trataba de un suicidio. A una china de ultramar que habia vuelto del extranjero tambien le ocurrio lo mismo. La torturaron con descargas electricas y la obligaron a confesar delante de una grabadora que era una espia de Taiwan; tambien tuvo que delatar las distintas ramificaciones de la red y los nombres de todos los niveles, con el fin de desenmascarar a los altos cargos disidentes. Algo parecido le ocurrio al ex teniente implicado en este complot.

El marido de Wang Qi, que fue acusado de miembro de la banda negra antipartido, volvio al trabajo en el comite central del Partido y entro en una comision de examen especial de las nuevas bandas antipartido. Wang Qi subio de escalafon; habia envejecido, pero todavia parecia mas benevola que antes. Durante el control militar a ella tambien la investigaron y la encerraron sola mas de seis meses en un pequeno cuarto de un almacen. En el techo, una bombilla de cien vatios iluminaba el lugar de dia y de noche. El interruptor estaba fuera del habitaculo y habian tapado la ventana con un carton grueso que no dejaba ver si era de dia o de noche. Ella tenia que escribir sin descanso las actividades que habia llevado a cabo en la epoca del Guomindang en Beijing, cuando pertenecia al movimiento estudiantil clandestino. Le dijo que se trastorno por completo en aquella epoca. Cuando cerraba los ojos tenia la impresion de que su cuerpo giraba sin parar y que las piernas estaban por encima de la cabeza. Le explico que, aun asi, su situacion era privilegiada, ya que no la torturaron fisicamente, ni la humillaron, probablemente debido a su edad y porque algunos de sus antiguos camaradas todavia estaban en funciones en el seno del ejercito y seguramente la protegieron.

Casi todos los antiguos altos cargos recuperaron su puesto. Una parte de ellos, ya demasiado mayores, como por ejemplo el antiguo secretario del comite del Partido, Wu Tao, al principio fueron rehabilitados, recuperaron sus viviendas y su remuneracion. Luego les dieron trabajo a sus hijos para que ellos pudieran jubilarse. Los funcionarios que no pertenecian al Partido, como Lao Tan, que era jefe adjunto de una subseccion y que tenia en su historial algunas manchas, continuaron trabajando en la escuela de funcionarios hasta que la suprimieron. Cuando los gobiernos locales la transformaron de nuevo en granja de reeducacion por el trabajo para los criminales,

Tan volvio a Beijing, pero, como todavia no tenia edad de jubilarse, se quedo esperando un nuevo destino.

Lin se divorcio. Poco despues se volvio a casar con un viceministro recien nombrado que habia perdido a su mujer durante la Revolucion Cultural.

El empezo a publicar algunos libros y, tras abandonar su antigua institucion, se hizo escritor. Lin lo invito un dia a cenar a su nueva casa, con su marido, que hablo con el de literatura y le dijo: «?Habra que relatar con cuidado la catastrofe que nuestro Partido acaba de vivir para educar a las generaciones futuras!». Ella estaba con ellos en el salon, mientras una criada preparaba la comida. Lin fue una de las primeras en utilizar perfumes extranjeros; en aquel momento probablemente llevaba uno de los ultimos de Chanel, una marca celebre en cualquier caso.

El estaba en tramites de divorcio. Su mujer, Qian, mando una carta a la Asociacion de escritores para denunciar sus ideas reaccionarias, pero no tenia ninguna prueba. El explico a los funcionarios pertinentes que durante la Revolucion Cultural ella tuvo demasiadas presiones y su cabeza no las aguanto, y que, como el pidio el divorcio, ella lo odiaba. Durante los diez anos de la «Gran Revolucion Cultural», las demandas de divorcio se acumularon, quiza no tanto como las demandas de matrimonio, pero era un fenomeno corriente. Al tribunal, que acababa de retomar la actividad, le costaba mucho rectificar las antiguas causas injustas y no queria tener nuevos problemas, por eso no le fue demasiado dificil conseguir por fin el divorcio. Le confeso a su ex mujer que, aunque fue la Revolu cion Cultural del Presidente Mao la que le arruino la juventud, el tambien tenia su parte de culpa. No sabia como compensarle su sufrimiento. Por suerte, el asunto de su padre, considerado contrarrevolucionario y espia, no habia avanzado, y las autoridades olvidaron el tema. De todos modos, logro dejar el campo para volver con su padre.

Recibio una carta de Lu que decia: «En la montana han tirado un monton de arboles de buena calidad; pero, ahora, ?de que sirve esta madera podrida?…».

Lu renuncio al puesto que le ofrecieron de presidente de la comision de control de disciplina del Partido, recien creada en la region. Anuncio que iba a jubilarse y construir una casa en la montana para pasar los dias que le quedaran en este mundo.

