locura. Pretender pasarse por Glory ante cuatrocientas personas era una autentica locura.
Camino hacia uno de los espejos y se miro. Estaba palida. Al principio, cuando su amiga le propuso la absurda treta, le parecio divertida. No se habia parado a pensar que pudiera ser tan peligrosa. Las dos chicas eran mas o menos de la misma altura y poseian mas o menos la misma figura. Hasta usaban el mismo numero de zapatos. Todo estaria lleno de gente, y mal iluminado. Su madre no se preocupaba nunca por ella, y su padre se pasaba las fiestas en el bar. Si no hacia nada que llamara la atencion, el plan funcionaria sin problemas.
En su momento lo habia encontrado muy gracioso. Siempre habia sonado con ir a un baile de mascaras como los que salian en las novelas. Ademas, sentia curiosidad por saber como vivian los ricos. Se habia enganado a si misma pensando que era la Cenicienta y que encontraria al principe azul.
Camino hacia la puerta del cuarto de bano, la abrio y miro a ambos lados del pasillo; pero Glory no aparecia por ninguna parte. Volvio a cerrar, suspiro y paso a la salita donde las damas se empolvaban la nariz.
No le sorprendia que Glory llegara tarde. Lo hacia muy a menudo desde que se prestaba a servirle de coartada para poder ver a Santos. Era su mejor amiga y habria hecho cualquier cosa por ella, pero empezaba a estar cansada y a sentir cierto resentimiento.
Antes de que conociera a Santos siempre iban juntas a todas partes. Iban al cine, o a la biblioteca, o a dar un paseo por Audubon Park. Pero ya no se veian nunca. Algo a todas luces normal cuando la mejor amiga de una persona se enamoraba.
Tenia miedo de que las descubrieran al final, y la despreocupacion de Glory solo servia para incrementar su panico. No habia imaginado que pudiera ser tan descuidada con su madre. Mas tarde o mas temprano, aquella bruja notaria el cambio que se habia producido en su hija.
Si no lo habia hecho ya.
Al pensarlo, se estremecio. Hope Saint Germaine la asustaba, aunque siempre habia sido cordial con ella.
Liz no era tan tonta como para creer que su supuesta simpatia fuera sincera. Solo habia decidido que su amistad con Glory era conveniente para su hija y actuaba en consecuencia. Pero su opinion podia cambiar, y entonces intentaria destruir su relacion. Hope Saint Germaine era una mujer muy poderosa y fria. Cuando pensaba en la posibilidad de que utilizara todo aquel poder en su contra, se estremecia.
Por otra parte, era consciente de que su posicion en el colegio resultaba muy vulnerable. Como alumna becada en una institucion para ninas ricas debia mantener un comportamiento intachable en todo momento si no queria arriesgarse a que la echaran.
En aquel momento entro una madre con sus dos hijos, con aspecto de estar cansados. Liz los miro sin dejar de pensar en todo aquel asunto. Glory habia insistido en que nadie los descubriria. Habia repetido hasta la saciedad que en el caso de que se equivocara a ella no le sucederia nada malo. Y poco tiempo atras, le habia confesado que pensaba hablar con su padre acerca de la relacion que mantenia con el joven. Sabia que su amiga estaba asustada, pero no lo suficiente como para no arriesgarse.
Empero, comprendia muy bien sus sentimientos. Mas de lo que Glory imaginaba. Habia pasado buenos ratos con la joven pareja, y pensaba que Santos era el chico mas interesante que habia conocido en toda su vida. Era inteligente, divertido, y atractivo en extremo. La hacia reir, pensar, y conseguia que se sintiera mas bella. Y por si fuera poco no consideraba detestables a las chicas inteligentes. Bien al contrario, la admiraba por su inteligencia. Se llevaban muy bien, y se comprendian. En cierto modo, Glory nunca llegaria a comprenderlo como ella. Liz y Santos procedian de la misma clase social, y ambos se habian visto obligados a luchar duro por conseguir lo que tenian.
En realidad, estaba enamorada de el.
