– ?Tenias ganas de quitarte toda la represion que llevabas encima?

– Queria quitarmela con una mujer.

– Y querias estar con una mujer desvergonzada, ?no es cierto? -Su voz dulce y aterciopelada murmura en tu oido-. Bueno, follame como habrias follado a esas mujeres en China.

– ?A cuales?

– A Lin, o a la otra joven, aquella de la que no recuerdas su nombre.

Te vuelves hacia ella y la abrazas. Le levantas el camison y te pegas a su cuerpo…

– Si quieres desfogarte, hazlo…

– ?Desfogarme en el cuerpo de quien?

– En el de una mujer a la que te gustaria tener en este momento…

– ?Una desvergonzada?

– ?No es lo que querias?

– ?Una puta?

– Eso es.

– ?Lo has hecho alguna vez por dinero?

– Si, mas de una vez…

– ?Donde?

– En Italia…

– ?Con quien?

– Con todos los que querian…

– ?Por dinero! ?Lo haces por dinero?

– No, tu no podrias pagar, lo que yo quiero es tu sufrimiento…

– Ya ha pasado.

– No en ti…

– ?En este lugar profundo?

– Si, exacto.

– En lo mas profundo, hasta el fondo… Puede que no lo consigas… ?Por eso me la chupas?

– Para que te desahogues. No te preocupes…

– ?No tienes miedo?

– ?Miedo de que?

– ?Y si te quedas embarazada?

– Abortare.

– ?Estas loca?

– Eres tu quien tienes miedo, quieres tener placer, pero no te atreves; no te preocupes, me he tomado la pastilla.

– ?Cuando?

– En el cuarto de bano.

– ?Antes de venir a acostarte?

– Si, sabia que todavia querias follar conmigo.

– Entonces ?por que me has atormentado tanto tiempo?

– No me hagas tantas preguntas, si quieres este cuerpo, tomalo…

– ?El cuerpo de una puta?

– Yo no soy una puta.

– No te entiendo.

– ?Que es lo que no entiendes?

– Lo que acabas de decir.

– ?Que he dicho?

– Has dicho que lo hiciste por dinero.

– ?No lo puedes entender, no lo comprenderias, es mejor que no lo sepas!

– ?Quiero saberlo todo de ti!

– Si me deseas, tomame, no me hagas sufrir.

– ?No eras una puta?

– No, solo soy una mujer. Me hice mujer demasiado pronto.

– ?Cuando?

– Cuando tenia trece anos…

– Me estas tomando el pelo, ?te has inventado esa historia?

Ella niega con la cabeza. Quieres que te lo cuente. Murmura que no sabe nada…, que no quiere saber nada… Necesita sufrir, busca el placer en el dolor. Tu necesitas una mujer, necesitas correrte en el cuerpo de una mujer, derramar tu deseo, tu soledad. Ella dice que tambien esta sola, necesita que la comprendan, necesita pagar. ?Por el amor y el placer? Si, eso es, dar y pagar. ?Tambien vender su cuerpo? Si. ?Ser una descarada? ?Y una desvergonzada! Se vuelve para ponerse sobre ti. Antes de cerrar los ojos, has visto como brillaban los suyos en la oscuridad. Luego abre la boca para gritar…

11

Tumbado sobre la cama de Lin, comprada para su reciente matrimonio, con los ojos muy abiertos, todavia no estaba seguro de si se trataba de un sueno. La bella Lin, desnuda, lo contemplaba. Fue ella la que lo ayudo a hacerse un hombre, la que lo arrastro desde la sala de estar hasta su habitacion, en la otra punta del pasillo. Las pesadas cortinas de terciopelo estaban bajadas y solo habia encendida una lampara de mesa, que tenia un pie en forma de jarron y una pantalla amarilla encima. Hizo que se sentara delante de la mesa y le saco de un cajon un gran album de fotos ribeteado con un hilo dorado. Eran fotografias que le hizo su marido en el viaje de novios a Beidaihe. En algunas, su vestido escotado sin mangas descubria sus brazos, sus hombros y sus piernas; en otras, en la playa, el banador mojado se le pegaba al cuerpo. En ese momento se inclino hacia el. Sintio como su pelo le acariciaba la mejilla y se volvio para abrazarla por su fina cintura, hundiendo la cara entre sus senos. Sentia el suave perfume de su cuerpo. Bajo febrilmente la cremallera de su vestido y la tumbo en la cama de colchon de muelles. La besaba freneticamente, la boca, la cara, la base del cuello e incluso los pezones, que se marcaban bajo su sujetador desabrochado. Estaba terriblemente excitado, siempre habia sonado con ese instante, incluso llego a rasgar su ropa interior, delicada y sexy, y que era imposible encontrar en el mercado. Sin embargo, no consiguio la ereccion, no pudo penetrarla. Lin le dijo que no se preocupara, que era imposible que sus padres entraran tan tarde en su habitacion, ya estaban durmiendo; ademas, el instituto de investigacion de armas de tecnologia punta en el que trabajaba su marido estaba en el lejano suburbio del oeste, la disciplina en el ejercito era muy estricta, y seguro que no llegaria antes del fin de semana. De pronto le entraron ganas de orinar. Lin se puso una falda, salio descalza y volvio con una palangana. El se levanto para pasar el cerrojo de la puerta, pero hizo tanto ruido al orinar en la palangana esmaltada que se sintio intranquilo, como si fuera un ladron. Luego apagaron las luces. Lin le ayudo a quitarse los zapatos y los calcetines, e hizo que se tumbara desnudo sobre la cama. Despues lo cubrio con una manta, como lo hacia la adolescente que aparecia en sus suenos de nino, una enfermera dedicada en el campo de batalla que secaba pacientemente con manos dulces y seguras sus heridas sangrantes. Entonces, de repente, tuvo una ereccion, y al volverse entro en una mujer llena de vida, llevando a cabo por primera vez ese acto tan importante.

Salio de casa de Lin antes de que amaneciera. El patio todavia estaba oscuro, aunque a traves de la cima de un caqui se podia entrever ya un pedazo de cielo azul. Lin habia descorrido poco a poco el cerrojo de la puerta, que se entreabrio chirriando. El se deslizo por el pequeno espacio y se volvio para mirar como se cerraba la gran puerta antigua cubierta de clavos. Luego, llego hasta la callejuela arrastrando la bicicleta. No tenia prisa por subir en ella, escuchaba como sus pasos recorrian las calles una tras otra. No tenia intencion de volver a casa pronto. Si Lao Tan, su companero de habitacion, le hubiera preguntado que le pasaba, habria necesitado mucha saliva para inventarse una historia. En la avenida, el ruido de la ciudad, que despertaba poco a poco, cubria el eco de sus pasos: el zumbido de los ventiladores de los puestos de bunuelos y leche de soja, el tintineo que sobre la calzada

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