– Miranda, ?por que te haces esto?

Estaban sentados en el porche de la hosteria. Era tarde por la noche y la mayoria de los clientes se habian retirado o tomaban una ultima copa antes de que el bar cerrara a las once.

– Pronto sere agente del FBI, Quinn. Puedo enterarme de los detalles. -Miranda estaba matriculada en cursos de psicologia y criminologia. Ya habia obtenido su licenciatura compaginando sus estudios el ano anterior. Habria ingresado a Quantico ese ano, salvo que todavia le quedaban diez meses para cumplir los veintitres anos.

– No paras de hablar de ello.

– Ya te he contado mis planes.

– Es verdad. Solo que pense que cambiarias de parecer.

– ?Por que? -?Acaso le habia dado a Quinn la impresion de que flaqueaba? Esperaba que no.

El la miro y en sus ojos habia tal carga de emocion que ella se sintio maravillosa y completamente conquistada por el.

– Hace un ano que no paras de asombrarme, Miranda. Has sido todo un estimulo para mi cuando el trabajo comenzaba a hastiarme. Cuando era incapaz de atrapar al cabron que te hizo dano… – Trago saliva y desvio la mirada, pero ella alcanzo a captar el brillo humedo en sus ojos.

– No es culpa tuya. Lo perseguiremos. Y algun dia lo encontraremos.

Quinn se giro lentamente hacia ella, le cogio las manos y se las apreto con fuerza. Ella se abandono en sus brazos, contenta y segura de si misma y de su sexualidad por primera vez desde la primavera pasada.

– Estas tan cerca. Creo… que eres lo bastante lista y estas lo bastante motivada para convertirte en una excelente agente del FBI. Sin embargo, creo que la investigacion del Carnicero te motiva mas que el hecho de querer ser agente. – Quinn suspiro y le acaricio el pelo-. No se si tiene sentido lo que digo.

– Ya te demostrare que soy capaz. -?Habia hablado como si sintiera panico? No, solo queria ser enfatica-. Dijiste que me darias una carta de recomendacion. Pero si no quieres darmela, puedo conseguir otras.

– Te prometi una carta y la tendras.

– Ademas, no ingresare en la Academia hasta dentro de un ano -dijo ella, e hizo una pausa-. No me has contado lo de tu caso.

El la estrecho con fuerza y se quedaron mirando las sombras. Ella llevaba puestas cuatro capas de ropa y una manta alrededor de las piernas. Ahi, con Quinn a su lado, se sentia segura.

– La victima es un menor -dijo el, con voz queda-. Son los peores casos.

– ?Miranda?

Ella tuvo un sobresalto. Quinn estaba al pie de la escalera y la miraba con expresion intrigada.

– ?Vamos? -pregunto.

– Vamos.

Ella deberia haber leido entre lineas en aquel momento. Volviendo a pensar en aquella noche, se dio cuenta de que Quinn tenia reservas desde el principio a proposito de su decision. Le dio la carta de recomendacion porque se la habia prometido, pero no confiaba en que siguiera adelante. Miranda no sabia si estaba mas enfadada con el por su preocupacion o consigo misma por no haberse dado cuenta de ello en su momento.

Estaba tan segura de que queria ingresar en el FBI. Hablando con Quinn de los casos en que habia trabajado y de los asesinos que habia puesto entre rejas, ella se sentia inspirada y llena de esperanza de que tambien podria enfrentarse a los maleantes y al final triunfar.

Eso si, solo habia un maleante que de verdad queria encontrar, que de verdad necesitaba derrotar. No era la primera vez que pensaba que quizas el psiquiatra tuviera razon. Su obsesion por atrapar al Carnicero era lo que la motivaba, lo que la habia llevado a presentarse al FBI. Ella no lo habria llamado obsesion, pero la verdad es que se concentraba en poca cosa mas. ?Como podia abandonar si el seguia cazando mujeres?

– ?Miranda? -dijo Quinn, cuando ya estaban en el coche.

– ?Que?

– ?Pasa algo malo?

