Se aparto de la ventana y regreso al escritorio. No obstante, no lo habia olvidado. Como no habia olvidado sus abrazos ni la sensacion de ser completamente feliz. Una sensacion que no habia experimentado desde entonces.

Creia que la renuncia a la felicidad era una de las caracteristicas de la madurez y se aferraba a una supuesta leccion que habia aprendido pagando un terrible precio: la muerte de su padre. Una leccion que no olvidaria nunca y un precio que no podria perdonarse.

Echaba de menos a Philip. Tenia la impresion de que en su interior solo habia un inmenso agujero que nada ni nadie podia llenar, que no podian llenar ni las risas, ni las lagrimas, ni el trabajo. Lo habia intentado una y otra vez, sin exito.

Se paso una mano por la cara, agotada fisica e intelectualmente. Penso que se sentiria mejor si dormia un rato, o si comia. Miro el reloj y recordo que no habia comido nada en todo el dia. En cambio, se habia tomado seis tazas de cafe.

– Glory Alexandra, ?por que no me avisaste?

La voz de su madre le parecio tan desagradable como el sonido de unas unas aranando una pizarra. Se dio la vuelta y la miro. Hope se encontraba en el umbral, vestida como una tipica senora de la alta sociedad. Tras ella, la secretaria de Glory movio las manos en gesto de disculpa. Su madre siempre se negaba a que la anunciaran antes de entrar.

– Hola, madre. Pasa.

– ?Por que no me llamaste?

– Te refieres a…?

– Al desafortunado incidente policial, claro esta -dijo, mientras se sentaba-. Es imperdonable que dejara a esa prostituta en el aparcamiento.

Los prejuicios sociales de su madre se habian incrementado con el tiempo. Glory volvio a sentarse en la butaca.

– Esa mujer era un ser humano como tu o como yo. Y lo siento terriblemente tanto por ella como por su familia.

Su madre permanecio en silencio unos segundos antes de decir:

– Por supuesto. No merecia morir. Pero dejarla aqui… Es horrible, horrible.

Glory sabia que no sacaba nada discutiendo con su madre. Nunca estaban de acuerdo, de manera que decidio regresar al tema original.

– No encontre razon alguna para llamarte, madre. No habia nada que pudieras hacer.

Su madre se inclino hacia delante, entrecerrando los ojos.

– Debo recordarte que soy la duena de la mitad de este hotel, y que fue mi herencia familiar la que salvo a Philip, y al establecimiento, de la ruina. Habriamos perdido el Saint Charles, pero no lo hicimos gracias a mi. Debiste llamarme.

Cinco anos atras, cuando se hizo cargo del hotel, Glory habia descubierto en los libros de contabilidad que todas las deudas se habian pagado como por arte de magia. Pero desde entonces su madre no dejaba de echarselo en cara, y estaba cansada.

– Y yo te recuerdo que soy la directora, madre. Si quieres mi puesto podemos hablar sobre ello. Hasta entonces tendras que aceptar mis decisiones. No habia razon para llamarte. Todo esta arreglado.

En aquel momento sono el intercomunicador. La secretaria la informo de que tenia una llamada de un periodista del Times Picayune. Acepto la llamada; su madre se levanto y tomo una de las fotografias que decoraban su escritorio. Era una fotografia de su padre, que le habian tomado por motivos publicitarios poco antes de su muerte. De inmediato sintio un nudo en la garganta.

Tras la muerte de Philip, Hope habia recibido docenas de proposiciones, pero las habia rechazado todas. Mas de una vez habia comentado que nadie podia sustituir a su difunto esposo. Sin embargo, Glory lamentaba su decision porque incrementaba su injustificado sentimiento de culpabilidad.

Al final habia aceptado que su madre no volveria a casarse nunca.

– Si, en efecto -continuo hablando con el periodista-. Cuente conmigo. Si necesita mas informacion no dude en llamar.

Poco despues colgo el telefono.

De inmediato, Hope dejo la fotografia en su emplazamiento original y la miro.

– Supongo que anoche lo viste.

– Si te refieres a Santos, si. Lo vi. Esta llevando el caso.

– Eso he oido. He oido que se ha convertido en un policia -sonrio con desprecio.

Glory decidio salir en su defensa, indignada por su actitud.

– Es un buen detective, uno de los mejores del departamento. Me alegra que este de nuestro lado. Si no quieres nada mas, estoy muy ocupada.

– Por supuesto. Siempre estas ocupada. Ah, queria hablarte de otra cosa. El sabado por la noche doy una pequena fiesta en el hotel, a las ocho en punto. Podias traer a ese encantador cirujano con el que salias. ?Como se llamaba?

– William. ?Que entiendes por una «pequena fiesta»?

– Una cena para veinte personas, pero no te preocupes. Ya lo he organizado todo con el chef y con el jefe de camareros. No tienes que hacer nada.

– Ya hemos hablado antes del tema -dijo Glory, que sabia que el hotel tendria que cargar con los gastos-. No puedes seguir con ese ritmo. El hotel no puede permitirselo.

– Hare lo que me apetezca -espeto-. Es mi hotel.

– No lo comprendes. Si sigues…

– Lo comprendo muy bien. Sin embargo, ?para que tenemos el hotel si no es para disfrutarlo?

– Es nuestro negocio, nuestra forma de vida. Pero ademas es algo mas. Es…

– ?Que es? ?Tu herencia? ?Parte de la familia? Si no fuera por los beneficios solo seria una carga.

– ?Una carga? Si es eso lo que piensas, ?por que lo salvaste? ?Por que utilizaste tu fortuna para evitar su ruina?

– Porque tu padre queria vender nuestras propiedades para salvarlo. Iba a vender la mansion, la casa de verano, el Rolls Royce y mis joyas. No podia aceptarlo. La gente habria empezado a hablar. Habriamos sido el hazmerreir de toda Nueva Orleans.

Glory intento asumir lo que acababa de escuchar. El hotel habia sido uno de los mayores amores de su padre. En cambio, Hope parecia detestarlo.

– ?Y que pasaria ahora, madre? ?Que pasaria si tuvieras que enfrentarte a las habladurias de la gente?

Hope la miro. Habia tal frialdad y determinacion en sus ojos que Glory se estremecio.

– Haria lo necesario para impedirlo, por supuesto.

Su madre se levanto y salio del despacho. Glory la observo sin dejar de pensar en sus ultimas palabras.

Capitulo 42

Liz estaba tumbada en la cama, mirando el techo, intentando poner orden en sus confusos pensamientos. Santos se habia marchado horas atras, antes del alba. Sin embargo, no habia podido dormir desde entonces.

En aquel mismo instante podia estar hablando con Glory, mirando sus ojos, recordando, empezando a desearla de nuevo.

Penso en la pasion que compartian, en lo enamorados que habian estado en el pasado, y un sentimiento insano la empujo a imaginarlos juntos en aquel instante, como los adultos que eran, como adultos que sabian lo que querian.

Gimio y se cubrio el rostro maldiciendose por ser tan insegura. Se repitio que Santos ya no la deseaba. Habia confesado que la odiaba tanto como ella misma.

Respiro profundamente. Las sabanas aun olian a Santos, e intento aspirar todo su aroma.

Lo amaba con locura, pero aquel amor no era reciproco.

Se sento y se abrazo a la almohada. Santos habia dicho que le gustaba mucho, que le agradaba su compania

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