Tampoco detesta el mundo, continua alimentandose como cualquiera, y adora especialmente la cocina de su pais, un gusto que se ha formado desde su infancia, pues su madre era una cocinera excepcional. Por supuesto tambien le gusta la comida occidental, la gran cocina francesa, o la pasta italiana, sobre la que se dice que Marco Polo la trajo del gran Imperio Tang, aunque el indispensable queso rallado que la acompana no existiera en China. Tambien le encanta el pescado crudo a la mostaza de los japoneses, que pica la nariz, y el caviar ruso, muy negro; todo eso es delicioso. Le gusta mucho tambien la carne asada y los encurtidos picantes de los coreanos, y, cuando se acompanan de las finas hojuelas indias, no hay manjar mas exquisito. Lo unico que no puede comer es el soso Kentucky fried chicken; tiene gustos bastante dificiles, y puede que sea porque durante su infancia rozo la buena vida.

Tambien le gusta el sexo. Cuando era pequeno vio, escondido, el magnifico cuerpo de su joven madre mientras esta se banaba. Desde entonces le vuelven loco las mujeres bellas. Y, cuando no tiene ninguna, toma su pluma y escribe relatos eroticos. En eso no es para nada un hombre honesto, desea realmente ser como Donjuan y Casanova, pero no tiene esa suerte y se contenta con describir sus fantasias en los libros.

Esto es lo que escribes sobre el, es lo que deberia figurar en su ficha personal que quiza todavia este en China, pero que el nunca vio.

27

El papel pintado del falso techo estaba arrancado y las ratas que corrian por el tejado durante la noche en todos los sentidos hacian mayores las grietas cuando se peleaban. Las mantas de algodon estaban llenas de polvo negro. Era la primera vez que se encontraba tan desocupado. No tenia nada que hacer, no tenia que levantarse a una hora fija para ir al trabajo ni debia hacer nada para la rebelion. No leia ni escribia; los libros que habria podido leer todavia permanecian en sus cofres y en sus cartones. Debia conservar toda su lucidez para no volver a sonar despierto. Pero en la vivienda de al lado, el obrero jubilado se levantaba muy temprano y ponia la radio a todo volumen. Escuchaba la opera revolucionaria La linterna roja, eso le ponia muy nervioso. Incluso para masturbarse debia subir la manta hasta la cabeza y cerrar los ojos para pensar con todas sus fuerzas en el cuerpo desnudo de Lin, pero no conseguia parar aquellos cantos que expresaban un entusiasmo severo pero justo, y eso lo deprimia todavia mas.

Queria pedir prestada una escalera para volver a empapelar el falso techo, pero estaba tan agrietado que corria el riesgo de caerse del todo. El polvo acumulado encima podia esparcirse por toda la habitacion y entonces seria peor el remedio que la enfermedad. Ademas, empapelar el techo es todo un arte. Coloco en un rincon de la habitacion las cosas del viejo Tan, puso su colchon sobre la cama de el y se deshizo de su propia cama. Estaba seguro de que Tan ya no volveria.

Se sentia totalmente libre, pero no sabia adonde ir. Lo unico que podia hacer era salir a la calle a comprar los pequenos periodicos que vendian las organizaciones de masas, asi como toda clase de materiales de denuncia. Luego, volver a su casa a preparar la comida y leerlos mientras comia. Por los discursos de los dirigentes que recibian a los diferentes grupos de masas, el distinguia las discordancias o las alusiones. Todos mostraban la misma exaltacion, pero subian y bajaban continuamente, como un tiovivo de caballos de madera. El del dia anterior todavia explicaba la ultima directiva de Mao. No sabia si hoy o manana la maquina de matar caeria sobre el y lo transformaria en un criminal antipartido. Su entusiasmo por la rebelion se enfrio por completo, no paraba de dudar de todo lo que estaba ocurriendo, pero no se atrevia a reconocerlo.

Tenia que aparecer todavia de vez en cuando por el edificio de su institucion y pasar un momento por el cuartel general de los rebeldes. Un gran numero de organizaciones rebeldes se habian escindido y se reunian en un gran «cuartel general». Las personas entraban y salian, mientras el fumaba un cigarrillo, charlaba un poco con ellos, escuchaba las noticias, solo para que lo vieran. Luego se marchaba sin llamar la atencion.

Ya no le interesaban los combates incesantes, los reagrupamientos, las nuevas luchas que tenian lugar en el edificio.

