monstruo.
– Glory dijo la verdad. Creo en ella.
Hope entrecerro los ojos y dio un paso hacia el.
– ?De verdad crees que mi hija se enamoraria de alguien como tu? No digas tonterias. Es una Saint Germaine. ?Y tu, quien eres? Nadie.
En el fondo, Santos empezaba a dudar de Glory. Pero mantuvo la compostura de todas formas. No estaba dispuesto a permitir que aquella bruja a arrogante lo supiera.
– Nos amamos -declaro con suavidad-, y estaremos siempre juntos. Espere y vera.
Santos se dio la vuelta para marcharse.
– Si vuelves a verla de nuevo, me encargare de que te arresten.
El joven la miro.
– Te acusare de haberla violado.
– Resultaria algo dificil, teniendo en cuenta que nunca…
– Tengo pruebas de que lo habeis hecho. Y te aseguro que me serviran tu cabeza en una bandeja de plata.
– Atrevase.
– ?Crees que entonces podrias entrar en la academia de policia? ?Crees que permitirian el acceso a un acusado por violacion? Ademas, no dudes que acabarias en la carcel. Somos una familia muy poderosa.
Santos no dudaba del poder de los Saint Germaine.
– Diga lo que quiera decir. Glory no…
– Glory hara lo que yo quiera que haga, lo que diga su padre. A pesar de todo, es digna hija nuestra. No lo olvides.
– No tengo nada mas que hablar con usted.
– ?Ni siquiera vas a despedirte? ?No vas a mandarme al infierno?
Santos no dijo nada. Se dirigio directamente a la salida.
– Corre a esconderte bajo las faldas de la sucia prostituta con la que vives. Y preguntale sobre mi. Preguntale si eres suficientemente bueno para Glory.
– ?Como ha dicho? Repitalo.
– ?Que parte? -pregunto, entre risas-. ?Quieres que repita que Lily es una prostituta? ?O quieres que repita que no eres suficientemente bueno para mi hija? Pues bien, no lo eres. Eres tan sucio como la prostituta con la que vives.
Santos apreto los punos, furioso. Podria haberla matado en aquel instante. Ahora comprendia hasta donde se podia llegar si uno se dejaba llevar por determinadas emociones.
Camino hacia la mujer y se detuvo a escasos milimetros de ella, mirandola con intensidad.
– Diga lo que quiera sobre mi -espeto, con firmeza de acero-. Pero no vuelva a hablar asi de Lily. Si lo hace, le aseguro que se arrepentira. Yo me encargare de que se arrepienta.
Capitulo 34
Glory espero junto al armarito que compartia con Liz. Por tercera vez, comprobo la hora y fruncio el ceno. Eran las doce y veinte y su amiga no habia llegado. Ya habia pasado tres veces por alli, con la esperanza de encontrarla. Sabia que se pasaba la vida haciendo encargos para las profesoras, pero no era propio de ella que se perdiera la comida.
Liz siempre habia sido muy puntual. En general, era Glory la que llegaba tarde.
En aquel momento reconocio a una chica que estaba en una de las clases de Liz y se apresuro a detenerla.
– Pam, ?espera!
– Hola, Glory ?que tal estas?
– ?Has visto a Liz?
– A Liz Sweeney? No ha venido a clase.
Glory le dio las gracias y se alejo. Estaba segura de que habia sucedido algo. Penso que su madre las habria descubierto, pero acto seguido desecho la idea. En su inocencia, creia que en tal caso ella habria sido la primera en saberlo. No Liz.
Seguramente estaria enferma. O alguno de sus hermanos y hermanas lo estaba y se habia quedado en casa para ayudar a su madre.
Se dirigio a la secretaria. Preguntaria por ella. De ese modo, si estaba enferma, podria llamar por telefono para interesarse por su salud.
La secretaria estaba detras del escritorio, dando buena cuenta de un yogur.
– Hola, senora Anderson.
– Hola, Glory. ?Que puedo hacer por ti?
– Estoy buscando a Liz Sweeney. ?La ha visto?
La mujer se ruborizo.
– No, desde esta manana.
– ?Es que ha enfermado, o algo asi?
– Bueno, yo no creo que…
En aquel instante, se abrio la puerta del despacho de la directora.
– Joyce, ?podrias traerme…? Ah, hola, Glory -dijo la monja-. ?Que podemos hacer por ti?
– Hola, hermana -la saludo, apretando los libros contra su pecho-. Estoy buscando a Liz Sweeney. ?Esta enferma?
– ?Se supone que tendrias que estar comiendo?
– Si, pero…
– Te sugiero que vayas a comer. Esto no es asunto tuyo.
– ?Que quiere decir? ?Donde esta Liz? ?Se encuentra bien? ?Por que no esta en clase?
– En fin, supongo que lo sabras todo mas tarde o mas temprano. Elizabeth Sweeney no volvera a la academia. Ahora, sugiero que…
– ?Que quiere decir con eso? ?Por que no? No lo comprendo.
– Como acabo de decir, no es asunto tuyo. Y ahora, si no vuelves a la cafeteria no tendre mas remedio que llamar a tu madre.
La habian expulsado, y Glory no sabia por que. No habia hecho nada malo, salvo ayudarla.
Con el corazon en un puno se dio la vuelta y salio de la secretaria. Pero en lugar de dirigirse a la cafeteria corrio a la salida. La hermana Marguerite la llamo, pero Glory no dudo. Tenia que ver a Liz. Tenia que asegurarse de que su amiga estaba bien. Tenia que averiguar lo sucedido.
Solo podia ser una cosa. Su madre.
Abrio la portezuela del coche, entro y arranco. Miro hacia atras, esperando que todo un ejercito de monjas la siguiera, pero el aparcamiento estaba vacio.
Sabia muy bien lo que aquella beca significaba para su amiga. Liz debia estar destrozada.
Apreto los dedos sobre el volante, casi histerica, perdida, sola. Sin respetar el limite de velocidad, se planto ante la casa de su amiga en un tiempo record. Solo habia estado en el interior del edificio dos veces. Generalmente la recogia en la esquina. No le caia demasiado bien al padre de Liz, y no se molestaba en ocultarlo. Pero el desagrado era reciproco, de modo que a Glory no le importaba demasiado.
Bajo del coche, corrio hacia la casa y entro. La familia de Liz vivia en la cuarta planta. Mientras se aproximaba a la puerta, pudo escuchar una fuerte discusion. Eran las voces de los padres de su amiga. Oyo que alguien lloraba, oyo su nombre, y el de Liz. Sin pensarlo, llamo a la puerta.
La discusion se detuvo y Liz abrio la puerta.
– Soy yo -susurro Glory.
Las dos jovenes se abrazaron. Cuando se apartaron, Glory escudrino la deprimida expresion de Liz. Habia estado llorando, y su mejilla izquierda estaba enrojecida. Su padre le habia dado una buena bofetada.