– Nick esta dentro de la barraca con Ashley. Voy a sacarlos. No veo a Larsen por ninguna parte, pero manten los ojos bien abiertos.
Silencio.
– ?Lance? ?Estas bien?
– Estare bien. Solo necesito un minuto.
Joder. Ahora tenia a dos polis gravemente heridos y a una chica. Lo primero era lo primero, tenia que liberar a Ashley, y luego pensaria en una manera de sacarlos a todos de ahi.
Miranda apunto al candado. Necesito dos balas para abrirlo, y luego dio una patada a la puerta.
El hedor a sangre, a sexo violento y a desechos humanos le dio de lleno, asqueroso y familiar. Tuvo un amago de arcada y giro la cabeza. Ella y Sharon habian vivido en una suciedad igual a esa.
Se quedo paralizada. Queria entrar y comprobar que Nick se encontraba bien. Pero sentia los pies cargados de plomo, como si los tuviera calzados en cemento. Cuanto mas intentaba moverlos, mas pesados se volvian.
Comenzo a temblar. Con solo pensar en cruzar el umbral de aquel espacio que ya empezaba a encogerse, sintio que se le entumecia todo el cuerpo. Su vision periferica comenzo a reducirse lentamente.
Cayo de rodillas.
– ?Miranda?
Era la voz de Nick. Ronca y pastosa.
– ?Miranda! -Seguia siendo pastosa, pero en son de orden.
– Nick, yo… -Respiro hondo. Si no se tranquilizaba, acabaria sufriendo un ataque de nervios.
– Te necesito. Ashley te necesita. Entra de una vez. Ese tipo esta a punto de volver.
Despues de tantos anos, el Carnicero conseguiria vencerla. El la habia convertido en una claustrofobica. El le habia inoculado el miedo.
– Yo… no puedo.
– Si que puedes, Miranda. Yo se que puedes. Confio en ti. Respira hondo. -Nick balbuceo algo y tosio, esforzandose para pronunciar cada palabra-. Tu puedes -dijo, finalmente, con aliento entrecortado.
Ella podia, ?no? Podia vencer su miedo. Tenia que vencerlo. Por Nick. Por todo lo que el habia hecho por ella, por su apoyo y su valor y su amistad. No habia llegado hasta alli para fallarle.
Y, ademas, amaba a Nick. Ahora veia con gran claridad la diferencia entre Nick y Quinn. Los amaba a los dos. Nunca se habia dado cuenta de eso. Pero podia amar a dos hombres. A uno como amante, al otro como hermano.
Volvio a respirar hondo y se obligo a entrar en la habitacion que no paraba de encogerse. Las paredes empezaron a combarse hacia dentro, y a cada paso que daba se estrechaban mas. Sintio el pecho totalmente apretado. No le quedaba aire.
Temblando, cogio la cuerda que ataba a Nick. Sus dedos intentaron deshacer los elaborados nudos. Las paredes se le acercaron, como queriendo cogerla.
– Miranda -dijo Nick, con voz ronca.
– Te sacare de aqui. -Su voz sonaba debil y temblaba de pies a cabeza. Se concentro en los nudos. Si se ocupaba en desatarlos, se olvidaria de las paredes que se estrechaban, de la fetidez, de los recuerdos de la violencia. Tenia que olvidarlo. Por Nick. Por Ashley.
Por si misma.
– Olvidate de mi. Saca a Ashley de aqui. Luego envias a alguien a buscarme.
– No puedo, Nick. El Carnicero es David Larsen, el hermano de Delilah Parker. La policia no puede encontrarlo, pero lo han visto cerca de aqui. No te puedo dejar. Vendra por la noche. -O incluso antes.
– No creo que pueda salir de aqui -dijo Nick, con un hilo de voz.
– No te abandonare. -Miranda tuvo que tragarse el miedo y la verguenza ante la posibilidad de fallar, y siguio concentrada en los nudos para no pensar en lo pequena que se habia vuelto la choza desde que habia entrado-. Pensabamos que habias muerto.
– Cometi un error.
– Ya me lo contaras -dijo ella.
?Maldita sea, los nudos eran complicados y estaban demasiado apretados! Su cuchillo. ?Por que no se le habia ocurrido antes? No las tenia todas consigo. La habitacion la estaba ahogando y ahora sudaba, como saturada por su propio panico.
Si no se aduenaba de la situacion, Ashley y Nick moririan. Y si no encontraba una manera de salir de ahi, ella y Lance Booker acabarian haciendoles compania.
Sin embargo, los numeros daban cierta seguridad. Cuatro contra uno, aunque tres estuvieran en condiciones menos que aceptables.
Saco su cuchillo y corto con cuidado las cuerdas para no hacerle dano a Nick. Tardo un minuto y lo consiguio. Luego se puso a desatar a Ashley.
– Nos va a matar -sollozaba la chica.
– No, no lo dejare -dijo Miranda, y
– ?No! ?Vendra! ?Y me cogera!
– Yo escape de sus manos una vez. Volveremos a hacerlo, tu y yo. -Miranda deseaba estar tan segura como sonaba-. Y luego pagara por lo que te ha hecho.
Y por lo que me ha hecho a mi tambien, anadio para si. Ashley era tan menuda que Miranda pudo levantarla.
– ?No! ?No! -grito.
– Tengo que sacarte de aqui, Ashley. Tienes que moverte. Miranda la llevo hasta la puerta y la dejo en el lado de afuera. La chica, que no paraba de sollozar, estaba toda cubierta de sangre reseca y heridas. Era como mirar en un espejo de hacia doce anos. Miranda trago con dificultad y en sus ojos brotaron lagrimas. La chica se cubrio los pechos con el brazo, pero Miranda no tenia para que ver el dano que habia sufrido. Bajo la mirada y se dio cuenta de que ella tambien se cubria los pechos. Dejo caer las manos como si estos la quemaran.
Queria decirle a Ashley que estuviera callada, que el las oiria. Pero la verdad es que ignoraba cuan lejos o cuan cerca de la choza se encontraba David Larsen. Si iba a acudir esa noche… o en ese mismo momento.
Se desprendio de la mochila, la abrio y saco el jersey que llevaba dentro. Se lo puso a la chica. Despues, le paso una botella de agua.
– Bebe, despacio -dijo.
Ashley la cogio, sin dejar de sollozar, acurrucada dentro del jersey demasiado grande.
Miranda cogio dos pares de calcetines gruesos y se arrodillo junto a Ashley.
– Tienes que cubrirte los pies para recuperar el calor.
– ?No me toques!
– Vale -dijo, y le dio los calcetines. Como un animal espantado, Ashley los cogio con un gesto rapido y se los llevo al pecho-. Pontelos. Los dos pares.
Busco a Booker con la mirada y no lo vio.
– ?Lance! -llamo, con voz tensa.
– Aqui estoy -oyo una respuesta apagada. La voz venia de un lado de la barraca. No se habia movido desde que Miranda habia entrado. Miranda llevo a Ashley hasta donde estaba Booker apoyado contra la pared de la barraca. Dejo a la chica en el suelo y se giro hacia el.
– ?Por que no me has dicho que estabas tan mal? -pregunto, y le levanto la camisa. Vio que tenia el pecho herido e hinchado. Le toco apenas las costillas y el se mordio los labios para no gritar, con el rostro contorsionado por el dolor.
– Tienes al menos una costilla rota.
A Lance le costaba respirar, y a Miranda le preocupaba que tuviera un pulmon perforado.