– Perdone -repitio Montenegro mirando a Krendler a los ojos hasta que este se aparto con el rostro alterado-. Lamento lo que le ha ocurrido. Y le deseo que la declaren inocente. Le prometo que presionare a la Questura de Florencia para que investiguen como se pago la
Montenegro le dio una tarjeta, pequena, gruesa y con las letras en relieve, e hizo como que no veia la mano que le ofrecia Krendler cuando abandonaba el despacho.
Los reporteros, a los que se habia permitido cruzar la entrada principal para asistir a la inminente ceremonia, abarrotaban el patio. Unos pocos parecian saber donde estaba la autentica noticia.
– ?Es necesario que me coja el codo? -le pregunto Starling al alguacil.
– No, senora, no lo es -respondio el policia, que le abrio paso entre la avalancha de microfonos y el chaparron de preguntas a voz en cuello.
Esta vez el del corte a navaja parecia estar al cabo de la calle. Las preguntas que le grito fueron: «?Es cierto que la han apartado del servicio por el caso Hannibal Lecter? ?Espera imputaciones criminales? ?Que tiene que decir sobre las acusaciones de los italianos?».
En el garaje, Starling entrego su chaleco antibalas, su casco, su rifle y su segunda pistola. El alguacil espero mientras ella descargaba la pequena pistola y la limpiaba con un trapo humedo de aceite.
– La vi disparar en Quantico, agente Starling -le dijo-. Yo llegue a los cuartos de final representando a mi cuerpo. Limpiare su 45 antes de guardarlo.
– Gracias, oficial.
Se quedo remoloneando cuando Starling ya habia entrado en el coche. Entonces dijo algo que el motor del Mustang le impidio oir. Starling bajo la ventanilla y el hombre se lo repitio:
– No sabe como siento lo que le han hecho.
– Gracias, oficial. Es muy amable de su parte.
Un coche de la prensa esperaba a la salida del garaje. Starling acelero el Mustang para dejarlo atras y le pusieron una multa por exceso de velocidad a tres manzanas del edificio J. Edgar Hoover. Los fotografos hacian fotografias mientras el policia de trafico la redactaba.
El director adjunto Noonan estaba sentado ante la mesa de su despacho despues de la reunion, frotandose las senales que le habian dejado las gafas en el caballete de la nariz.
El hecho de acabar con la carrera de Starling no lo preocupaba demasiado; siempre habia pensado que habia un elemento emocional en las mujeres que a menudo las invalidaba para el trabajo en el Bureau. Pero le dolia ver menospreciado a Jack Crawford. Jack habia sido uno de los mejores. Puede que sintiera debilidad por aquella chica, pero la vida tenia esas cosas, y ademas la mujer de Jack estaba muerta y todo eso. Noonan recordaba cierta semana en que no habia podido quitarle los ojos de encima a una estenografa y tuvo que librarse de ella antes de que pudiera llegar a causar problemas.
Volvio a ponerse las gafas y bajo en el ascensor hasta la biblioteca.
Crawford estaba sentado en la sala de lectura, con la cabeza apoyada en la pared. Noonan creyo que estaba dormido. Tenia la cara palida y perlada de sudor. Abrio los ojos y resollo con la boca abierta.
– ?Jack? -Noonan le palmeo el hombro y le puso la mano en la pegajosa frente. Al instante resono su voz en la biblioteca-: ?Eh, bibliotecario, llame a un medico!
Se llevaron a Crawford a la enfermeria del edificio, y de alli a la Unidad de Vigilancia Intensiva de Cardiologia del Memorial Jefferson Hospital.
