oia todo, y el sentia su sonrisa fria a sus espaldas.

– Venga, venga, carino -murmuro ella, soltandolo y trepando sobre su espalda. Le giro levemente el cuerpo para poder besarlo-Ha pasado mucho tiempo.

No lo bastante.

– Si -dijo.

– ?Me has echado de menos?

Joder, no.

– Claro que si.

– Ya me lo pensaba. Me ha costado mucho escaparme.

Ya, ?esperas que me lo crea?

Durante anos, su marido habia sospechado que ella tenia un amante. Sin embargo, el muy imbecil jamas se imagino que fuera con el.

– Tengo algo especial para ti.

No, no.

Se giro y la vio sacar un consolador largo del bolsillo de su chaqueta. Un extremo era grueso, el otro delgado. No lo habia visto en mucho tiempo.

No.

Lo obligo a tenderse de espaldas y empezo a desnudarse. Tenia el cuerpo en plena forma. A punto de cumplir los cuarenta anos, conservaba una figura delgada, firme y elegante. El cuerpo de una bailarina, el rostro de un angel y el alma de un demonio.

Se monto a horcajadas sobre el. No sobre su pene sino sobre su cara. Le restrego su maldito cono en la boca.

– Haz que me corra, carino.

El no se podia negar. Sabia lo que pasaba cuando protestaba. De modo que le comio el cono como a ella le gustaba. Quiza, si conseguia satisfacerla, no usaria ese maldito aparato.

Ella empujaba con tanta fuerza contra su cara que no podia respirar. Y ella lo sabia perfectamente. Pero si el la rechazaba, ella le haria mucho dano.

Se levanto apenas para que el pudiera respirar, y luego se agito sobre su cara al correrse, cogiendose de la cabecera de la cama y gimiendo.

– Ah, si -dijo, mientras se deslizaba por su cuerpo y lamia sus propios jugos de la cara de el -. Ha sido muy agradable. Te mereces una recompensa.

No.

Ella le abrio las piernas y sonrio ante su ereccion palpitante. La luna le ilumino el cuerpo con sus sombras azules, dandole a su placer un tinte siniestro. Perverso.

Ella era pura perversion.

Le acaricio el pene con gesto casi amoroso. Cogio el consolador de la mesilla de noche y se metio el lado grueso en el cono humedecido, gimiendo de placer. Tenia un cinturon, y se lo ajusto.

– No -chillo el. Odiaba aquello, y ella lo sabia.

– ?Has dicho no?

Mierda, el no queria decir que no. Se le habia escapado.

– No he dicho nada.

– No mientas. -Le dio una bofetada y el se mordio la lengua.

Maldita puta.

El no podia hacer nada. Si protestaba… ella conocia sus secretos. Cada uno de sus oscuros secretos. Sabia lo de las chicas. Lo sabia y se burlaba de el. Disfrutaba de su rabia, de su enardecimiento.

Se alimentaba de ello.

Le toco suavemente la cara, jadeando de placer. El placer que sentia haciendole dano.

– Lo siento, carino, pero deberias saber que a mi no se me dice que no.

Llevaba quince anos jugando con el y si no hacia exactamente lo que ella queria, cuando lo queria, ella lo amenazaba con arrancarle lo que mas valoraba.

Su libertad.

Te odio.

?La odiaba de verdad? ?Si! Pero hubo un tiempo… recordaba un tiempo en que la buscaba y la tocaba y ella lo consolaba. Le lamia las heridas. Lo abrazaba y le murmuraba palabras suaves. Lo tocaba con carino.

Eso habia ocurrido hacia mucho tiempo, pero el pasado lo tenia cogido en un puno de hierro, indestructible. Como ella.

Asi que se quedo tendido y no se movio. El era su puto y nada podia hacer para remediarlo. Le dolia, pero tenia la polla dura como una piedra. El placer y el dolor, tan entrelazados. No podia tener uno sin el otro.

Ella gemia y se retorcia, a punto de volver a correrse. Si se corria pararia, y el no tendria su alivio. A ella nunca le importaba el. Todo era para ella. Siempre para ella.

Imagino que lanzaba a La Puta al suelo y luego le metia el consolador por el culo. Se imagino golpeandola hasta dejarla sin sentido o hasta que le suplicara que parara. No le costaba imaginarsela con dos tornillos en las tetas, las tetas que nunca le dejaba tocar.

La imagen lo llevo al orgasmo y gimio con el alivio.

Ella empujo con tanta fuerza que su gemido de placer se convirtio en grito de dolor. Cuando le hizo dano, ella se corrio, toda ella caliente y humeda. Se dejo ir contra el y le beso las lagrimas.

– Eso, carino, ha sido por decir que no.

Te odio.

Se salio bruscamente y le saco el consolador. Se vistio, le dio un beso, un beso casi tierno, y le abrio las esposas.

– Volvere -dijo, con una gran sonrisa.

Bajo esa ternura falsa, era una puta malvada. El la siguio con la mirada hasta que salio.

La odiaba. Pero estaba atrapado de por vida. Si intentaba matarla, fracasaria. Queria desesperadamente cazarla y cortarle el cuello. Ver como su falsa sonrisa se convertia en un gesto grotesco de dolor. Verla darse cuenta de que su creacion era su perdida.

Si el se iba, ella lo encontraria. Si no podia encontrarlo, contaria sus secretos. El sabia lo que ocurriria si ella iba a ver al sheriff. Todo lagrimas y ternura. Todo una mentira.

– No lo sabia, sheriff, hasta que encontre los carnes de conducir…

Una mentira. Siempre mentiras. Pero ellos creerian a La Puta. Con sus lagrimas de cocodrilo y sus ojos enormes.

Nadie le creeria a el. Siempre le creian a ella.

Era demasiado pronto, pero tenia mucha rabia acumulada. El miedo lo enfurecia todavia mas.

Demasiado pronto, pero ?que podia hacer? La Puta habia empezado. Siempre tenia ese aire como si estuviera al mando. Como si el tuviera que escucharle y hacer todo lo que ella ordenara. Cuando ella echo a volar a Penny de su nido de amor, lo habia obligado a cazar. A matar.

No era su intencion matar a Penny. Solo la encerro en la cabana para hacerle entender que la amaba, que el tipo con que estaba saliendo la iba a traicionar. Queria saber por que le habia mentido

Nunca quiso matarla. Pero a veces la unica manera de llegar a la verdad era haciendole dano a la gente. Asi lo hacia su madre, y el siempre decia la verdad.

Estuvo a punto de convencer a Penny. Todo lo que el habia aprendido funcionaba. Ella decia lo que el queria que dijera. Dejaba que la tocara sin gritar. Habrian sido felices juntos para siempre, si el hubiera tenido un poco mas de tiempo para hacerla entrar en razon.

Pero La Puta no queria que el fuera feliz. Una noche lo siguio y le arrebato la unica mujer que amaba. Y solto a Penny.

Penny echo a correr. Corrio para alejarse de el cuando el le rogaba que se quedara. El no quiso matar a Penny. Solo queria que se quedara con el.

Cuando la alcanzo, supo que todo lo que le habia dicho era mentira. Ella no lo amaba, ni queria quedarse con el. ?Mentiras y mas mentiras!

Murio de la manera mas indolora posible. El nunca habia querido hacerle dano. Sin embargo, no pudo

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