– Un «Aguila sangrienta» -murmuro Starling, que se habia quedado pensativa.
– No lo habia visto en mi vida.
– Tampoco yo -confeso Starling.
– ?Hay un nombre para eso? ?Como lo ha llamado?
– El «Aguila sangrienta». Esta documentada en la biblioteca de Quantico. Es un antiguo sacrificio noruego. Desgajar las costillas cortas y extraer los pulmones por la espalda, luego aplastarlos de esa forma para darles la apariencia de alas. En los anos treinta hubo un neovikingo que lo hizo en Minnesota.
– Usted vera un monton de cosas asi, no como esta, pero de este tipo…
– A veces, si.
– Se sale un poco de mi terreno. Aqui nos traen sobre todo asesinatos corrientes, gente a la que han disparado o apunalado… Pero ?quiere saber lo que pienso?
– Me encantaria, doctor.
– Creo que este hombre, Donnie Barber segun su carnet de identidad, mato al ciervo ilegalmente ayer, un dia antes de que se levantara la veda. Sabemos que murio entonces. La flecha coincide con el resto de su equipo. Lo estaba despiezando a toda prisa. No he examinado los antigenos de la sangre de sus manos, pero es sangre del ciervo. Solo pensaba llevarse lo que los cazadores de ciervos llaman la «lomera», y se puso a hacer una faena bastante torpe, vea este desgarron a medio hacer, aqui. Entonces se llevo una sorpresa tremenda, esta flecha atravesandole la cabeza. Del mismo color, pero de otro tipo. Sin muesca en la parte de abajo. ?Sabe lo que es?
– Parece una flecha de ballesta -dijo Starling.
– Otra persona, puede que el individuo de la ballesta, acabo la faena con el ciervo, y lo hizo mucho mejor; luego, aunque parezca increible, hizo lo mismo con el hombre. Fijese con que precision la ha despellejado lo imprescindible, lo decididas que son las incisiones. Ningun estropicio, ningun desperdicio. Michael DeBakey no lo hubiera hecho mejor. No hay indicios de actividad sexual con ninguno de los dos. Los han sacrificado por la carne, eso es todo.
Starling se presiono los labios con los nudillos. Por un segundo el patologo creyo que se besaba un amuleto.
– Doctor Hollingsworth, ?ha encontrado los higados?
Silencio. Antes de contestarle, el hombre la escruto por encima de las gafas.
– Falta el del ciervo. Al parecer el del senor Barber no cumplia las normas de calidad de ese individuo. Le corto una porcion para examinarlo, hay una incision justo a lo largo de la vena porta. El higado esta cirrotico y descolorido. Sigue en el cuerpo, ?quiere verlo?
– No, gracias. ?Que me dice del timo?
– Las lechecillas, si, faltan en los dos casos. Agente Starling, nadie ha pronunciado el nombre todavia, ?no es asi?
– No -dijo Starling-, todavia no.
Se oyo el bufido de la camara neumatica y un individuo curtido con chaqueta deportiva de tweed y pantalones caqui aparecio en el umbral.
– ?Como esta Carleton, sheriff? -le pregunto Hollingsworth-. Agente Starling, este es el sheriff Dumas. Su hermano esta ingresado en la UVI de Cardiologia.
– Parece que aguanta. Dicen que se ha estabilizado, que lo tienen «en observacion», sea lo que sea lo que signifique eso -explico Dumas. Llamo a alguien-: Entre, Wilburn.
El sheriff estrecho la mano de Starling y le presento al otro hombre.
– Este es el oficial Wilburn Moody, guarda de caza.
– Sheriff, si quiere estar con su hermano, podemos volver arriba -ofrecio Starling.
El sheriff Dumas nego con la cabeza.
– No me dejaran entrar otra vez hasta dentro de hora y media. No se ofenda, senorita, pero yo pregunte por Jack Crawford. ?Va a venir?
– Sigue en los juzgados. Cuando usted llamo estaba declarando. Espero que se ponga en contacto con nosotros a no mucho tardar. Le agradecemos que llamara tan pronto.
– El bueno de Crawford dio clase a mi promocion de la Academia Nacional de Policia de Quantico hace la tira de anos. Un tio grande. Si la ha enviado a usted es que es buena. ?Que, empezamos?
– Cuando usted diga, sheriff.
Dumas saco un bloc de notas del bolsillo de su chaqueta.
