delegado del ejercito le encargo, junto a algunos de sus companeros, que se quedara vigilando las cosas. Los otros se cobijaron del viento en la sala de espera y el se protegio del frio con los armarios y maletas que amontono. Luego compro una botella de aguardiente y dos panecillos de harina de maiz, endurecidos por el frio, antes de meterse en su rincon cubierto con una lona, desde donde contemplaba las luces amarillentas del anden. Penso que necesitaba una mujer. Si tuviera mujer e hijos estaria en la misma situacion que los que tienen una familia y podria alojarse en una casa de campesinos. De todas maneras, se cultivaban tierras por todas partes, al menos podria tener una casa y marcharse del dormitorio colectivo, donde todos se espiaban, y donde ni siquiera podian hablar en suenos, por miedo a que alguien pudiera escucharlos.

Volvio a pensar que, en las escuelas y las industrias, un ano antes de que las controlase el ejercito, siempre habia conflictos armados. Recordo la noche que paso, con una estudiante que no sabia donde refugiarse, en un pequeno albergue bajo un dique del Yangzi. «Nosotros estamos predestinados a ser una generacion sacrificada…»; la joven que se habia atrevido a escribir eso en su carta debia de estar totalmente desesperada.

Era una epoca en la que no habia guerra, pero los enemigos estaban por todas partes. Se creaban muchas lineas de defensa, aunque nadie pudiera defenderse. Estaba en un callejon sin salida. La unica esperanza que le quedaba era encontrar un alojamiento en algun pueblo y una mujer. Pero tambien estaba a punto de perder incluso esa posibilidad.

Se apresuro a volver al pueblo antes del alba. El matrimonio Huang paso toda la noche en vela esperandolo. Despues de vestirse, encendieron la estufa de carbon importada de Beijing. La habitacion se habia calentado. La mujer de Huang cocino pasta y le ofrecio un tazon de sopa. No lo rechazo. No habia cenado y habia pedaleado con todas sus fuerzas durante cuarenta kilometros. Tenia un hambre canina. Miraron como se tragaba el gran tazon de sopa de tallarines. Antes de salir, les hizo un ademan de mano y les dijo que nunca habia estado en su casa. Y ellos repitieron: «Por supuesto, nunca has venido, nunca». Habia hecho cuanto estaba en su mano, el resto era una cuestion de suerte.

14

– ?Nunca te persiguieron como a un autentico enemigo? -suelta ella mientras remueve el cafe con una cucharilla pequena.

– Siempre me libre por los pelos. ?Que otra cosa se puede decir?

– Pero ?como lo hiciste? -pregunta con cierta indolencia.

– ?Sabes lo que es el mimetismo? -dices esbozando una sonrisa en los labios-. Cuando un animal se enfrenta al peligro, solo tiene dos opciones: o finge que esta muerto, o se muestra como un enemigo terrible. Sea como sea, nunca puede perder la calma. Al contrario, debe permanecer impasible y a la espera del mejor momento para conseguir salir del apuro.

– Entonces, tu eres un zorro astuto -dice con una dulce sonrisa en los labios.

– Eso es -reconoces-. Cuando estas rodeado de perros salvajes, debes ser mas astuto que un zorro, si no quieres que te hagan pedazos.

– Los hombres son como animales. Tu y yo somos animales. -Una especie de dolor atraviesa su voz-. Pero tu no eres un animal salvaje -dice ella.

– Si todos se volvieran locos, tu tambien te transformarias en un animal salvaje.

– ?Eso es lo que tu crees que eres? -pregunta.

– ?Por que me preguntas eso?

Ahora te toca a ti hacer alguna pregunta.

– Por nada en concreto. Solo por saberlo.

Ella baja la mirada.

– A veces, para mantener tus principios, no te queda otra opcion que huir.

– ?Tu crees que se puede huir del todo? -pregunta mirandote de nuevo a los ojos.

– ?Margarita!

Ya no sonries y dices:

– No hablemos mas de politica china. Manana cada uno se ira a un pais diferente, seguro que podemos encontrar algo mejor de lo que hablar, ?no?

– Ahora no estamos hablando de politica, ni de China, lo unico que quiero saber es si tu tambien te has convertido en un animal salvaje.

– Si, tambien -dices tu, tras un instante de reflexion.

Ella se queda callada y mirandote a los ojos, enfrente de ti. Cuando llegasteis de Namma Island al hotel, ella dijo en el ascensor que no tenia ganas de irse a dormir en aquel momento y la acompanaste a ese bar que tiene una luz y una musica muy suaves. En una esquina, una pareja bebe. Ella no ha puesto azucar en el cafe, pero continua removiendo lo que le queda en la taza, como si quisiera decir algo que no te ha dicho en la cama, pero no se atreviera. La otra pareja, quiza amantes, llaman al camarero, pagan y salen agarrados de la cintura.

– ?Quieres tomar algo mas? Esta esperando a que nos vayamos para cerrar.

Te refieres al camarero.

– ?Me invitas? -Te mira de una forma que te parece extrana.

– Claro, ?que cosas dices!

Pide un whisky doble y te pregunta:

– ?Me acompanas?

– ?Por que no?

Pides otro whisky doble.

El camarero mantiene su actitud afable, pero no deja de mirar a Margarita.

– Tengo ganas de dormir bien esta noche -explica ella.

– No tenias que haber tomado cafe -senalas la taza.

– Estoy cansada, cansada de vivir.

– ?Que dices! Todavia eres joven y muy atractiva. Estas en la flor de la vida, debes aprovechar todo lo que puedas.

Le dices que es ella la que te ha despertado de nuevo el deseo; le tomas la mano.

– No me gusto nada; no me gusta mi cuerpo.

?De nuevo el cuerpo!

– Se que has disfrutado con mi cuerpo, pero, claro, no eres el primero, ni tampoco el ultimo, estoy segura… -dice apartando tu mano.

Ahora la deseas menos. Retiras la mano y lanzas un suspiro. Ella continua hablando:

– A mi tambien me gustaria convertirme en un animal salvaje, pero no consigo huir… -confiesa agachando la cabeza.

– ?Huir de que?

Mejor que seas tu el que haga las preguntas, es mas facil, las preguntas de una mujer no te suelen gustar demasiado.

– No consigo huir, huir de mi destino, no consigo huir de esa sensacion… -Levanta la cara y toma un gran trago de whisky.

– ?De que sensacion? -Alargas la mano para separar su cabello fino y suelto y verle los ojos, pero lo acaba haciendo ella misma.

– Una sensacion, una sensacion femenina, no puedes comprenderlo. -Sonrie de nuevo con dulzura.

Debe de tratarse de un sufrimiento que no consigue sacar, piensas tu. La miras detenidamente y le preguntas:

– ?Que edad tenias entonces?

– Tenia… -tarda en continuar-. Tenia trece anos.

El camarero esta mirando hacia abajo detras del mostrador. Puede que este preparando la cuenta.

– Eras demasiado joven -dices con un tono de voz un tanto inseguro. Bebes otro trago-. Continua, por favor.

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