de la mesa. Estaba hablando por telefono y leia un fax. Quinn reconocio el logo.

Buro Federal de Investigaciones. Seattle. Era su oficina.

Arranco el papel de manos del ayudante del sheriff. Era la informacion solicitada sobre David Larsen.

Camioneta… modelo reciente, todoterreno. Potente. Licenciado por la Universidad de Montana… doctorado en Colorado… biologo especializado en fauna salvaje… Muy pocos detalles. Cosas que el ya sabia.

Padres… fallecidos. Hermanos… una hermana. ?Una hermana? ?Que decia de su nombre, residencia, estado civil?

Harris colgo el telefono de golpe.

– Este fax esta dirigido a mi.

– Ha llegado a mi despacho.

– Estaba dirigido a mi -repitio Quinn, que empezaba a perder la paciencia.

Harris se incorporo y rodeo la mesa.

– Agente Peterson, no me habia dicho que tenia un sospechoso. ?Que clase de respeto tiene usted por mi oficina?

Quinn se paso la mano por el pelo.

– Usted sabia que estabamos trabajando en la lista. Acabo de recibir esta llamada sobre David Larsen, apenas hace una hora.

– Si el sheriff estuviera aqui, lo primero que habria hecho es llamarlo a el.

Era verdad. Quinn ni siquiera penso en llamar a Sam Harris. Estaba demasiado ocupado intentando contactar con sus superiores para que le concedieran acceso inmediato a recursos e informacion.

– De acuerdo. Disculpeme.

A Harris le temblaba la mandibula. Se puso rojo.

– Vosotros, los federales, creeis saberlo todo. De acuerdo. Resuelva el caso sin mi. Pero lo lamentara.

Quinn creyo que le habia oido mal.

– ?Que significa eso?

– Nada -dijo Harris rotundo, y salio.

Mierda, solo faltaba que se le mosqueara el poli.

– Y se supone que tu eres el diplomatico -dijo para si.

Quinn se acerco a la mesa de Nick y busco entre todos los papeles para ver si Harris se habia quedado con algun otro documento enviado por fax. No encontro nada. Llamo al pequeno despacho de Helena y pidio un par de agentes para los dos dias siguientes. Necesitaba ayuda y no tenia reparos en pedirla.

Sobre todo si estaba en juego la vida de una chica.

Su mirada se poso sobre una pequena foto medio oculta bajo el secante y la saco. De hecho, era una serie de cuatro fotos. Miranda y Nick en un fotomaton. Miranda sonreia en todas las fotos, un poco pendiente de su aspecto, aunque era probable que nadie mas que ella y Nick vieran jamas esas fotos.

Por su parte, Nick estaba mas animado. Primero con una ancha sonrisa, luego con una expresion jocosa y, en la tercera, poniendole orejas de burro a Miranda.

En la ultima foto, el la miraba a ella. Por la intensidad de esa mirada, Quinn supo que Nick la habia amado.

Todos los celos que en su momento sintio por la relacion amorosa y la amistad de Nick con Miranda se desvanecieron. Lo embargo una emocion que le dejo un nudo en la garganta al pensar que su amigo tal vez habria muerto.

Un solo error y Nick habia pagado con su vida. No era justo, y Quinn se juro que haria pagar a Larsen, no solo por las mujeres que habia matado y lo que le habia hecho a Miranda sino tambien por Nick.

Se guardo las fotos en la cartera, para entregarselas a Miranda, y entonces salio a hablar con los agentes y asignar las tareas.

Habia mucho terreno que cubrir y poco tiempo.

Miranda tenia seis agentes asignados a la Unidad de Busqueda y Rescate, y mando a uno de ellos con dos voluntarios a la zona al sur de la autopista de Gallatin. Quinn ya estaba ahi y habia informado a todos a proposito de David Larsen, recalcando que debian proceder con cautela. No hay que perseguirlo. Su mision consistia en encontrar con vida a Ashley y rescatarla, no en detener a un sospechoso.

Tambien insistio en que buscaban a Larsen para interrogarlo aunque todos sabian lo que eso significaba.

Era el primer sospechoso que tenian en doce anos.

Miranda no tenia grandes esperanzas de que su equipo encontrara a Ashley, pero cumplir con lo requerido le ayudaba a olvidar que conocia la identidad del Carnicero. Cuando todos salieron y se encontro sola, se dejo caer en una silla y cerro los ojos.

Y vio su imagen.

Solo habia visto esa foto de Larsen, pero le resultaba facil trasladarla al hombre sin cara que la habia torturado. Al hombre que le habia disparado a Sharon por la espalda.

Corred. ?Corred!

Nunca habia visto a David Larsen. Recordaria su cara. Pero conocia su voz, ese tono hueco, cruel en su ausencia absoluta de emocion. Sus palabras y sus actos no se correspondian con ese tono distante, casi aburrido.

Estaba segura de que nunca lo habia visto porque un corazon despreciable como el suyo no pasaria desapercibido. Tenia la cara marcada por el odio hacia las mujeres.

Sin embargo, en la foto, David Larsen no parecia un individuo perverso ni consumido por el odio. Tenia la cara de un hombre normal y corriente. Superficialmente agradable. Normal.

El Carnicero era cualquier cosa menos normal.

Recordo una leccion biblica de su padre. Que el mal podia ocultarse en la belleza, que los corazones negros a veces se revestian de compasion. El mal no anunciaba con tarjetas su visita inminente. El mal iba y venia con una sonrisa, sonriendo a las vidas destruidas que dejaba en su estela. La serpiente que habia seducido a Eva para que probara del fruto prohibido no podia haber sido una criatura repulsiva porque ella habria huido aterrorizada. No, la serpiente tenia que haber sido un ser hermoso, algo que se ganaba facilmente la confianza de todos. No te fies de las apariencias.

El mal se esconde bajo la superficie.

– ?Miranda?

Miranda pego un salto y se llevo la mano al arma, todo al mismo tiempo.

Era el agente Booker.

– Mierda, Lance.

– No era mi intencion asustarla.

– No me has asustado. -La habia aterrorizado. Sentada ahi sola, pensando en el Carnicero. Y en David Larsen y en Sharon… – ?En que puedo ayudarte?

– El agente Peterson me ha pedido que hoy me quede con usted. Ya sabe, como no han encontrado a Larsen, ni nada.

La semana anterior, la habria enfurecido la proteccion de Quinn. Ella no solo era capaz de defenderse sola del Carnicero, sino de defenderlos a todos, del Carnicero y de cualquier otro mal que se atreviera a poner un pie en sus tierras de Montana.

Pero aunque supiera defensa personal, y entrenara a un grupo de mujeres en la universidad, se mantuviera en buena forma fisica y pudiera orientarse en cualquier punto del condado, la sola idea de enfrentarse a David Larsen en persona la paralizaba.

– Gracias, Lance -dijo.

Cruzo hasta el mapa en la pared y se quedo mirando, haciendo acopio de valor para superar las horas que quedaban del dia. Si encontraban a Larsen, ?los llevaria hasta Ashley? ?Les diria donde estaba Nick? ?Si estaba vivo o muerto?

?Que buscaba Nick en la oficina del Registro de la Propiedad? Habia consultado los titulos de propiedad de todas las tierras de la region. Incluyendo la de su padre, segun observo cuando ella y Quinn los revisaban. Nada le llamo la atencion. ?Que le habria llamado tanto la atencion como para que arriesgara la vida en su investigacion?

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