Liz se sento frente al escritorio y cruzo las manos sobre el regazo.

– La senora Saint Germaine ha presentado cargos bastante serios contra ti.

– ?Contra mi? -pregunto asustada.

– Exacto. ?No sabes por que?

– No, hermana.

Hope Saint Germaine se aclaro la garganta y dio un paso adelante.

– ?Me permite, hermana?

La directora dudo antes de asentir.

– De acuerdo.

– Ha llegado el momento de que nos dejemos de juegos, jovencita -declaro-. Lo se todo. Se que has estado ayudando a mi hija para enganarme. Se que has estado mintiendo por ella, sirviendole de coartada.

Habia sucedido. Y Liz sabia que tanto ella como su amiga tendrian que enfrentarse a serios problemas. Miro a la directora, impotente.

– Has estado facilitando una aventura entre mi hija y un chico totalmente inadecuado para ella. ?No es cierto? -pregunto Hope, en tono acusatorio-. Y es posible que fueras tu quien la animara. Es posible que todo esto haya sido idea tuya.

– ?No! -protesto-. No es cierto. No fue asi. Lo prometo.

– Entonces, ?por que no nos dices la verdad? -sonrio Hope, sin calidez alguna-. No queremos acusarte de forma injusta.

Liz respiro profundamente. Se sentia enferma. Deseo no haber ayudado nunca a Glory. Deseo no saber lo que habia sucedido la noche del baile, poder mentir sobre todo aquel asunto. Pero tenia la impresion de que Hope Saint Germaine lo sabia todo. Si mentia de nuevo y la descubrian su posicion seria mucho peor.

– ?Y bien? ?Ayudaste a mi hija?

– Si, senora -murmuro.

– El sabado pasado, ?te pusiste el vestido de mi hija para que ella pudiera marcharse de la fiesta sin que yo lo notara?

– Si, senora.

La hermana Marguerite suspiro, decepcionada.

– Hiciste una promesa, Elizabeth -intervino-. Creiamos en ti. ?Como has podido traicionar nuestra confianza?

– Lo siento, hermana, no fue mi intencion.

– Tienes idea de por que te he llamado a mi despacho,

– Las condiciones de tu beca estan bien claras. No podemos permitir un comportamiento inmoral.

Liz se levanto, muerta de miedo.

– ?No lo sabia! No queria hacer nada que fuera…

– Tranquilizate, Liz -dijo la madre de Glory-. Si nos dices toda la verdad tal vez sea posible convencer a la directora para que sea indulgente contigo.

Liz asintio y se sento de nuevo.

– De acuerdo. ?Que quiere saber?

– Empieza por el principio. Empieza cuando Glory conocio a ese chico.

Liz asintio de nuevo y empezo a hablar. Cuando termino, Hope se llevo una mano al pecho, palida.

– ?Estas diciendo que mi hija y ese chico…?

La hermana Marguerite la interrumpio.

– Elizabeth Sweeney, ?insinuas que han mantenido relaciones? ?Es eso lo que estas insinuando?

– Si -contesto en un susurro.

La monja se santiguo. Hope permanecio en silencio.

– No lo sabia -dijo Liz entre lagrimas-. Solo lo supe mas tarde. Si me hubiera dicho lo que planeaba, me habria negado a ayudarla. Tienen que creerme.

– ?Como vamos a creerte? -pregunto Hope-. Has demostrado ser una mentirosa. Y ahora mi hija y ese canalla…

– Santos no es un canalla. No lo es, senora Saint Germaine. Es un chico inteligente, y una buena persona. Estudia en la universidad de Nueva Orleans, y en cuanto cumpla los veintiun anos se hara policia.

– Basta, Elizabeth -intervino la monja-. Creo que sera mejor que…

– ?Deben creerme! Santos ama a Glory. Queria que Glory se lo contara a usted, senora Saint Germaine, y a su marido. No creia que fuera correcto que…

– Pero lo hizo de todas formas.

– Solo porque Glory se lo rogo. Hasta se pelearon por ello -declaro, mientras se limpiaba la nariz-. Yo misma intente convencerla para que se lo contara.

– Pero no quiso escuchar, ?verdad? Que apropiado.

– Tenia miedo. Dijo que usted no lo aprobaria, que haria cualquier cosa para romper su relacion.

– ?Y que otra cosa podria haber hecho? Ese Santos es despreciable. Un chico que se dedica a seducir a jovencitas inocentes.

– El no es asi. Si lo conociera, si hablara con el…

– Ya lo he hecho y se que clase de persona es -dijo, mientras se ponia sus guantes de cuero-. ?Pensaste alguna vez en contarnoslo a la directora y a mi? ?Pensaste alguna vez que Glory no se estaba comportando de forma correcta, que necesitaba la ayuda de sus supuestas amigas?

– Soy su amiga. Y tenia que ayudarla. Ella ama a Santos.

– No permitire que Glory arruine su vida como tantas otras chicas -declaro Hope, con mucha beligerancia-. Ella es diferente. Sucumbe facilmente a la tentacion. Me asegurare de que no vuelva a ocurrir. No importa lo que tenga que hacer.

Liz se estremecio y se apreto contra su asiento, aterrorizada. Sintio lastima por su amiga. Vivir con aquella mujer debia ser un verdadero infierno.

Hope miro entonces a la monja.

– No creo necesario expresar lo molesta que estoy con esta situacion. Glory asiste a su academia para librarse de las malas influencias. Philip y yo donamos una suma mas que generosa a la institucion, y espero que arregle la situacion de inmediato. ?Esta claro?

– Tendremos que considerar todas las posibles soluciones. No me gustaria actuar de forma apresurada.

– ?Apresurada? Si lo prefiere, sere yo quien actue de forma apresurada.

– Me encargare de todo, senora Saint Germaine.

Liz contuvo la respiracion, casi histerica. La madre de Glory habia prometido que haria lo posible para que la directora fuera indulgente con ella. Pero en lugar de eso, estaba haciendo todo lo posible para que la expulsaran. Era una mentirosa y una bruja que se las habia arreglado para que traicionara a su mejor amiga.

Se levanto, con el corazon en un puno, y miro a la madre de Glory.

– Por favor, senora, no lo haga. Glory es mi mejor amiga. Solo intentaba ayudarla. Nunca haria nada que pudiera danarla.

– Ahora ya es demasiado tarde para disculpas. Ya le has hecho demasiado dano. Has arruinado su vida.

– Necesito mi beca -rogo, a punto de llorar, desesperada-. Por favor. Se lo ruego, no haga que me expulsen.

– Deberias haberlo pensado antes.

Hope se despidio de la monja y se marcho del despacho. Acto seguido, Liz se dirigio a la directora.

– Por favor, hermana, necesito la beca. Le prometo que no volvere a meterme en problemas. Trabajare mas horas en la secretaria, y el resto del tiempo lo pasare concentrada en mis estudios.

– Basta, Elizabeth. Lo siento. No puedo hacer nada.

– Tiene que hacer algo, hermana! Usted es la directora. Estoy segura de que se da cuenta de que…

– Las condiciones de tu beca eran bastante claras.

– Pero…

– Lo siento. Ya no eres bienvenida aqui. Llamare a tus padres.

Liz se cubrio la cara con las manos. Lo habia perdido todo. Habia perdido su beca, y con ella la posibilidad de estudiar en las mejores universidades. Habia perdido su futuro.

Вы читаете Fruta Prohibida
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату