– Lo has presionado durante horas, sin abogado alguno que lo defendiera. Habeis hecho todo lo que podiais salvo acusarlo directamente.

– ?Para que diablos ibamos a leerle sus derechos? No estaba detenido, ni hay cargos contra el. Eran simples preguntas. ?No es cierto, Jackson?

– Lo es.

– No necesitaba un abogado, Glory. Y desde luego, no pidio ninguno. Si lo hubiera hecho, se lo habriamos concedido de todas formas. Es su derecho. Y es la ley.

– Si yo fuera tu borraria ese gesto arrogante de tu cara. Los dos sabemos que le recomendasteis que no llamara a un abogado, que lo convencisteis de que si lo hacia seria tanto como declararse culpable. Y en realidad solo es un chico solitario y vulnerable.

– ?Hicimos tal cosa, Jackson? -pregunto Santos.

– No que yo recuerde, companero. Tal vez este pensando en otro detective. O tal vez haya visto demasiadas peliculas.

– No insulteis mi inteligencia. No estoy dispuesta a admitir mas presiones, ni mas juegos. La proxima vez llevare el caso a los tribunales.

– No vayas tan deprisa, princesa -espeto Santos, mirandola directamente a los ojos-. ?Es que tu empleado se siente culpable de algo? ?Por que estaba tan nervioso?

– No estaba nervioso. Simplemente estaba inquieto por vuestras acusaciones.

– Perdoneme, senorita -intervino Jackson de nuevo-. No lo acusamos de nada. Nos limitamos a hacer preguntas. Es nuestro trabajo.

– Tal vez no lo hicierais directamente, pero lo hicisteis -dijo ella, mirando a Santos-. Cualquiera se habria asustado.

– Yo diria que sientes debilidad por ese chico -observo Santos-. Suena como si le pagaras por algo mas que por aparcar coches.

– ?Como te atreves! ?Como te atreves a insinuar que…?

– ?Y que te hace estar tan segura de su inocencia? ?Tal vez lo conoces? ?Tal vez conoces al asesino de Blancanieves?

– Oh, por favor…

Glory se aparto de el, pero Santos la tomo del brazo y la detuvo.

– No tienes idea de con quien estamos tratando. Como mucha gente, crees que los asesinos son personas de aspecto extrano, personas en cuyos ojos se ve claramente un monstruo. Pero no es asi en absoluto. Se trata de un monstruo, si, pero de un monstruo que camina entre nosotros, desapercibido. Una persona fria, brutal y calculadora. Una maquina de matar, sin compasion ni respeto por la vida humana.

Santos noto su miedo y sintio cierta satisfaccion. Queria asustarla. Sus acusaciones eran tan arrogantes y tan injustificadas que merecia un castigo, aunque fuera minimo. Por el presente, y por el pasado.

– Pero no se trata de un monstruo que podamos identificar por su aspecto -continuo-. Es un manipulador nato. Alguien que necesita hacernos creer que es absolutamente inocente. Todo un ejemplo como persona. O un empleado modelico.

Glory estaba tan palida que Jackson decidio intervenir.

– Santos…

Santos levanto una mano para detenerlo.

– Pete tuvo la oportunidad. Vive en el barrio frances y le gustan las… chicas de la calle. Por otra parte, trabaja durante la noche y puede salir y entrar cuando quiera. Puede utilizar los coches de los clientes cuando le apetezca. Vehiculos de los que sabe que no se utilizaran en varias horas.

– ?Estas diciendo que Pete es el asesino?

– No. Solo estoy diciendo que no tienes derecho a venir aqui a decirnos como debemos hacer nuestro trabajo. Nos tomamos muy en serio nuestra profesion, y te aseguro que somos bastante buenos. Asi que si no tienes nada mas que decir, princesa, yo no tengo tiempo para tonterias. He de encontrar a un asesino.

– No me llames asi.

– ?Prefieres que te llame «alteza»?

– Vete al infierno.

Glory se dio la vuelta y se alejo de el. Mientras lo hacia miro sin querer las fotografias que ocupaban el escritorio y se asusto tanto que dio un paso atras.

Jackson se levanto de la silla y se acerco a sostenerla por si se desmayaba.

– ?Por que no se sienta un momento?

Glory se recobro enseguida. Santos pudo notar perfectamente sus esfuerzos por recobrar la compostura, por colocarse de nuevo la ridicula armadura con la que se defendia del mundo. Unos segundos atras la habia visto tal y como habia sido. Apasionada, llena de vida. Le habia recordado a la chica de la que se enamoro.

– Gracias, detective Jackson. Me encuentro bien. Y ahora, si me permite…

Glory se marcho muy estirada. De todas formas, Santos sospecho que aquella noche no conciliaria el sueno. Las imagenes de las chicas muertas la perseguirian. De hecho, a veces tambien lo perseguian a el.

– Glory -dijo-, en cuanto a tu empleado…

Glory se detuvo un momento y lo miro.

– Esta limpio -continuo Santos, sabiendo que habia ganado la batalla-. Pense que te gustaria saberlo.

– Eres un cerdo.

El detective sonrio y se llevo la mano, como saludo, a un ala de sombrero imaginaria.

– Siempre a tu servicio.

Capitulo 44

Lily desperto con los cantos de los pajaros. Suavemente, se desperezo y abrio los ojos. A juzgar por la suave luz acababa de amanecer.

Se levanto de la cama con cierta dificultad y se dirigio al balcon que daba al jardin central del edificio. Sonrio, abrio las puertas y salio para admirar el nuevo dia.

Por alguna razon la luz matinal le recordaba su juventud. Recordo muchas mananas del pasado, muchos detalles: el suave y dulce olor del aire; el rocio; el aroma de un desayuno caliente; la calidez del sol en el rostro.

Los pajaros continuaban cantando. Parecian angeles.

La rafaga de frio fue tan repentina que por un momento penso que era enero en lugar de junio. Acto seguido penso que debia tratarse de una especie de frio interno, pero no era asi. Tenia frio de verdad. Se froto los brazos y los encontro humedos, sudorosos como si hubiera estado trabajando en el jardin.

Los pajaros cantaban y ella se estaba muriendo.

Lo sabia, aunque no supiera como. Lo intuia con una claridad absoluta.

Miro hacia el patio central intentando ver los pajaros que cantaban, pero no pudo distinguirlos.

Entro de nuevo y salio del dormitorio sin molestarse siquiera en ponerse unas zapatillas y una bata. Podia oler el cafe y oir el sonido que producia al pasar las paginas de un periodico. Santos no dormia mucho, ni profundamente. Sus demonios personales le habian robado la tranquilidad tiempo atras.

Avanzo lentamente hacia la cocina. El frio era casi insoportable. Deseo que Santos encontrara a alguien. Una amante, una companera, una esposa. Deseaba que encontrara a alguien que lo amara tanto como para que no volviera a sentirse solo. La vida era demasiado corta. Habia que vivirla de forma intensa, disfrutarla al maximo.

Lo encontro en la cocina. Estaba sentado a la mesa, tomando un cafe y leyendo la prensa, con la cabeza inclinada. Lo miro y penso que era muy fuerte y atractivo. Un gran hombre en todos los sentidos. Sintio tal orgullo que durante un momento el frio cedio. Pero no era su madre. No lo habia traido al mundo.

Sin embargo, siempre habia sido un hijo para ella. Al menos lo amaba como si lo fuera, como si lo hubiera tenido en sus brazos siendo un bebe, como si hubiera mamado de sus propios pechos, como si hubiera nacido de su propio cuerpo.

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