de tanta confusion. Sentia su corazon roto, pero todo mezclado con el amor. Nada tenia sentido. Era mucho mas facil existir y controlar sus emociones antes de que Quinn volviera a entrar en su vida.

Se lo quedo mirando un momento y vio que una expresion de frustracion le cruzaba fugazmente el rostro. Se giro y echo a correr hacia su cabana, sintiendose como una cobarde pero sin saber que otra cosa hacer.

Quinn vio como se alejaba y sintio que algo se le encogia en el pecho. Al volverse hacia el fregadero se dio cuenta de que el grifo seguia abierto. ?Habia estado abierto todo el rato? Lo cerro de un manotazo.

?Que acababa de ocurrir?

Creia que Miranda empezaba a abrirse con el. Habia matizado sus sentimientos hacia el. Penso que quizas hubiera una esperanza…

Y ese beso. El tiempo o la distancia lo hacia aun mas dulce. Y el queria mas.

?En que estaba pensando? ?Acaso creia que podrian retomar su relacion donde la habian dejado? ?Que el le podia decir que todavia la amaba y que enseguida se pondrian a hablar de matrimonio?

Quinn nunca habia dejado de amar a Miranda. Ella lo irritaba, lo contrariaba, lo enfurecia, pero la habia amado casi desde el principio. Estaba orgulloso de ella, admiraba su inteligencia, su fuerza y su perseverancia. Era una mujer muy bella. Verla ahi sentada frente a el comiendo tarta de pacana le traia recuerdos de hacia diez anos, de aquella vez que paso dos semanas de vacaciones en la hosteria. En la cabana de ella. Cuando se metian a hurtadillas en la cocina para comer tarta de pacana y apenas alcanzaban a volver a la cabana de las ganas que tenian de hacer el amor.

Quinn no tenia tiempo para relaciones duraderas. Habia tenido relaciones con unas cuantas mujeres a lo largo de los anos, pero eran episodios breves. Ninguna podia compararse con Miranda. Algunas eran mas guapas, otras mas inteligentes, pero ninguna era Miranda. Su chispa. Su fuerza. Ella.

?Que habria pensado ella? ?Por que no podia responder a su pregunta? El habia esperado a que Miranda le saltara a la garganta que le gritara por haber tomado esa decision en Quantico. No esperaba ver una emocion tan abierta y llena de deseo en sus ojos insondables.

?Maldita sea! Queria seguirla, queria explicarle una vez mas las razones de haberla apartado de la Academia. Ella queria centrarse en opinion del psiquiatra, en su obsesion con el Carnicero, pero eso era solo una parte de su razonamiento. Si hubiera sido solo por el psiquiatra, Quinn nunca se habria mostrado de acuerdo para que la apartaran del programa.

Lo que Miranda nunca habia entendido, y era evidente que el tampoco conseguia hacerle entender, era que los motivos por los que aspiraba a ser agente del FBI estaban mal planteados. Trabajar para el FBI no le daria lo que ella esperaba, y Quinn temia que entonces Miranda se sintiera fatal.

Quizas hubiera sido preferible dejar que se sintiera asi. Pero la amaba demasiado, y Miranda era una persona demasiado leal; no podia abandonarla cuando se diera cuenta de que idealizaba la profesion de agente del FBI.

Para decirlo alto y claro, Miranda queria ser agente del FBI para tener la autoridad de perseguir al Carnicero. No se habria sentido satisfecha trabajando en Florida, por ejemplo, o en Maine o en California, a menos que el Carnicero comenzara a cazar en uno de esos estados. Y era muy probable que la hubieran asignado al escuadron de robos o al de corrupcion politica, experiencias que no le ayudarian en lo mas minimo a enfrentarse con sus demonios.

Quinn albergaba la esperanza de que, al cabo de un ano, Miranda se habria dado cuenta de que no deseaba en absoluto convertirse en agente, o que habria superado la obsesion con el Carnicero y aceptaria cualquier tarea que le asignara la oficina.

Cerro los ojos, sin saber bien como pensar en el dolor y la rabia de Miranda hacia el. Durante unos minutos, casi habian llegado a ese punto de confianza en que podria haber dicho cualquier cosa, y ella se habria abierto. Pero no habian llegado ahi, y el no sabia si algun dia lo conseguirian. En cuanto el se acercaba demasiado, ella levantaba una barrera invisible.

A veces le daban ganas de sacudirla para que escuchara lo que tenia que decirle, para obligarla a no cuestionar todos sus motivos. Pero esa noche solo habia deseado llevarla a la cama y estrecharla en sus brazos.

Si no se abria y hablaba con el, si ella no escuchaba lo que tenia que decir, quedaban pocas esperanzas de restaurar esa relacion rota con la unica mujer que habia amado en toda su vida.

Capitulo 15

Como sucede con ciertos suenos, el no paraba de pulsar en su imaginacion la tecla de «Rebobinar». Queria ver a Theron surcando el cielo, volando a mas de trescientos kilometros por hora, batiendo poderosamente las alas, seguro en el veloz tramo final hasta llegar al vencejo y dejarlo aturdido en el aire con un certero golpe de sus garras.

Repetia el mismo sueno una y otra vez, a voluntad. En alguna parte de su subconsciente le preocupaba el lugar donde se encontraba, y a quien esperaba, pero por ahora se entretenia en rebobinar el vuelo de su depredador en un ejercicio de caza.

No se desperto hasta que el frio metal de las esposas se giro en su muneca.

Ella habia vuelto.

Se revolvio entre las sabanas empapadas de sudor y ella se rio. La risa en sordina que el conocia muy bien.

– ?Que? -pregunto el, con la voz espesa por el sueno. Theron desaparecio y recordo donde estaba.

De vuelta en Montana.

– Te deseo.

– No, estoy cansado.

Silencio. Se desperto del todo.

Nunca me digas que no.

La luna en cuarto creciente brillaba con fuerza a traves de las grandes ventanas, proyectando sombras grises en el loft. Destacaba su cama, una comoda solitaria y su rifle de caza.

Y ella.

Iba vestida de negro, con el pelo rubio recogido atras en un mono compacto. Su menton delicado y su piel palida eran solo una ilusion, porque no habia nada suave en aquella mujer.

Ella fruncio el ceno ante su rechazo.

– Vengo aqui en medio de la noche a darte placer, ?y tu me dices que no?

?Placer? Quiza para ella. Siempre para ella. Le daba rabia reaccionar asi. Intentaba una y otra vez que su cuerpo no lo delatara. Pero ella sabia que hacer.

?Por que habia vuelto? Porque el impulso era muy fuerte, y el no podia resistirse. El castigo por ceder al impulso de cazar era tener que ver a La Puta.

Ella le quito la sabana de encima y volvio a fruncir el ceno.

– ?Estas vestido!

Se dejo caer sobre su vientre y le quito los calzoncillos. Le dio una fuerte palmada en las nalgas. ?Chac!

?Chac! ?Chac!

– Lo siento -dijo, con una voz que parecia sincera-. Sabes que detesto hacer eso -dijo, y beso el lugar en cuestion, donde le habia pegado.

Le fascina. Hizo una mueca cuando ella busco entre sus piernas y le cogio la polla. Ya estaba casi duro. Maldito fuera su cuerpo. Ojala se pudriera en el infierno. ?Por que reaccionaba ante ella? Siempre. Un dia se la cortaria por despecho. Se la enviaria por correo en un bonito paquete. Ya que tanto le gustaba, podia quedarsela.

Ahora se iba endureciendo en sus manos, y gemia, intentando sepultar el ruido bajo la almohada. Pero ella lo

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