Lin dejo voluntariamente la puerta abierta y se quedo en el umbral abanicandose con un pequeno panuelo. Queria que los vecinos, que observaban desde las ventanas, pensaran que no habian ido a registrar su casa, e intentaba que pareciera que simplemente habian venido a hacerle una visita.

El preparo te para todos. Ellos dijeron «No hace falta, no es necesario», pero eso rompio el ambiente tenso y solemne que se creaba en aquel tipo de sesiones. Ademas, como todos los protagonistas de esta escena ya se conocian, daba la sensacion de que estaban entre iguales, a pesar del brazalete de guardia roja que llevaban en el brazo, testimonio de su origen de clase. El jefe, Danian, un pequeno tipo regordete, a menudo jugaba a ping- pong con el durante la pausa del mediodia; se conocian bien. Su padre era el comisario politico de una division del ejercito. Llevaba el viejo gorro de su padre, amarilleado de tanto lavarlo, tambien tenia un cinturon del ejercito que ya no se llevaba en aquella epoca, lo que le daba un aspecto revolucionario heredero de sus ancestros.

Cuando se crearon las guardias rojas, los jovenes como el, que no pertenecian a las «cinco categorias rojas» tambien fueron invitados a participar en la reunion. Danian mostro su caracter por primera vez. Sentado a un extremo de la mesa, les dijo a los jovenes que no estaban cualificados para ser de las guardias rojas «Todos los que asisten hoy a nuestra asamblea de guardias rojas pueden ser considerados como los companeros de camino de nuestras tropas revolucionarias», luego le dijo a el, llamandole por su nombre: «?Tu tambien, por supuesto, eres uno!». Sin embargo, el habia leido La historia del Partido Comunista de la Union Sovietica y sabia lo que realmente significaba la expresion «companeros de camino». En aquella repentina visita de las guardias rojas, si Lin no le hubiera avisado, habrian encontrado sus manuscritos y su suerte habria estado en manos de aquel tipo.

Danian, que todavia no queria romper con el, le dijo sencillamente:

– Hemos venido a buscar pruebas de las actividades reaccionarias de Tan Xinren. Tu no tienes nada que ver con esto. ?Donde estan tus cosas? Separalas de las de el.

El sonrio y respondio:

– Ya esta, ?puedo ayudaros?

Contestaron a coro:

– Esto no te concierne, ?donde esta su escritorio?

– Ese de ahi, los cajones no estan cerrados con llave.

De pie en su rincon, era lo unico que podia decir para defender a Lao Tan, pero al mismo tiempo, ya se habia desmarcado de el. Mas tarde supo que, mientras el volvia a toda velocidad a su casa, las guardias rojas habian pegado un aviso en la entrada del edificio del trabajo: «?Abajo el elemento contrarrevolucionario historico Tan Xinren!». Desde aquel momento, Lao Tan paso a estar incomunicado en el edificio y perdio su libertad.

Revolvieron las libretas, las traducciones, las cartas, las fotos y los libros en ingles de Tan. Durante su tiempo libre, Tan traducia novelas escritas en ingles, obras de autores de Asia o de Africa mas o menos revolucionarias. Pero una de esas novelas tenia en la portada la imagen de una mujer occidental casi desnuda. Pusieron ese libro aparte. En el fondo del cajon, escondido bajo un viejo periodico, encontraron un sobre blanco que contenia algunos preservativos.

– ?Vaya con el cerdo, tambien hace esas cosas! -dijo Danian, blandiendo los profilacticos.

El ambiente era alegre para aquel al que no le concernia. Todos pretendian mostrar que estaban limpios y eran inocentes. Lin y el tambien se rieron, aunque evitaron mirarse.

Despues, durante los interrogatorios contra Tan, le preguntaron sobre la mujer con la que mantenia «relaciones anormales entre personas de sexo diferente», porque sospechaban que debia de formar parte de una red de espionaje. Tuvo que confesar sus relaciones con una viuda. De inmediato las guardias rojas de la entidad de trabajo de esa mujer registraron la casa de ella. Los poemas melancolicos de estilo antiguo que encontraron en los cajones de Tan quiza fueron escritos para ella. Los habian guardado como pruebas evidentes de que el «anoraba su paraiso perdido, y tenia ideas contra el Partido y contra el socialismo».