Se mordio el labio. No le agradaba sentirse de aquel modo. Se despreciaba a si misma por desear que Glory y Santos se separaran. Era algo desleal, deshonesto. Pero de todas formas, su amistad hacia Glory era mucho mas importante para ella que sus sentimientos. No la traicionaria nunca. Nunca.
En cualquier caso, estaba convencida de que Santos no se fijaria nunca en ella. Estaba lejos de su alcance. Era demasiado atractivo e interesante.
Fruncio el ceno y penso en el futuro, en su futuro. Algun dia llegaria a ser una mujer rica y respetada. Encontraria una cura contra el cancer o inventaria algo que cambiara el mundo. Entonces careceria de importancia que no fuera particularmente bella.
Aquel colegio solo era el principio. Cuando terminara los estudios en la academia podria obtener una beca en la institucion que deseara. Tendria todo lo que siempre habia sonado.
La madre y los ninos que habian entrado salieron del servicio. Liz sonrio a modo de saludo. Segundos despues de que se marcharan, aparecio Glory.
Al verla, contuvo la respiracion. Llevaba un precioso vestido. No solo parecia una princesa. Parecia la princesa que Liz habria querido ser.
– Llegas tarde.
– Estaba esperando el momento adecuado para marcharme.
– Y tu madre?
– Esta jugando a las cartas con unas amigas. Ni siquiera me ha mirado en toda la noche -respiro profundamente-. Esto va a ser muy divertido. Toda una aventura.
– Estoy muy asustada…
Glory rio. Las dos jovenes entraron en uno de los servicios y se cambiaron la ropa. Glory habia solucionado el problema de sus distintos cabellos por el sencillo procedimiento de hacerse un mono, de manera que tuvo que hacerle otro a su amiga. Cuando termino, la ayudo a ponerse la mascara.
– Estas fantastica -dijo Glory.
– ?De verdad? -pregunto, sintiendose de nuevo como la Cenicienta -. Es el vestido mas bonito que he visto nunca. Ha debido costar una fortuna.
– Puedes quedartelo. Yo solo quiero una cosa: a Santos. Esta noche se haran realidad todos mis suenos.
Liz miro a su amiga con intensidad. A juzgar por su aspecto resultaba evidente que estaba a punto de suceder algo importante.
– Sueltalo de una vez. ?Que secreto escondes?
Glory abrio la boca como si estuviera dispuesta a confesarlo, pero no lo hizo. Llevo a su amiga frente a un espejo y la obligo a mirarse. Liz no podia creer lo que veian sus ojos.
– ?Soy yo de verdad?
– Claro que si. Y estas preciosa.
– Pero no me parezco nada a ti, ni siquiera con la mascara.
– Te pareces lo suficiente. Sin embargo, debes mantenerte alejada de mis padres.
– No te preocupes. No pensaba acercarme. Sobre todo, a ella.
Glory le dio su bolso, que iba a juego con el vestido.
– Toma. El carmin esta dentro, y tambien un cepillo. Si alguien se acerca demasiado a ti, tose y corre al servicio.
– No puedo creer que este a punto de hacer algo asi.
– Todo saldra bien. No temas.
– Ten cuidado, Glory. Asegurate de que nadie te ve al salir.
– No me vera nadie -declaro, mientras apretaba la mano de su amiga-. Recuerda, no te acerques a mi madre. Limitate a dejarte ver de lejos de vez en cuando para que este tranquila.
– ?Y que hay de tu padre?
– Ya te he dicho que estara en el bar toda la noche. Basta con que no aparezcas por alli.
– Estoy tan asustada… Pero debo admitir que tambien emocionada.
– Lo se. Siento lo mismo que tu -la abrazo-. Te quiero, Liz. Eres la mejor amiga del mundo. Ya sabes, te vere aqui mismo a las once y media.
– No llegues tarde, por favor.
– No lo hare.
Caminaron hacia la puerta. Una vez alli, Liz se asomo al pasillo para asegurarse de que no habia nadie. Pero Glory la tomo de la mano y tiro de ella.
– ?Que sucede?
Glory estaba a punto de llorar.