Conduciamos dos sondas sobre Arturo — continue —. Perdi el contacto con el. No podia encontrarlo. La averia era de su radio, no de la mia. Volvi cuando se me termino el oxigeno.

— ?Le espero?

— Si. Es decir, describi circulos en torno a Arturo. Durante seis dias. Exactamente ciento cincuenta y seis horas.

— ?Solo?

— Si. Tuve mala suerte, porque aparecieron nuevas manchas en Arturo y perdi completamente el contacto con el Prometeo. Con mi nave. Intermitencias. Solo, sin radio, no pudo volver. Me refiero a Arder. Porque en las sondas la radiogoniometria esta acoplada a la radio. Sin mi no podia volver, y no aparecio. Gimma me llamo, y tenia razon. Mas tarde calcule para pasar el rato las posibilidades de que yo volviera a encontrarle con el radar…; no lo recuerdo con exactitud, pero era como de una en un trillon. Espero que hiciera lo mismo que Arne Ennesson.

— ?Que hizo Arne Ennesson?

— Perdio la focalizacion del haz. Su empuje se debilito. Aun podia mantenerse en orbita…, unas veinticuatro horas, segun mi estimacion…, giraria en espiral y finalmente caeria sobre Arturo, asi que prefirio precipitarse cuanto antes contra la estrella. Ardio casi delante de mis ojos.

— ?Cuantos pilotos habia ademas de usted?

— En el Prometeo, cinco.

— ?Cuantos han vuelto?

— Olaf Staave y yo. Se lo que piensa, doctor, que es una heroicidad. Tambien yo lo pensaba cuando leia libros acerca de hombres semejantes. Pero no es cierto. ?Me oye? Si hubiera podido, habria dejado solo a Arder y regresado inmediatamente, pero no podia. El tampoco habria regresado; nadie lo habria hecho. Gimma tampoco…

— ?Por que… reniega usted de si mismo? — inquirio en voz baja.

— Porque existe una diferencia entre el hecho heroico y la necesidad. Hice lo que habria hecho cualquiera. Doctor, para comprenderlo hay que estar alli. El hombre es una burbuja llena de liquido. Basta un empuje defocalizado o unos campos desmagnetizados para que se produzca una vibracion y al momento la sangre se coagule. Fijese bien: no hablo de causas exteriores como meteoros sino de las consecuencias de defectos. Cualquier estupidez, un alambre quemado de la radio es suficiente, y entonces ocurre. Si en semejantes expediciones y circunstancias tambien los hombres fallaran, todo se reduciria a un simple suicidio, ?comprende? — Cerre los ojos un instante —. Doctor, ?ahora ya no vuelan? ?Como es posible?

— ?Volaria usted?

— No.

— ?Por que?

— Se lo dire. Ninguno de nosotros habria volado si hubiera sabido como son las cosas alli.

Esto no lo sabe nadie. Nadie que no haya estado alli. Eramos un punado de animales muertos de miedo y desesperacion.

— ?Como concuerda esto con lo que ha dicho antes?

— No tiene que concordar. Ocurrio asi. Teniamos miedo. Doctor, mientras esperaba a Arder, girando en torno a aquel sol, pense en diversas personas y hable con ellas, con ellas y conmigo mismo, y al final llegue a creer que volaban conmigo. Todos nos salvabamos como podiamos. Reflexione, doctor. Ahora estoy aqui con usted, he alquilado una villa y comprado un coche antiguo, quiero aprender, leer, nadar…, pero llevo todo eso dentro de mi. Aquel espacio, aquel silencio, y los gritos de Venturi pidiendo socorro mientras yo, en lugar de salvarle, retrocedia a plena propulsion.

— ?Por que?

— Yo pilotaba el Prometeo. El reactor de Ennesson cayo; podia hacernos estallar a todos.

Pero no exploto, de modo que no nos habria destruido. Quiza aun habriamos tenido tiempo de recuperarle, pero yo no tenia derecho a arriesgarlo todo. El caso de Arder fue al reves. Yo queria salvarle y Gimma me llamo porque temia que perecieramos ambos.