– No. -?Tanto se le notaba? Miro a Quinn y le sonrio -. La verdad es que anoche dormi bastante bien.

– Me alegra saberlo. Lo necesitabas. -Habian salido a la carretera principal. Ella miro el reloj del salpicadero. Las 7:50. Empezo a pensar en la planificacion de la busqueda, y volvio a revisar mentalmente la cuadricula que habian elaborado el dia anterior, preguntandose si mandar a sus hombres a inspeccionar algun otro lugar. Cualquier coordenada que escogiera era como un disparo al azar.

– ?Sirve de algo?-pregunto.

– ?Perdon?

No se habia dado cuenta de que pensaba en voz alta.

– Pensaba en la busqueda. Cada vez que secuestran a una mujer, no hago caso de los limites y peinamos miles de hectareas. Y ?de que sirve? Nunca hemos encontrado a nadie a tiempo. No pudimos salvar a Rebecca. ?Por que habre pensado que podiamos?

– Deja de criticarte asi, Miranda. Es lo que hacia Nick ayer porque se sentia presionado por la prensa. Tu eres una especialista en busqueda y rescate. He revisado tus metodos y las rutas que has seguido y yo habria hecho exactamente lo mismo con el personal y los recursos que tenias.

– ?Si?

– Absolutamente. Y si no fuera por lo metodico de tus busquedas, jamas habriamos encontrado algunos cuerpos.

– Pero era demasiado tarde. -Habian encontrado a las hermanas Croft cuatro semanas despues de que las mataran. Con Rebecca habian tardado menos de un dia. Pero habrian pasado varias semanas si el hijo del juez Parker no hubiera hallado accidentalmente el cadaver.

– Anoche hable con Olivia.

– ?Y? ?Ha descubierto algo? No habria llamado si no tuviese noticias. ?Que hay de nuevo?

– Fui yo quien la llamo -explico Quinn-. Y no tiene nada definitivo. Pero ha mandado unas muestras de tierra al laboratorio del FBI en Virginia. ?Sabes de algun lugar por aqui donde haya tierra o arcilla roja?

– ?Roja? -Miranda reviso sus conocimientos de geologia-. No lo creo. En los alrededores, no. -Miranda se mordio el labio-. ?Arcilla roja? Podria hablar con alguien del departamento de geologia, quiza sepan algo.

– Trata de hacerlo discretamente, ?vale? Te dejare en la universidad. Iria contigo, pero tengo que encontrarme con Nick para ver lo de los expedientes de la universidad. Vamos a repartirnos el trabajo con la lista que tenemos. Acabaremos con unas tres docenas de nombres en total, pero es lo unico que tenemos por ahora hasta que Olivia nos de algun resultado definitivo.

Miranda miro a Quinn de reojo. ?Queria que investigara aquello? No esperaba que la incluyera en sus planes, a la luz de lo ocurrido en el pasado. Saber que el confiaba en ella para encontrar respuestas, aunque fuera solo un pequeno aspecto de la investigacion, significaba mucho.

– Gracias -dijo.

– ?Por que?

– Por confiar en mi.

– Solo te pido que tengas cuidado -dijo el, finalmente.

La Puta iba a despellejarlo vivo.

Pero ?que se suponia que tenia que hacer el? Ese jodido poli habia venido a meter las narices. ?Que habria pasado si hubiera decidido saltarse todas las normas sobre inspecciones y busquedas, si hubiera entrado en la cabana?

El no podia decirle nada a La Puta a proposito de eso. Ella no sabia todo lo que el guardaba. No lo habria entendido. El necesitaba una conexion con las mujeres que habia cuidado. Manoseaba sus fotos y lo recordaba todo a proposito de ellas. La suavidad de su pelo. La belleza de los cuellos. Y sus pechos… sobre todo amaba sus pechos. Bellos, redondos, llenos.

No, ella no lo entenderia.

Pero ahora tenia que deshacerse del jodido vehiculo del poli. Quiza lanzarlo por la orilla del camino. O abandonarlo donde lo encontraran facilmente. ?Era preferible esconderlo o dejar que lo descubrieran?

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