esa debil muchacha no la debian de mimar demasiado en casa y que estaba acostumbrada a realizar ese tipo de tareas.

Xiaoxiao habia venido a participar en el movimiento de su institucion con un grupo de estudiantes de secundaria que se dividio rapidamente en dos facciones; ella y otras amigas se decantaban por su tendencia, pero sus companeras se mostraron entusiasmadas solo durante unos dias y despues desaparecieron como por arte de magia. Solo Xiaoxiao iba con mucha frecuencia al cuartel general. No entraba en las polemicas con el mismo entusiasmo que las demas chicas, se mantenia siempre tranquila, al margen del grupo, recorriendo los diarios o ayudando a copiar los dazibaos. Manejaba bastante bien el pincel y era paciente. Una tarde habia que redactar sobre la marcha unos dazibaos para contrarrestar a los que acababan de hacer los adversarios, y cuando terminaron de pegarlos, ya eran mas de las nueve de la noche. Xiaoxiao dijo que vivia cerca de la torre del Tambor. Como le iba de camino, el le propuso llevarla sobre el portaequipajes de su bicicleta. Primero pasaron por su casa y la invito a comer algo antes de continuar. Xiaoxiao accedio de buena gana y ella misma se puso a cocer unos tallarines. Despues de cenar la acompano hasta la entrada de una callejuela. Xiaoxiao le dijo que la dejara alli y, tras saltar del vehiculo, desaparecio en la oscuridad.

– ?Has comido algo? -le pregunto el.

Asintio con la cabeza y se froto las manos. Su cara iluminada por la estufa tomo algo de color. Hacia tiempo que no la habia visto y esperaba una explicacion por la inesperada visita. Ella se quedo sentada en silencio al lado de la estufa, calentandose el rostro con las manos, lo que la hacia todavia mas encantadora.

– ?Que ha sido de ti durante todos estos dias? -acabo preguntando desde la cama.

– Nada. -La joven continuaba mirando la estufa, con las manos apoyadas en las mejillas.

El esperaba que ella continuara, pero la muchacha se quedaba callada.

– ?Que estais haciendo en vuestra escuela ultimamente? -pregunto.

– Todos los cristales de la escuela estan rotos, hace un frio insoportable, nadie va por alli, nos hemos dispersado todos sin saber muy bien que hacer.

– Bueno, esta muy bien, ?no? Puedes quedarte en tu casa sin tener que ir a clase.

Ella permanecio en silencio. El fue a incorporarse para tomar el pantalon que estaba sobre la estanteria al pie de la cama.

– Quedate tumbado. No hace falta que te levantes. Solo he venido a charlar un poco.

Xiaoxiao se habia vuelto y lo miraba fijamente.

– Entonces hazte un poco de te -propuso.

La muchacha continuo inmovil. El creyo saber por que habia venido al ver en su mirada un brillo especial.

– Tengo demasiado calor, ?me quito el abrigo? -pregunto como si se hiciera la pregunta a si misma.

– Quitatelo, si tienes demasiado calor -dijo el.

Ella se levanto y se quito el abrigo acolchado; debajo llevaba un jersey de lana roja ajustado que le apretaba el busto. Al descubrir sus senos, se sintio un poco incomodo.

– ?Me voy a levantar!

– ?No vale la pena, de verdad! -exclamo ella.

– Es tarde, y si los vecinos te han visto entrar… -dijo con escrupulos.

– El patio estaba totalmente oscuro, en ninguna ventana habia luz, excepto en la tuya; nadie me ha visto entrar.

De pronto, la voz de Xiaoxiao era susurrante. En un instante, aquella chica que apenas conocia le hablaba en un tono de intimidad sorprendente.

El bajo la cabeza en senal de asentimiento. Xiaoxiao se acerco a la cama, hasta que las piernas rozaron el borde. Su corazon empezo a latir violentamente, el escuchaba los latidos. Xiaoxiao se levanto el jersey, su camiseta roja cereza destenida, y dejo al descubierto su fina cintura y la base de sus senos. Instintivamente, el levanto la mano; ella la sujeto; el no comprendia si queria atraerla o impedir que la acariciara, pero cuando levanto la cabeza no consiguio captar su mirada. Su fina piel lucia bajo la luz de la lampara, y bajo un seno, apoyado contra la mano, nacia una delicada cicatriz roja. Los pequenos dedos agiles de la joven mantenian su mano apretada. No tuvo tiempo de preguntarle de que era la cicatriz mientras paseaba la mano bajo la camiseta de la muchacha. Agarro aquel seno, mayor de lo que parecia, mas bien tierno. Xiaoxiao gimio dulcemente. Antes de que tuviera tiempo de distinguir lo que decia, mientras la abrazaba, ella se dejo caer sobre la cama.