— Bregg…, digame, ?que esperaban ustedes de nosotros? ?De la Tierra?

— Lo ignoro. No lo he pensado nunca. Era como hablar de la vida despues de la muerte o del paraiso, y asegurar que lo habra, pero sin poder imaginarlo. No hablemos mas de eso. Yo queria hacerle una pregunta: ?que es la… betrizacion?

— ?Que sabe de ella?

Se lo dije, pero no mencione las circunstancias ni por quien me habia enterado.

— Si — contesto —, asi es mas o menos como lo ve la mayoria de la gente.

— ?Y que hay de mi?

— La ley preve una excepcion para ustedes, ya que betrizar a los adultos es una intervencion que puede ser perjudicial e incluso peligrosa para la salud. Ademas se es de la opinion, que no carece de fundamento, de que ustedes ya han superado la prueba… de una actitud moral. Y por otra parte… no son muchos.

— Otra cosa, doctor. Ha mencionado a las mujeres. ?Por que me ha dicho eso? Pero tal vez le estoy robando demasiado tiempo…

— No, no me roba el tiempo. ?Que por que lo he dicho? ?Con que personas se puede intimar, Bregg? Padres, hijos, amigos, mujeres. Usted no tiene padres ni hijos. Amigos no puede tener.

— ?Por que?

— No pienso en sus camaradas, aunque no se si desearia moverse en su circulo y recordar…

— ?Dios mio, no!

— ?Entonces? Usted vive dos epocas. En la pasada vivio su juventud, y no tardara en conocer la actual. Si anadimos los diez anos, su experiencia no puede compararse con la de sus coetaneos. Por consiguiente, no puede hablarse de equivalencia en sus relaciones.

?Acaso quiere vivir entre ancianos? Lo unico que le queda son las mujeres. Solamente las mujeres.

— Preferiria una sola — murmure.

— Hoy dia es dificil encontrarla.

— ?Por que?

— Es una era de bienestar que, traducido al idioma del erotismo, significa falta de consideracion. Porque no se puede tener amor ni mujeres… por dinero. Las cuestiones materiales han dejado de existir.

— ?Y a eso llama usted falta de consideracion!

— Si. Usted piensa seguramente, porque he hablado del amor mercenario, que se trata de prostitucion clandestina o declarada. No. Esos tiempos ya han pasado. Antes la mujer era deslumbrada por el exito. El hombre se imponia a ella por la cantidad de sus ingresos, su capacidad profesional, su posicion en la sociedad. En una sociedad igualitaria esto ya no es posible. Salvo escasas excepciones. Si usted fuera realista, por ejemplo…

— Soy realista.

El medico sonrio.

— Ahora esta palabra tiene otro significado. Se refiere a un actor que trabaja en el real. ?Ha estado ya en el real?

— No.

— Vaya a ver un par de melodramas y comprendera los criterios actuales sobre la eleccion erotica. Lo mas importante es la juventud. Por eso luchan tanto por ella. Las arrugas, las canas, sobre todo el encanecimiento prematuro despiertan sentimientos tales como hace unos siglos… la lepra.

— Pero ?por que?

— Le resultara dificil de comprender. Los argumentos de la razon son impotentes ante las costumbres establecidas. Usted ignora todavia que han desaparecido muchos elementos que antes eran decisivos en el erotismo. La naturaleza no admite lagunas: otros elementos tenian que venir a sustituirlos. Tomemos como ejemplo lo que usted conoce tan bien: el riesgo.

Ahora ya no existe, Bregg. El hombre no puede imponerse a la mujer por su bravura, mediante una accion intrepida. Y sin embargo, la literatura, el arte, toda la cultura ha vivido durante siglos de este tema: el amor enfrentado a las decisiones extremas. Orfeo fue hasta los infiernos a buscar a Euridice. Otelo mato por amor. La tragedia de Romeo y Julieta… En la actualidad ya no hay tragedias. Ni siquiera una remota posibilidad de que las haya. Hemos eliminado el infierno de las pasiones, y el resultado ha sido que el cielo ha dejado de existir al mismo

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