El lugar mas animado, donde uno se enteraba de mas cosas, era la avenida Chang'an. Cada vez que iba al edificio de su institucion, pasaba por alli. Habia muchas tiendas de campana montadas a lo largo de los altos muros rojizos de Zhongnan-hai. Sobre una inmensa banderola roja se leia «Frente unido de los revolucionarios proletarios de la capital para desalojar, combatir y criticar a Liu Shaoqi», [19] se desplegaban las banderas rojas de los rebeldes de cada universidad, cientos de altavoces difundian dia y noche cantos marciales que denunciaban al jefe del Estado en nombre del dirigente supremo, el sol rojo. Ni siquiera esta escena conseguia emocionarle ya.

– ?Los ultimos documentos de la denuncia de Liu Shaoqi por su propia hija! ?Leanlos, leanlos! ?Se compra un calzador de oro con el dinero de la revolucion! ?La denuncia de la ex mujer de Liu Shaoqi!

De entre la gente que rodeaba al hombre que vendia esos pequenos periodicos, reconocio a Cabeza Gorda, su companero de escuela. Fue a tocarle en el hombro. Este se sobresalto y sonrio cuando lo reconocio. Cabeza Gorda llevaba en la mano una bolsa de cuero sintetico llena de diarios y documentos que acababa de comprar.

– ?Ven, vamos a mi casa!

Sintio una bocanada de nostalgia, ya que este amigo representaba el ultimo lazo que lo ligaba con su vida perdida.

– ?Voy a comprar una botella para celebrarlo! -respondio Cabeza Gorda.

Se subieron a las bicicletas y fueron hasta el mercado de Dongdan a comprar algunos platos preparados y algo de alcohol antes de ir a casa. El sol de la tarde traspasaba las cortinas, se estaba bien en la habitacion, y despues de unos tragos las mejillas se les sonrosaron y entraron en calor. Cabeza Gorda le explico que cuando estallo la rebelion lo apartaron. Lo denunciaron por calumnia, pues afirmo que la filosofia de Mao se resumia en total a dos pequenos opusculos. Esta frase se le escapo una noche que charlaba en el dormitorio con unos companeros. Solo dijo eso, pero ahora la gente tenia objetivos mas importantes, y ya no se ocupaban de el por unas palabras reaccionarias insignificantes. Dijo tambien que no habia pegado ningun dazibao, que el movimiento no tenia nada que ver con el, pero habia perdido la posibilidad de continuar con sus estudios de matematicas. Entonces lo unico que hacia era coleccionar pequenos diarios y leer a escondidas algunos libros.

– ?Cuales? -pregunto el.

– El Zizhitongjian [20] Lo he traido de casa.

Cabeza Gorda estaba risueno, rojo por el alcohol.

El nunca habia sentido un interes especial por esas artes de gobernar de los emperadores y no comprendia el sentido de la hilaridad de Cabeza Gorda.

– ?No has leido la Biografia de Zhn Yuanzhang, de Wu Han? -le pregunto Cabeza Gorda. Queria tantearlo.

La Revolucion Cultural empezo a partir de la critica de Wu Han. El teniente de alcalde de Beijing, especialista en historia de los Ming, escribio un libro en el que describia como el primer emperador de la dinastia, Zhu Yuanzhang, liquido a todos los hombres de merito que le habian ayudado a conquistar el poder. Se suicido nada mas empezar el movimiento, abriendo la via a los innumerables suicidios que vendrian mas tarde. Al comprender por que Cabeza Gorda hablaba de ese libro, sus preguntas internas encontraron la confirmacion. Dio un golpe sobre la mesa y exclamo:

– ?Que astuto eres!

Tras sus gafas, Cabeza Gorda le lanzo una mirada brillante. Con su pequena sonrisa, ya no era la rata de biblioteca de antes.

– Si, lo he hojeado, antes pensaba que solo era un libro de historia, una cronica antigua, no creia… ?Es como si se hubiera dado una gran vuelta? -pregunto para intentar averiguar algo mas.

– Como la que describe el bumerang de los aborigenes… -rio sarcasticamente Cabeza Gorda.

– Al fin y al cabo, tambien es dialectica, ?no?

– ?Dialectica ascendente o descendente?…

Intercambiaban de ese modo alusiones y sobreentendidos, ya que el discurso directo era imposible, debido a

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