hectareas. Era imposible mantener una vigilancia que abarcara toda esa extension.

Nick no se podia permitir que uno de los hombres mas poderosos de Montana se volviera contra el o contra la Oficina del Sheriff. Era preferible investigar la cabana en secreto, y luego informar en caso de que descubriera algo.

Tampoco pensaba encontrarse con nadie. Solo queria confirmar que existia y echar una mirada. Si encontraba pruebas de que habia intrusos o de que hubiera sido habitada recientemente, traeria a un equipo de investigadores y hablaria con Parker.

El juez no declaraba la propiedad como fuente de ingresos, pero eso no significaba gran cosa. Podia alquilarla a amigos los fines de semana, o quiza la usara el. La habia heredado de su padre, segun los registros patrimoniales. Aquella cabana en concreto estaba situada en el culo del mundo, como muchas casas de vacaciones en el sudoeste de Montana.

Si Nick no se hubiera pasado cinco horas en el Registro de la Propiedad examinando todas las propiedades registradas en un radio de quince kilometros del lugar donde habia aparecido cada victima conocida, nunca se habria fijado en esa cabana.

Llamo a Quinn cuando se acercaba al desvio de la Hosteria Gallarin para saber si queria acompanarlo. Pero contesto el buzon de voz y Nick no dejo mensaje. Ir hasta Big Sky era un capricho, porque era probable que su corazonada no llevara a ninguna parte. Despues de pasar los ultimos dias zarandeado por la prensa, preferia que su hipotesis fuera un secreto hasta tener alguna prueba.

Al final, descarto las dudas y continuo subiendo los tres kilometros sinuosos que quedaban por el camino estrecho y lleno de arbustos.

Tras un giro brusco, desemboco directamente en el garaje de la cabana, y aunque Nick esperaba encontrarla de un momento a otro, lo cogio por sorpresa. Freno de golpe y apago las luces al mismo tiempo.

Apago el motor y bajo de la camioneta. Al sentir el aire frio se abrigo cerrandose el anorak. Desde que el sol se habia puesto, la temperatura rondaba los diez grados. La prevision del tiempo calculaba unas minimas de cinco. Se encogio de frio pensando en Ashley van Auden.

En la epoca en que era pareja con Miranda, Nick se dio cuenta de que a ella le pasaba algo con el calor. Se daba unas duchas con agua que habrian escaldado a cualquiera. Se abrigaba cuando hacia buen tiempo. Siempre llevaba mantas y cafe caliente en el coche. Durante mucho tiempo, Nick lo habia visto como costumbres muy especiales. Nunca lo relaciono con la agresion del Carnicero hasta una noche, poco antes de que se separaran.

Oye, Randy, vamos a dar un paseo por el lago Meyer.

Era verano y los termometros todavia rondaban los veintisiete grados, a pesar de que se acercaba la hora de ponerse el sol. Prometia ser una noche deliciosa.

– No tengo ganas.

Nick fruncio el ceno. Estaba acostumbrado a los cambios de humor de Miranda, pero ella solia ser muy espontanea. Le fascinaba esquiar, bajar los rapidos en balsa; era la unica mujer que conocia que sentia pasion por la vida al aire libre. Era una de las razones por las que se habia enamorado de ella.

El lago Meyer era uno de esos lugares donde iban las parejas a banarse desnudas.

Mierda, habia metido la pata.

– Lo siento, deberia haber pensado…

Ella lo interrumpio.

– No me importa que me vean, Nick.

– No se me ocurrio pensar -dijo el, frunciendo el ceno.

– Esta noche hara unos quince grados. El no le entendio.

– Te prometo que volveremos a casa antes de que haga tanto frio. Ella lo miro, desilusionada.

– No pienso ir a nadar a ningun lugar de noche.

Acabaron quedandose en casa de Nick mirando una pelicula. Nick creia que Miranda no queria que la vieran desnuda, con el cuerpo lleno de cicatrices, y se sintio mal por haberlo sugerido.

Ahora lo sabia. No era el hecho de estar desnuda, sino de estar desnuda en el agua fria.

Nick se dio cuenta de que habia echado mano de la pistola de diez milimetros que llevaba. Casi volvio a enfundarla.

Pero, no. Decidio permanecer alerta.

No habia luces encendidas en la cabana. Parecia desierta. Nick se relajo.

La rodeo. Era una estructura clasica en A, con una sala o salas grandes en la primera planta, apoyada sobre pilares. Y una especie de atico en la parte superior.

Subio las enclenques escaleras que llevaban al balcon que la rodeaba. Era evidente que no habia nadie. Estaba oscuro. No habia vehiculos. Vacia. Aun asi, Nick estaba tenso, con todos los sentidos alerta.

Miro por la ventana, y la media luna le permitio ver unas cuantas sombras. Algunos muebles, un sofa, una silla, una mesa. Nada de equipaje. Nada de comida en la mesa. Ninguna pistola, ni cuchillo ni mujer atada al suelo.

Si, habia sido una perdida de tiempo venir.

Enfundo la pistola, echo una mirada por el balcon. Habia dos sillas tumbonas apoyadas contra la pared de la casa. Cruzo al otro lado del balcon y miro hacia el lago, a unos cien metros, cuya superficie quieta reflejaba la luna.

?Que voy a hacer ahora?

Nadie sabia que habia ido hasta alli. Volver a casa, dormir unas cuantas horas, contarle a Quinn que habia revisado los registros de propiedad con una corazonada que no dio resultado. Olvidarse de todo eso y concentrarse en la lista de cincuenta y pico hombres de la universidad.

Era lo que tendria que haber hecho ese dia en lugar de andarse con corazonadas.

Al girarse se apoyo en la barandilla y vio un par de botas junto a la puerta.

Que raro.

Fue a desenfundar su pistola.

Antes de que pudiera sacarla, cayo, victima de un golpe que le hizo perder el conocimiento.

Capitulo 22

Miranda miro su reloj. Ya eran las siete y media de la manana y Quinn todavia no aparecia.

Tenia el jeep en la universidad asi que dependia de el para volver a la ciudad. ?Por que habria aceptado volver con el la noche anterior?

Estabas agotada. Si, temia quedarse dormida al volante. Llevaba casi dos semanas practicamente sin dormir y la falta de sueno empezaba a pasarle factura.

Sin embargo, le sorprendio dormir tan bien la noche anterior. Nada de pesadillas ni interrupciones. Pero al despertar por la manana, recordo una conversacion con Quinn un ano antes de ser admitida en Quantico. Pensando en ello, llego a la conclusion de que el siempre habia tenido dudas, pero no a proposito de sus capacidades.

– Me marcho manana por la manana -dijo Quinn, echandole a Miranda un mechon de pelo detras de la oreja.

– ?Manana? Pensaba que tenias la semana libre.

– Asi es, pero ha pasado algo.

El tono de voz de Quinn le dio una clave acerca de la verdad.

– Un asesinato.

– Preferirias no saberlo.

– Todo lo contrario.

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