– Este individuo de la flecha en la cabeza es Donnie Leo Barber, varon blanco de treinta y dos anos, con domicilio en un remolque del parque de caravanas de Cameron. Sin empleo conocido. Licenciado con deshonor de las Fuerzas Aereas hace cuatro anos. Tiene un certificado de especialista en fuselaje y grupos motores del ejercito. Trabajo algun tiempo como mecanico de aviones. Pago una multa por un delito menor, empleo de arma de fuego dentro los limites urbanos. Se declaro culpable de caza furtiva en el condado de Summit, ?cuando fue eso, Wilburn?
– Hace dos temporadas, acababan de devolverle la licencia. Era muy popular en el departamento. Nunca se molestaba en seguir al animal despues de dispararle. Si no lo abatia, a esperar el siguiente. Una vez…
– Cuentanos lo que te has encontrado hoy, Wilburn.
– Bueno, yo iba por la comarcal cuarenta y siete, a unos dos kilometros al oeste del puente, hacia las siete de esta manana, cuando el viejo Peckman me hizo senas de que parara. Iba con la lengua fuera y la mano en el pecho. Solo conseguia abrir y cerrar la boca senalando hacia el bosque. Anduve unos… puede que no mas de ciento cincuenta metros por la maleza y alli estaba ese tio de ahi, Barber, apoyado en un arbol con una flecha atravesandole la cabeza, y ese ciervo, con otra flecha. Estaban rigidos, de un dia antes por lo menos.
– Ayer por la manana temprano, si tenemos en cuenta que ha hecho frio -puntualizo el doctor Hollingsworth.
– Pero la temporada ha empezado esta manana -continuo el guarda-. Este Donnie Barber tenia un aguardo elevado sin montar. Parece que llego para prepararse con tiempo, o para cazar ilegalmente. Si no, ?para que iba a llevar el arco si solo queria montar el acecho? Entonces aparece este ciervo imponente y el tio no se puede aguantar. Lo he visto montones de veces. Es mas frecuente que la mierda de jabali. Y entonces llega el otro cuando se ha puesto a sacar tajadas. No sabria decir nada por las huellas, porque habia estado lloviendo muy fuerte, empezaba a escampar cuando llegue…
– Por eso hicimos un par de fotos y retiramos los cuerpos -explico el sheriff Dumas-. El viejo Peckman es el dueno de ese bosque. El tal Donnie tenia un permiso de dos dias para cazar alli, a contar desde hoy, con la firma de Peckman. Peckman solia hacerlo una vez al ano, lo anunciaba en los periodicos y hacia que se lo movieran unos intermediarios. Donnie tambien llevaba una nota en el bolsillo de atras que decia: «Mi enhorabuena por esos dos dias para cazar ciervos». Los papeles estan humedos, senorita Starling. No tengo nada contra nuestros chicos, pero quiza convenga que examinen las huellas los de su laboratorio. Y las flechas. Todo estaba empapado cuando llegamos. Procuramos no tocar nada.
– ?Quiere llevarse las flechas, agente Starling? ?Como quiere que las extraiga? -le pregunto el doctor Hollingsworth.
– Si es posible, me gustaria que las sujetara con retractores y las serrara por el lado de las plumas; luego empuje la otra mitad afuera. Asi podre fijarlas con alambre al panel de pruebas -le pidio Starling, abriendo su cartera.
– No creo que tuviera tiempo de ofrecer resistencia, pero ?quiere una muestra de las unas?
– Prefiero que se las extraiga para hacer la prueba del ADN. No hace falta que las etiquete dedo por dedo, solo separe las de las dos manos, ?le importa, doctor?
– ?Podran examinar la reaccion en cadena de la polimerasa, y la repeticion de secuencias cortas de los genomas haploides?
– En el laboratorio central si. Le informaremos dentro de tres o cuatro dias, sheriff.
– ?Pueden examinar la sangre del ciervo? -pregunto el guarda.
– No, basta con saber que es sangre animal -contesto Starling.
– ?Y si acabamos encontrando la carne del ciervo en el frigorifico de alguien? -sugirio Moody-. Seria importante determinar si pertenece a este ciervo, ?no le parece? A veces necesitamos distinguir a un ciervo de otro mediante analisis de sangre, para los casos de caza furtiva. Cada ejemplar es distinto. No habia pensado en eso, ?verdad?