– No le hagas caso -protesto Santos-. Le gusta decir que es un viejo amigo, pero solo es mi companero, el detective Andrew Jackson. Jackson, te presento a Liz Sweeney. Una vieja amiga.
– ?De verdad? ?Una vieja amiga? Vaya, encantado de conocerte.
– Lo mismo digo.
– ?Desde cuando os conoceis?
Santos miro a Liz antes de contestar.
– Estuve saliendo con una antigua amiga suya. Por cierto, ?que tal esta Glory?
La expresion de Liz se endurecio.
– No lo se. No la he visto en muchos anos. Santos observo la animosidad de su gesto. Una beligerancia similar a la que el mismo sentia y que hizo que se sintiera extrano.
Liz se aclaro la garganta, incomoda.
– Asi que sois companeros… Ya veo que lo conseguiste, Santos. Siempre quisiste ser policia. Tu sueno se ha hecho realidad.
– Vaya sueno, amigo -bromeo Jackson-. Mucho trabajo, poco dinero y ningun respeto. Eso es pegarse la buena vida.
Santos hizo caso omiso.
– Si, lo consegui. Aqui tienes al superpolicia Victor Santos, detective de la brigada de homicidios a tu servicio.
Hablaron durante unos minutos mas antes de que Jackson los interrumpiera.
– Tengo que volver a casa -sonrio a Liz-. Me alegro de conocerte. Espero que volvamos a vernos en algun momento. Y lo mismo te digo a ti, detective.
Santos tosio, comprendiendo el mensaje.
– Mmm, supongo que sera mejor que me vaya. Me ha encantado verte. Ya veo que te van bien las cosas.
Liz se despidio, se dio la vuelta y se dirigio a la cocina. Santos se unio a Jackson en la salida, pero una vez alli se detuvo y volvio la mirada hacia atras. Liz habia hecho lo mismo, y sus miradas se encontraron.
– Espera un momento, Jackson. Vuelvo enseguida. Santos avanzo hacia Liz, sin quitarle la vista de encima.
– ?Te gustaria salir a cenar alguna noche? -pregunto.
– ?Contigo?
– Si, claro. Por desgracia, Jackson ya tiene pareja. -Liz rio.
– Por supuesto que me gustaria. Cuando quieras.
Santos sonrio, encantado con su respuesta y con su evidente confianza en si misma.
– ?Que te parece esta noche?
– Perfecto, pero tendra que ser tarde. Hoy salgo a las nueve.
– Muy bien, en tal caso te vere a las nueve, Liz.
Capitulo 39
Aquella noche, despues de la cita, Santos regreso a la casa que compartia con Lily. Sonrio para sus adentros pensando en Liz y en su beso de buenas noches. Y su sonrisa se hizo aun mayor cuando recordo con cuanta pasion se habia entregado a su abrazo. De haberlo pretendido, habrian hecho el amor.
Cerro la puerta. A medida que avanzaba por la casa iba apagando las luces. Liz le gustaba. Se sentia comodo con ella; le gustaba su conversacion y sus besos eran nuevos y excitantes. La deseaba, pero habia decidido esperar por culpa del pasado, por culpa de Glory. Aquella noche habia pensado en ella todo el tiempo, y no le agradaba. Era como un desagradable fantasma del pasado que se interponia en sus relaciones. Sabia que si hubiera intentado hacer el amor con Liz no habria funcionado. Y no queria estropear su relacion; al menos, tan pronto.
Sabia que mas tarde o mas temprano se convertirian en amantes. Pero no antes de que fuera capaz de mirarla sin recordar a Glory.
La luz del dormitorio de Lily estaba encendida, aunque dudo que se encontrara despierta a tan altas horas de la madrugada. En cualquier caso, se detuvo al llegar a su puerta y echo un vistazo al interior de la habitacion. Se habia quedado dormida mientras leia, algo que no le sorprendio demasiado. No era la primera vez que sucedia.
Mientras la observaba lo domino una profunda tristeza. Los ultimos anos se habian portado bastante mal con Lily. Su salud habia empeorado, y no tenia demasiada energia ni demasiados motivos para vivir.
Sabia que su arrepentimiento y su sentimiento de culpa la estaban destrozando. Echaba de menos a su hija y a su nieta. No hacia otra cosa que buscar en las revistas del corazon en busca de algun articulo sobre ellas, costumbre que irritaba a Santos. Cuando encontraba alguna referencia, la recortaba y la guardaba en una carpeta. Victor odiaba sacarla a comer o a cenar para que se divirtiera un poco, porque cada vez que veia a una familia de apariencia mas o menos feliz se le caia el mundo al suelo.
De repente, su tristeza se transformo en odio. Odiaba a Hope por lo que le habia hecho. La odiaba por su crueldad, por su estupidez, por sus prejuicios. Como odiaba a Glory por lo que le habia hecho a el. Ni la madre ni la hija llegaban a la suela de sus zapatos. Y desde luego, mucho menos a las suelas de Lily.
Entro en la habitacion, retiro de sus manos el libro e intento colocar un almohadon detras de su cabeza. Pero la mujer desperto y abrio los ojos.
– ?Santos?
– Si, Lily, soy yo.
– Ya veo que he vuelto a quedarme dormida.
– A este paso no conseguiras terminar el libro.
– Hacerse vieja es algo terrible. ?Que hora es?
– Mas de la una.
– ?Que tal en tu cita?
– Bien. Muy bien.
Lily dio un golpecito en la superficie de la cama para que se sentara en el borde.
– Cuentamelo todo.
Santos sonrio y se sento, dispuesto a soportar otro de sus interrogatorios.
– Es una chica encantadora e inteligente. Tiene un pequeno restaurante en el barrio frances.
– ?Es atractiva?
– Mucho. De hecho, se trata de alguien que conozco desde hace mucho tiempo.
– Me alegro. ?Volveras a verla?
– Si, definitivamente.
– Bien. Trabajas demasiado, y necesitas a alguien.
– Te tengo a ti.
– Estoy vieja y enferma -nego con la cabeza-. Necesitas una companera.
– Ya tengo un companero -sonrio-. Jackson.
– Me referia a una joven, y lo sabes -protesto-. Quiero que seas feliz, no deseo que estes solo. Estar solo no es natural.
– No te preocupes por mi, Lily. Soy feliz.
Santos se inclino sobre ella y la beso en la frente.
– ?Seguro, Santos? ?Eres feliz?
Santos comprendio muy bien la pregunta. Lily no habia olvidado que una vez, mucho tiempo atras, habia creido descubrir a la mujer de su vida. Victor sabia que su benefactora se sentia culpable indirecta de su desgracia.
– Si, soy muy feliz -declaro, mientras la tapaba con la manta-. Ahora, duermete. De lo contrario, manana no te despertaras a tiempo de salir a dar tu paseo matinal.
– ?Santos?