demostrando lo que un hombre deseaba de una mujer.
Fue un beso largo y lleno de pasion; Glory reacciono primero con dudas y finalmente con entrega absoluta. Santos la atrajo hacia si para que pudiera notar su ereccion, para que fuera consciente de lo excitado que estaba, de lo que habia conseguido con su infantil coqueteria.
Acto seguido se aparto de ella. Glory lo miro con asombro. No la habian besado nunca de aquel modo, y el lo sabia.
– ?Lo ves, pequena? -rio con suavidad-. Te dije que era demasiado mayor para ti.
– Te equivocas. Ya te dije que te equivocabas.
Glory se puso de puntillas y lo beso, para sorpresa de Santos, con tanto apasionamiento como el.
El joven no pudo evitar reaccionar de inmediato. Queria controlar la situacion, pero no podia hacerlo. Lo excitaba demasiado, algo que no habia conseguido ninguna chica hasta entonces. Habia algo en ella que lo volvia loco.
De repente tuvo la impresion de que no era el quien controlaba la situacion, sino ella. Supo que lo estaba probando, y no le agrado nada.
– Basta -se aparto-. Ha sido divertido, pequena, pero es hora de volver a casa.
– ?Te vere de nuevo? -pregunto.
Una vez mas, Santos se dio la vuelta para marcharse. Y una vez mas, Glory lo detuvo.
– No.
– Tienes miedo -declaro la joven-. Huyes de mi.
– Eres demasiado joven, Glory Saint Germaine -declaro, mientras acariciaba su mejilla con tanta condescendencia como pudo-. Ha sido divertido, pero es hora de que vuelvas con tus papas.
– Estas aterrorizado.
– Escucha, no estoy huyendo de nada, y no…
– Estas huyendo. Un hombre tan crecido como tu no deberia huir de una nina como yo -dijo con ironia.
Santos apreto los dientes. Estaba furioso. Furioso con ella por insistir; y furioso consigo por no saber resistirse.
– Mira, solo eres una nina de dieciseis anos que busca problemas. De modo que si estas buscando a alguien mayor que tu para echar un polvo te equivocas conmigo. ?Esta suficientemente claro?
Santos supo que la habia herido, pero tambien supo que tenia muchos mas arrestos de los que pensaba. Mantuvo su mirada y declaro:
– Eres un cerdo. ?Te sientes mejor ahora? ?Te sientes mejor sabiendo que controlas la situacion? Que gran hombre.
Glory no le dio la oportunidad de reaccionar. Se dio la vuelta en redondo y se alejo hacia el coche. Santos dudo un momento, pero la siguio.
La llamo varias veces, pero Glory no se detuvo. Al final no tuvo mas remedio que detenerla.
– Por favor, dejame en paz -dijo ella.
Santos noto que habia estado llorando, y en aquel momento sintio algo calido y extrano que creia olvidado. Se maldijo por haber sido tan grosero.
– Lo siento. No debi ser tan…
– ?Tan canalla?
– Si, entre otras cosas peores.
Santos la miro fijamente, pero Glory no aparto la mirada. Una vez mas, sintio cierto respeto por ella.
– Me presionaste demasiado -continuo el-. No me dejaste mas opcion. No deberias jugar con personas como yo, Glory. Debiste marcharte de inmediato.
– Yo no huyo nunca. Quiero volver a verte.
– Eres valiente, lo admito, pero estos asuntos son cosa de dos. Y soy demasiado mayor para ti.
– ?Cuantos anos tienes? -pregunto con exagerada inocencia-. ?Cuarenta?
– Muy astuta. Solo diecinueve.
– Oh, que mayor -se burlo.
Santos rio. De inmediato, siguieron paseando.
– De acuerdo, no soy tan mayor. Pero si lo suficiente, y tu no. Ademas, entre tu y yo hay diferencias que exceden lo temporal.
Pero deja que te haga una pregunta…
– Adelante.
– ?Por que quieres verme de nuevo?
– ?Por que? -pregunto a su vez, sorprendida-. Porque si.
– Eso no es contestacion.
Glory fruncio el ceno, incomoda.
– Bueno… eres muy atractivo, y ademas besas muy bien.
– Vaya, me abrumas -rio, mas encantado de lo que le habria gustado.
Caminaron hacia el coche. Al cabo de un rato, Santos volvio a hablar.
– ?En que colegio estudias?
– En la academia de la Inmaculada Concepcion.
– Estas bromeando.
– ?Todas las chicas de tu colegio son como tu?
– No. Me enorgullezco de ser la chica mas salvaje de aquel lugar. Al menos, en mi curso. Y estoy segura de que la hermana Marguerite estaria de acuerdo conmigo.
– ?Te refieres a la directora?
– Si, y creo que me odia.
Cuando llegaron al coche, Glory pregunto:
– ?Quieres conducir?
– Por que no. ?Adonde vamos? ?Al hotel?
– Si no te viene mal…
– No.
Permanecieron en silencio durante casi todo el trayecto. Santos la miraba de vez en cuando, y cada vez que lo hacia se arrepentia por ello. Cuando tuvieron el hotel a la vista, Glory pregunto de nuevo:
– ?Te volvere a ver?
– No.
– ?No puedo hacer nada para que cambies de opinion?
Santos penso que podia hacerlo. Y eso lo asusto aun mas.
– Lo siento.
– Me lo temia -suspiro-. En fin, dejame aqui mismo. Santos sonrio y la miro.
– Ha sido divertido, Glory.
La joven parecia tan decepcionada que no pudo evitar una carcajada.
– Oh, venga, no me digas que soy el primero que se resiste a tus encantos.
– El primero que se resiste y que me interesara de veras.
– Si te sirve de consuelo, tu tambien besas muy bien.
– ?De verdad?
– De verdad.
– Entonces, ?por que no me besas de nuevo?
Santos miro hacia el hotel. El portero y el aparcacoches se encontraban en la entrada.
– ?Aqui? ?Delante de tus guardaespaldas?
– ?Por que no? Asi tendran algo de lo que hablar.
– Desde luego, eres todo un caso.
Santos la beso con apasionamiento y ella gimio, sensual. Segundos despues se aparto, sobresaltado. El breve contacto lo habia emocionado aun mas que el largo beso anterior. Aquella mujer era puro fuego, y si no andaba con cuidado se consumiria en el.
Acaricio su nariz con el indice y dijo:
– Gracias por el paseo.