llenos de interrogantes.

– Creo que estamos preparados para seguir. ?Miranda? -pregunto Quinn, queriendo darle la opcion de no seguir, aunque dudaba que ella fuera a abandonar ahora.

– Seguid vosotros -dijo ella, lo cual fue una sorpresa-. Yo me vuelvo.

Nick parecia tan sorprendido como Quinn.

– Espera a que llame a uno de mis hombres para que te acompane -dijo el.

– Maldita sea, Nick. No me voy a perder.

– Miranda -dijo el-. Nadie de mi equipo puede ir solo mientras dure la busqueda. Deberias saberlo mejor que nadie, puesto que tambien es una regla tuya.

– Tienes razon. Lo siento -dijo, suspirando-. Es que estoy cansada.

Nick le toco el hombro y asintio.

– Descansa un poco, Randy. Manana tendremos mucho trabajo y de aqui a un par de horas habra que suspender la busqueda.

– Eso hare. -Espero a que Nick llamara al agente Booker para que volviera con ella. Miro a Quinn.

– Gracias -dijo, y le toco levemente el brazo. Un contacto ligero que transmitia mas emocion real que cualquier cosa que hubieran compartido desde su regreso a Montana. Y no era rabia. Se sostuvieron la mirada, solo un momento, una tregua mutua. Y algo mas. Algo mas profundo. ?Era perdon?

No, el no tenia tanta suerte.

La observo mientras se alejaba con el agente. Mientras barruntaba.

El sol se puso mucho despues de la hora de cenar, y ya caia la noche cuando Miranda se dirigio hacia el sudeste, en direccion a la Hosteria Gallatin.

No podia dejar de pensar en la reaccion de Quinn.

Estaba segura de que el convertiria todo aquello en un escandalo, y que le soltaria frases como «ya te lo adverti». Maldita sea, esperaba que no sintiera lastima por ella. Eso casi seria peor. Miranda no necesitaba ni queria inspirar lastima a nadie. Lo unico que queria era un poco de espacio para respirar, un poco de comprension sin compasion.

Y el se lo habia dado. Eso le brindaba una perspectiva nueva de todo.

No queria pensar en Quincy Peterson ni en sus motivaciones. Ahora, no. Al ser expulsada de la Academia, habia entendido perfectamente lo que ella era para el. Una carga, un problema, una persona dispensable. Hacer algo inesperado y amable ahora no cambiaba el hecho de que el pensara que ella no podia manejar la investigacion sobre el Carnicero.

A pesar de su decision de olvidar el pasado, este la acosaba con sus recuerdos.

Era el dia antes de la graduacion y Quinn fue a verla a su habitacion. Miranda acababa de recibir los resultados de su examen final y no podia contener su entusiasmo. Se lanzo a sus brazos y lo beso.

?Dios mio, como amaba a aquel hombre!

El le enredo los dedos en el pelo, despeinandola y le sostuvo la cara muy cerca. Sus labios eran calidos, firmes, seguros.

Suyos.

No habian hablado de matrimonio, no con esas palabras. La unica conversacion sobre el tema la habia introducido Quinn. Fue antes de que ella se marchara de Montana, justo despues de que la admitieran en la Academia, y justo despues de que sus escarceos romanticos se convirtieran en una relacion en toda regla. Habian acordado aplazar la conversacion hasta despues de que ella se graduara de Quantico.

Miranda nunca habia dudado de que aprobaria. Sus resultados le daban la razon.

Tenia una carrera en la que sabia tendria exito. Un hombre al que amaba con todo su corazon. Alguien que la entendia, que cuidaba de ella y la amaba sin condiciones. Que no la consideraba una mujer estropeada. Alguien que la estrechaba en sus noches de pesadillas, que calmaba su ansiedad con sus manos calidas y sus tiernos besos. Que le hacia el amor sin reprimirse.

Ahora estaba a punto de graduarse. Su vida volvia a ser suya. Una nueva vida. Entera, completa. Se sentia renacer.