Paso otro ano. Tuvo la ocasion de volver al sur para una mision y se desvio expresamente para ver al hombre que lo habia protegido. Primero fue a la cabeza de distrito. Su antiguo companero de clase, Rong, todavia vivia en su casa de adobe. La habia restaurado una vez y ya tenia que cambiar de nuevo el tejado de paja. Rong habia tenido otro hijo, pues el control de natalidad en la cabeza de distrito era menos riguroso que en la ciudad, y ademas mantenia un trato muy familiar con los policias que se encargaban de estos asuntos. Ya hacia veinte anos que Rong vivia en aquel lugar. Su mujer era de la region. Tardaron un poco, pero al final les concedieron la autorizacion para registrar el nacimiento de su nuevo hijo. Rong todavia era tecnico agricola en la comarca y su mujer continuaba vendiendo articulos de bazar en la tienda de la cooperativa que estaba a las afueras de la ciudad. Esperaba que la trasladaran a la tienda que habia justo en la calle de detras de su casa, de ese modo podria ocuparse mejor de los hijos pequenos, pero no habia ofrecido suficientes regalos a los funcionarios que se encargaban del asunto y no lo consiguio. Rong aun hablaba menos que antes; le parecio muy largo el tiempo que paso con el en silencio.

Llego al pequeno burgo en autobus desde la cabeza de distrito. Los coches que circulaban por aquellos campos todavia eran modelos antiguos. La gente que esperaba se apretujo para subir antes de que bajaran todo los pasajeros. Cuando salio del autobus, no recorrio la pequena calle, tampoco fue a la escuela, para evitar encontrar a alguien que lo invitara a comer y que lo entretuviera demasiado tiempo; si iba a casa de uno, tendria que ir a casa del otro, y necesitaria un par de dias como minimo. De pie en la plaza, miraba a su alrededor y buscaba a alguien para preguntarle donde habia construido Lu su nueva casa.

– ?Hola! -grito un joven de la cooperativa de produccion de articulos de madera, con un cigarrillo en los labios. Lo reconocio y le dio la mano. Habian disparado juntos a las dianas durante los entrenamientos de la milicia popular, habian bebido y charlado juntos, seguramente ahora debia de ser funcionario. No lo invito a comer; solo le propuso que fuera con el un rato a sentarse en la cooperativa maderera. Al fin y al cabo, tan solo habia estado ahi una temporada; probablemente, para todos seguia siendo un extrano en esa region.

Supo que la nueva casa de Lu estaba detras de la mina de carbon, frente a la montana, cerca del rio, a unos tres o cuatro kilometros; tenia que andar un buen rato. Rong le advirtio que en el distrito los funcionarios estaban haciendo correr el rumor de que Lu se habia vuelto loco, que se habia construido una chabola de canas en el monte y ahora era vegetariano para cultivar las viejas recetas taoistas que preparaban la droga de la inmortalidad. Pero en las altas esferas, los viejos camaradas de Lu que volvieron a sus puestos y recuperaron sus antiguas funciones o que habian subido de escalafon pensaban que sin duda su entusiasmo revolucionario se habia debilitado. Fue lo mismo que le dijo Lu cuando llego a su casa.

– Ya no quiero ensuciarme mas las manos, con esto tengo suficiente: una choza de cana, un jardin de bambues purpura, las verduras que planto y unos cuantos libros para leer sin prisas. No soy joven como tu, ya soy un viejo, asi ocupo mi vida -le dijo Lu.

Por supuesto, la casa en que vivia Lu no era de cana, era una construccion de ladrillo que no se veia desde fuera. Si no se subia por la montana de detras de la mina de carbon, era imposible verla. Lu consiguio un dinero que daban para que los antiguos dirigentes se instalaran y lo empleo en aquella vivienda. El mismo habia hecho los planos y vigilo la construccion que realizaron los campesinos. El suelo estaba cubierto de adoquines de piedra oscuros. En el dormitorio, tras apartar una losa movil, habia una entrada secreta a un paso subterraneo que llevaba a una pequena casa de madera situada al borde del rio, en el medio de un bosque de pinos. Lu habia conseguido salvar la vida hasta entonces, pero era consciente de que en cualquier momento podia surgir algun complot contra el, era una de las cosas que habia aprendido en su experiencia de vida.

Mando que los campesinos trajeran la estela rota del templo en ruinas que habia en la cima de la montana y la coloco en la habitacion principal, empotrada en la base de una pared. La inscripcion estaba incompleta, pero aun asi se podia leer la suerte y los sentimientos de aquel monje que construyo el templo: un pobre letrado vino a refugiarse a aquel lugar, despues de participar en la rebelion de los Taiping, que tambien sonaron en construir una utopia y que, debido a los problemas internos y a las masacres, acabaron en la ruina.

En el dormitorio habia un monton de libros: obras de lectura restringida que se entregaban solo a los altos cargos del Partido, como la autobiografia de Tanaka Kakuei, el primer ministro japones, o las Memorias de esperanza del general De Gaulle en tres volumenes. Tambien habia una

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