cada vez que caia, sabiendo que el se acercaba. Sabiendo que la mataria. Con un placer profundo, sin el mas minimo remordimiento.
Corriendo, corriendo… hasta que tropezo y cayo mal y se rompio la pierna.
Se arrastraba, intentaba ocultarse, pero ya era demasiado tarde.
El se acercaba a ella. En lugar de disparar al animal herido, lo degollaba.
Y su sangre tenia la tierra.
Miranda se llevo la mano a la garganta. Sintio el filo del acero frio rasgandole la delicada piel por debajo del menton. Trago con dificultad cuando se imagino los momentos finales de la vida de Rebecca.
Habia estado a punto de conseguirlo. Y ahora estaba muerta.
Cerro los ojos y se recosto, hundiendo la cabeza en las almohadas suaves. La tension de la que se habia desprendido en la banera caliente volvio a apoderarse de su cuerpo.
?Cuando pararia? ?Algun dia capturarian a ese cabron y le harian pagar por las vidas que habia usurpado?
No era justo que aquella bestia anonima y asesina anduviera suelta mientras Rebecca Douglas yacia en un compartimento frio de la morgue.
Simplemente no era justo.
Capitulo 8
Los pajaros dejaron de cantar.
Se hizo una quietud repentina en las grietas y en los arboles de la quebrada, un silencio que realzaba sus instintos. Empezo a contar. Uno. Dos. Tres.
Alla, hacia el sudeste del campo, el halcon peregrino asomo volando, raudo como un avion de combate, el perfil impecable y elegante, una huella solitaria de vida en un cielo ancho de color azul intenso.
Trago aire en silencio y con ello sintio el aroma penetrante y tangible de los pinones y las grosellas. Su hogar. Deseaba quedarse alli para siempre, en ese canon, con sus depredadores.
Theron navego las corrientes de aire, combinando largas batidas de alas con planeos. Dibujo una curva y aterrizo en el borde del barranco donde tenia oculto su nido, en un nicho natural de la pared de roca sedimentaria rojiza.
Hacia tres semanas, ver a Theron habia sido toda una fiesta de bienvenida, y decidio quedarse mas tiempo del que debia para observar a su pajaro.
Los machos del halcon peregrino son territoriales y realizan unas acrobacias aereas impresionantes para seducir a la hembra. Es una especie de trampa, por asi decir. Cuando el macho convence a una hembra de que es el halcon peregrino mas elegante que haya conocido, ella permanece en la saliente rocallosa del precipicio un dia si y otro tambien, y abandona el nido una sola vez al dia para cazar.
Theron tenia una companera. Estarian juntos hasta que ella muriera. Era un bello ejemplar, y el la habia bautizado como Aglaia.