El la estrecho con fuerza, le beso el pelo. El aroma de Quinn era tan particular: jabon normal y corriente y una pizca de locion para despues del afeitado. Algo picante, pero no le embargaba los sentidos. Quinn era guapo, sexy, inteligente y comprensivo.

Y era todo suyo.

– ?Mira! -exclamo ella, con una sonrisa de oreja a oreja, alzando el examen escrito con una puntuacion casi optima.

El abrio sus ojos de color chocolate.

– Vaya. Has sacado un punto mas que mi nota final.

Ella volvio a besarlo y casi dejo escapar una risilla. Casi. Todavia no habia aprendido a reir como solia hacerlo, y esas risillas eran tan… inmaduras. Sin embargo, no se habia sentido tan feliz en anos, desde antes del secuestro.

Nada podia detenerla ahora.

Quinn la cogio de la mano y caminaron por el patio al exterior de las habitaciones. Se cruzaron con un grupo de futuros agentes charlando en corro, gozando de diversos estados de extasis y orgullo. Era una bella tarde de otono en Virginia. El dia siguiente prometia un tiempo despejado y una temperatura cercana a los veinte grados. Ideal para una ceremonia de graduacion.

Pero aunque cayera un diluvio, Miranda conoceria la gloria cuando recibiera su diploma de Quantico, y le asignaran su primera tarea.

Habia vencido al Carnicero, y eso parecia una hazana.

– He hablado con el agente Clark -dijo Quinn, cuando pasaron mas alla del patio y siguieron caminando tranquilamente por los senderos alrededor del edificio.

– Ya te lo he dicho, Quinn, nada de tratos especiales en la asignacion de tareas. Si me dan lo que yo prefiero, mejor. Si no, ya hare meritos. -Miranda habia pedido trabajar en casos de asesinos en serie y ser admitida en el programa de elaboracion de perfiles. Su master en criminologia y su licenciatura en psicologia eran puntos a su favor, pero nada era seguro.

Ella queria hacerse merecedora de su tarea. No queria que su relacion con Quinn influyera en la decision.

– Lo se. -El guardo silencio un momento largo y Miranda sintio un cosquilleo en el cuero cabelludo. Algo estaba pasando. Quinn no era un gran hablador, pero tampoco le costaba tanto comunicarse. Decia lo que creia y creia en lo que decia. Era la gran diferencia en su relacion, puesto que Miranda tenia dificultades para hablar sobre como se sentia, o para encontrar las palabras adecuadas.

– ?Que pasa? No me digas que Rowan o Liv no han aprobado. -No era posible. Las dos estaban tan centradas en los estudios y ponian la misma dedicacion que ella. Eran sus primeras amigas desde la muerte de Sharon. Y al cabo de la primera semana, su relacion se volvio mas de hermanas que de companeras de habitacion.

Quinn nego con un gesto de la cabeza.

– Hablamos de ti.

– Oh, ?tu y el agente Clark habeis hablado de mi? -Intento que su voz sonara ligera y despreocupada, pero sintio que la tension le agarrotaba la espalda y las mariposas le aleteaban en el vientre. Algo muy malo estaba pasando.

– El doctor Garrett se reunio con Clark ayer por la manana. Estaba… eh… un poco preocupado por tu segunda prueba psicologica.

– Garrett es un capullo arrogante -dijo Miranda, y se metio el pelo detras de las orejas. La mano le temblaba y quiso disimularlo.

– Si, bueno. Clark le escucho. Estan preocupados por ti. Creen que necesitas un poco mas de tiempo.

Los dos sabian a que se referia. El tiempo. El tiempo se habia convertido en un enemigo.

– Hace dos anos que ocurrio aquello, Quinn. ?Que decia, concretamente, el puto perfil?

Miranda se detuvo y lo miro. Cuando el rehuyo su mirada, ella supo, supo que estaba jodida.

– Que tienes una personalidad obsesiva, y eso podria nublarte el juicio y poner en peligro las vidas de tus

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