No recordaba como se deslizo bajo las mantas, ni como se desabrocho los botones apretados de su pantalon, no tenia apenas vello en el pubis, ni siquiera sabia si todavia era virgen. Solo recordaba que ella no se anduvo con remilgos, que no opuso resistencia alguna, que no se besaron, tampoco se quito del todo el pantalon de punto, se lo bajo solo hasta las rodillas y dejo que la acariciara. Despues el le quito el jersey y la camiseta y, bajo las mantas, se corrio sobre su tierno pubis. Recordaba que ella estaba acurrucada contra el, con los ojos cerrados, y la luz de la lampara de la mesilla le iluminaba los labios rojos ligeramente entreabiertos, haciendo que naciera en el una bocanada de ternura por esa chica en quien no se habia fijado demasiado hasta entonces. No habia previsto lo que ocurriria, no se habia preparado y tenia miedo de dejarla embarazada. No se atrevia a ir mas lejos, no se atrevia a correrse dentro de ella. No comprendia si al venir a verlo solo estaba buscando eso, no comprendia lo que queria que pensara al ensenarle la cicatriz. No sabia lo que deberia hacer al dia siguiente, ignoraba como seria su dia siguiente y el de ella, si es que ese dia siguiente tenia que existir.

Permanecio tumbado tranquilamente, escuchando el tictac del despertador de encima de la mesita, la calma reinaba alrededor de ellos. Tuvo ganas de preguntarle sobre su cicatriz, sin duda habia venido a verlo por eso, y una vez alli, se atrevio a ir mas lejos. Inclinado sobre el costado, la observo durante un buen rato, pero tuvo miedo de romper aquella quietud en la que ninguno de los dos se atrevia ni a respirar. El tictac del reloj le recordo la realidad, el tiempo pasaba. En el momento en que se incorporaba para mirar la hora, Xiaoxiao abrio los ojos, se subio los pantalones bajo las sabanas y se los abotono antes de sentarse.

– ?Te vas? -pregunto el.

Ella asintio con la cabeza y salio de debajo de las mantas. No se habia quitado los calcetines violeta. Fue a ponerse los zapatos. El se quedo tumbado, mirando en silencio como se ponia el abrigo acolchado y luego como se envolvia el rostro en su bufanda. La vio tomar de la mesa los guantes de lana y acabo preguntandole:

– ?Que te pasa?

Su propia voz le parecio ronca.

– Nada -dijo ella con la cabeza gacha. Luego se puso lentamente los guantes.

– Si te ocurre algo, ?dimelo!

Creia necesario pronunciar estas palabras.

– Nada -repitio ella sin levantar la cabeza. Luego dio media vuelta y descorrio el pestillo de la puerta.

Se levanto rapidamente, descalzo sobre el suelo helado, con la intencion de retenerla; pero, de pronto, se dio cuenta de lo que se estaba arriesgando a hacer.

– No salgas, vas a coger frio -dijo Xiaoxiao.

– ?Volveras? -pregunto el.

Ella afirmo con la cabeza, luego abrio suavemente la puerta y salio.

No volvio y nunca mas aparecio por la oficina del cuartel general de los rebeldes. El no tenia la direccion de su familia. Era la unica del grupo de estudiantes que se quedo tanto tiempo en su institucion, pero nunca le pregunto de donde venia y tan solo sabia su nombre, que ademas puede que fuera un apodo entre companeros. De lo que estaba seguro era de que bajo el seno de aquella joven llamada Xiaoxiao, el seno izquierdo, no, el seno derecho, que tenia en su mano izquierda, bajo el seno derecho de aquella chica, habia una cicatriz que parecia reciente, de algo mas de dos centimetros de largo. Recordaba que la joven se mostraba sumisa, que no lo freno en ningun momento, que habia querido mostrarle la cicatriz, ?queria provocar su compasion o seducirlo? ?Tenia dieciseis o diecisiete anos? No tenia vello en el pubis, era lo suficientemente atractiva como para que el la deseara, y, quiza porque era demasiado joven y fragil, tenia miedo de asumir sus responsabilidades. No sabia si los padres de Xiaoxiao habian sufrido algun percance, y no tenia medio alguno de conocer el origen de la cicatriz. ?Habria venido a verlo solo por aquella marca? ?Para pedirle proteccion y apoyo? ?O quizas estaba simplemente desorientada o atemorizada? Quiza se acosto con el para sentirse mejor; pero el no se atrevio a aceptarla, a retenerla.

Varias veces, al salir de su casa o regresar en bicicleta, paso por delante de la callejuela en que Xiaoxiao salto aquella noche, pero nunca mas la vio. Entonces se arrepintio de no haberla retenido, de no haberle dicho palabras carinosas para que se sintiera mejor, de haber sido tan cauteloso, tan prudente, tan increiblemente

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