CAPITULO 73
Krendler no hubiera podido desear una cobertura mas amplia. El nonagesimo cumpleanos del FBI incluia un recorrido de profesionales de los medios de comunicacion por el nuevo centro de gestion de crisis. Los noticiarios televisivos aprovecharon al maximo aquella insolita posibilidad de acceso al edificio J. Edgar Hoover. La C-SPAN transmitio en directo la totalidad de las declaraciones del ex presidente Bush, junto con las del director. La CNN emitio resumenes de todos los discursos, y el resto de las cadenas cubrieron la informacion para las noticias de la noche. Cuando los dignatarios descendieron del estrado, Krendler tuvo su oportunidad. El del corte a navaja, que esperaba junto al escenario, le hizo la pregunta del millon:
– Senor Krendler, ?es cierto que la agente especial Clarice Starling ha sido relevada de la investigacion en torno a Hannibal Lecter?
– Creo que seria prematuro, e injusto para la agente, hacer comentarios al respecto en este momento. Me limitare a decir que la oficina del inspector general esta estudiando el asunto relacionado con Lecter. Por ahora no se han puesto cargos contra nadie.
La CNN tambien se hizo eco del asunto:
– Senor Krendler, algunos medios de comunicacion italianos especulan con la posibilidad de que el doctor Lecter haya recibido informacion de una fuente gubernamental, que le habria avisado para que huyera. ?Es ese el motivo para la suspension de la agente Starling? ?Es esa la razon por la que la oficina del inspector general ha tomado cartas en un asunto que parece mas bien competencia de la Oficina de Responsabilidad Profesional?
– No puedo hacer comentarios respecto a lo aparecido en la prensa extranjera, Jeff. Lo que si puedo afirmar es que la oficina del inspector general esta investigando alegaciones que hasta el momento no han sido probadas. Tenemos tantas responsabilidades con respecto a nuestros agentes como con respecto a nuestros amigos europeos -dijo Krendler, poniendo el indice tieso como un Kennedy-. El caso Hannibal Lecter esta en buenas manos, no solo en las de Paul Krendler, sino tambien en las de expertos de todas las unidades del FBI y del Departamento de Justicia. Hemos puesto en marcha un proyecto que revelaremos a su tiempo, cuando haya dado los frutos apetecidos.
El casero aleman del doctor Lecter habia equipado la casa con un enorme aparato de television Grundig, y habia colocado un pequeno bronce de Leda y el Cisne encima de la ultramoderna caja del aparato, en un intento de integrarlo en el decorado de la sala.
El doctor Lecter estaba viendo una pelicula titulada
Hawking, retorcido en su silla de ruedas, comenta las imagenes con su voz generada por ordenador:
«?En que consiste la diferencia entre el pasado y el futuro? Las leyes de la ciencia no distinguen entre ambos. Y sin embargo, existe una enorme diferencia entre pasado y futuro en la vida corriente.
»Hemos visto muchas veces una taza de te que cae de una mesa y se rompe en mil pedazos al llegar al suelo. En cambio, nunca hemos visto que los pedazos se unan de nuevo y vuelvan a la mesa de un salto.»
La pelicula muestra la misma secuencia de imagenes rebobinada, y los fragmentos de la taza se reunen y saltan a la mesa. Hawking continua hablando:
«La continua progresion del desorden, o entropia, es lo que distingue al pasado del futuro y proporciona de ese modo una direccion al tiempo».
El doctor Lecter sentia gran admiracion por la obra de Hawking y la seguia tan de cerca como le era posible a traves de las revistas especializadas en matematicas. Sabia que Hawking habia creido en sus comienzos que el universo dejaria de expandirse y volveria a encogerse, y que la entropia podria dar marcha atras. Mas tarde Hawking afirmo que se habia equivocado.
Lecter era bastante competente en el area de las ciencias exactas, pero Stephen Hawking se encuentra en un plano inalcanzable para el resto de los mortales. Durante anos Lecter le habia dado mil vueltas al problema deseando con todas sus fuerzas que Hawking hubiera estado en lo cierto al principio; que el universo dejara de expandirse, que la entropia se enmendara a si misma, que Mischa, devorada, volviera a estar entera.
El tiempo. El doctor Lecter detuvo la cinta de video y puso las noticias.
Todos los dias aparece una lista de los reportajes de television y las noticias de prensa referentes al FBI en el