Al ver que dos baldosas del suelo estaban un poco sueltas, las guardias rojas quisieron arrancarlas.

– ?Quereis que vaya a pedir una pala a casa del vecino? -pregunto el voluntariamente a Danian para mostrar un cierto interes en el registro. Al mismo tiempo queria tomarles el pelo; si agujereaban el suelo un metro de profundidad, ?quiza hicieran algun descubrimiento arqueologico! El miedo solo vino despues.

Trajo un pico de casa del vecino, un viejo obrero jubilado. Realmente se pusieron a agujerear el suelo y llenaron la habitacion de cascotes y arena, hasta el punto de que se hizo imposible moverse. Poco despues acabaron tirando el pico y dandose por vencidos.

Mas tarde supo que la seccion de seguridad de su institucion recibio un informe del comite de vecinos del barrio que senalaba que de aquella habitacion provenian sonidos de un emisor de radio. Ese informe sin duda venia del vecino, el viejo obrero llamado Huang. Mientras Tan y el estaban en el trabajo, el viejo jubilado, que se pasaba el dia encerrado en casa, debio de oir algun sonido de la radio que habian dejado encendida tras la puerta cerrada con llave y de inmediato penso que debia de tratarse de un emisor que difundia informacion secreta. Al permitir encontrar a un enemigo, el probaria su fidelidad hacia el Lider y el Partido. Despues del registro, cuando encontro al jubilado en el patio, este todavia tenia la misma sonrisa en su cara arrugada. La catastrofe le habia pasado rozando.

Cuando las guardias rojas se marcharon, el se quedo observando la habitacion llena de baldosas rotas y de tierra. Se dio cuenta de que cuando un drama de aquel tipo te caia encima, ya era demasiado tarde. En aquel momento decidio quemar sus manuscritos y sus diarios, enterrando para siempre su lirismo, sus recuerdos de infancia, su narcisismo y sus ilusiones de adolescente, asi como su sueno de hacerse escritor.

10

No hay nada que tenga menos sentido que hablar de la Revolucion Cultural a oscuras, con la luz apagada y junto a una mujer a quien puedes tocarle la piel; solo una judia con un cerebro aleman y que habla chino puede encontrar eso interesante.

– ?Continuo? -preguntas tu.

– Te escucho -dice ella.

Le hablas tambien de una redactora de mediana edad que trabajaba en el mismo despacho que tu. Un dirigente politico vino a buscarla y le dijo que tenia una llamada telefonica de la seccion de seguridad. Unos minutos mas tarde, ella regreso, ordeno lo que habia en la mesa y explico, mientras recorria el despacho con una mirada impasible, que debia volver a su casa porque su marido se habia suicidado con el gas. Como el encargado de la seccion ya habia sido apartado de su servicio y el jefe, Lao Liu, habia sido calificado de ajeno a la clase e infiltrado en el Partido, solo podia pedir permiso al personal que habia en aquel momento en el despacho. Al dia siguiente llego antes de la hora de empezar el trabajo y escribio un dazibao en el que explicaba que no aprobaba la actitud de su marido, quien, segun ella, «habia roto voluntariamente con el pueblo y con el Partido».

– Para, es demasiado triste -te dice ella al oido.

Tu dices que a ti no te apetece en absoluto continuar.

– Pero, dime una cosa, ?para que hacian eso?

– Habia que encontrar a los enemigos. Sin el pretexto de los enemigos, ?como habrian podido llevar a cabo su dictadura?

– ?Eso es el nazismo! -dice ella enfadada-. ?Deberias escribir todo eso!

Dices que no eres un historiador y que tienes suerte de no haber sido devorado por la historia, inutil pagarle todavia un tributo.

– Entonces escribe tu experiencia personal, lo que tu has vivido. Hay que escribir todo eso, ?tendra un gran valor!

– ?El valor de un documento historico? Llegara el dia en el que se abriran miles y miles de toneladas de archivos; lo que yo haya escrito solo sera un monton de viejos papeles que no serviran para nada.

– Sin embargo, Solzhenitsin…

La interrumpes para decirle que tu no eres un combatiente, un abanderado.

– Pero un dia, eso cambiara, ?no crees? -pregunta ella.

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