– Y ?se cree usted que le van a conceder un ascenso por esto? ?Vayase y cuenteselo a otro esto de los taxistas! ?Taxistas!…

El policia puso cara de decepcion y se fue.

– Tendremos que dejarles libres -dijo el comisario de policia.

– Si, senor -convino Cramer-. Ya se que estamos en este caso. Traigales aca, Archie.

El hecho de que Cramer me llamase Archie daba idea de su situacion moral; mientras me dirigia a obedecer su encargo, trate de recordar alguna otra ocasion en que me hubiera llamado asi, y no la encontre. Claro esta que cuando hubiera dormido un poco y se hubiera dado una ducha, tendria un concepto diferente de mi, pero archive el dato para recordarle en el momento oportuno que me habia llamado Archie. Mientras me dedicaba a estas cavilaciones, Purley y yo hicimos entrar a todos los que estaban en la habitacion de la fachada y en el comedor.

El consejo de estrategas se habia puesto en pie y. se habia reunido en un extremo de la mesa de Wolfe. Los recien entrados se sentaron. Los policias se desparramaron por la habitacion, eran cosa de una docena, y adoptaron una actitud de vigilancia tan inteligente como lo permitian los resultados de la investigacion, para lucirse ante los ojos de su gran jefe, el comisario.

Cramer, dirigiendose a ellos, dijo:

– Vamos a dejarles ir a sus casas. Pero antes de que salgan ustedes, quiero exponerles la situacion; El examen microscopico de las manos no ha revelado nada, pero en otro campo de observacion si ha dado resultado. En una bufanda que habia en el bolsillo de uno de los gabanes de ustedes hemos encontrado particulas del tubo. La bufanda fue empleada indudablemente por el asesino para evitar el contacto de la mano con el. Por todo ello…

– ?De quien es el gaban? -salto Breslow.

– No les dire de quien es el gaban ni de quien la bufanda -dijo Cramer moviendo negativamente la cabeza-, y me parece que sera mejor que sus duenos tampoco lo divulguen, porque ello trascenderia a los periodicos y ya saben ustedes…

– No, no es esto -dijo con su voz aflautada Kates-. Querra usted decir porque ello conviene a los planes de usted y a los de Nero Wolfe, y a los de la A.I.N., pero no conseguiran ustedes burlarme. ?Era mi abrigo! Y la bufanda no la he visto antes jamas. Esta es la mas infame…

– Basta, Kates -dijo rudamente Salomon Dexter.

– Bien esta -corto Cramer sin que su voz sonase a disgusto-. La encontramos en el gaban del senor Kates, y dice que jamas vio la bufanda antes…

– La bufanda -interrumpio Winterhoff, con voz mas gruesa y mas grave que nunca- me pertenece a mi. Me fue robada del sobretodo en esta casa en la noche del ultimo viernes. No la habia visto desde entonces hasta que me la ensenaron ustedes aqui. Dado que han tolerado ustedes que Kates formulase insinuaciones acerca de los planes de la A.I.N…

– No, basta -dijo Cramer secamente-. No me interesan las insinuaciones. Si quieren ustedes discutir, pueden alquilar cualquier sala y entregarse a ello libremente. Lo que quiero decirles es lo siguiente: Hace unas horas yo dije que alguno de ustedes habia matado a la senorita Gunther y el senor Erskine opuso objeciones. Ahora ya no queda fundamento para objecion alguna, ni duda de ello. Podriamos detenerles a todos y encerrarles como testigos personales, pero siendo ustedes quienes son, al cabo de unas horas estarian ya bajo fianza. Asi, pues, les dejaremos ir a casa, incluyendo al autor del asesinato cometido aqui esta noche, porque no sabemos quien es. Nos proponemos encontrarte. Mientras no lo consigamos, cabe que se les convoque a ustedes a cualquier hora del dia o de la noche. No saldran ustedes de esta ciudad, ni siquiera una hora, sin permiso. Sus movimientos podran ser observados. Estamos decididos a llevar adelante este sistema, tanto si protestan ustedes como si no. Los coches de la policia les llevaran a casa. Pueden ustedes irse, pero antes oigan una ultima palabra: No desistimos de nuestra empresa. Se que la situacion es molesta para todos ustedes, y seguira siendolo hasta que encontremos al asesino. Asi, pues, si saben ustedes algo que nos ayude a ello, la peor falta que podran cometer es ocultarnoslo. Si lo saben, quedense y digannoslo. El comisario de policia y el fiscal del distrito estamos aqui dispuestos a charlar con cualquiera de ustedes.

La invitacion no fue aceptada, o por lo menos no lo fue en los terminos propuestos. La familia Erskine deseaba cambiar impresiones con el fiscal del distrito; Winterhoff queria hacerle una observacion al comisario; la senora Boone hablo aparte con Travis, del F.B.I., a quien por lo visto conocia; Breslow tenia algo que decirle a Wolfe y Dexter empezo a hacerle preguntas a Cramer. Pero a poco hubieron terminado todos y se marcharon sin que pareciese que se habia producido aportacion util alguna a la causa.

Wolfe se puso en pie y Cramer, por el contrario, se sento:

– Vayanse a acostar, si quieren -dijo amargamente. -Pero yo me quedare a hablar con Goodwin. Quiero saber quien, ademas de Kates, tuvo ocasion de poner esta bufanda en el gaban.

– ?Que tonteria! -dijo Wolfe-. Esta medida podria ser necesaria con otra clase de persona, pero el senor Goodwin esta adiestrado; es competente, es de fiar y de moderada inteligencia. Si pudiera prestar alguna ayuda, lo hubiera hecho ya. Hagale una simple pregunta, o, mejor dicho, se la hare yo: Archie, ?sospecha usted de alguien que pusiera la bufanda en el gaban, o puede usted eliminar a alguno totalmente como persona incapaz de haberlo hecho?

– No, senor, a ambas preguntas. Lo he pensado bien y largamente. Estuve entrando y saliendo a medida que llamaban a la puerta y ellos iban y venian tambien libremente. Lo malo es que la puerta de la habitacion de la fachada esta abierta asi como la puerta del vestibulo.

– ?Como hubiera contestado usted si hubiera estado a solas con Wolfe? -pregunto Cramer maliciosamente.

– Si este es su parecer -dije- puede usted prescindir de mi respuesta y emplear la tortura. Le advierto que soy especialmente resistente al tormento al amanecer, que es el caso en que nos encontramos. ?Como conseguiria usted arrancarme la verdad?

– Vamos a dormir -dijo Spero, del F.B.I., y todos se adhirieron a su parecer.

Se entretuvieron aun empaquetando en una caja la bufanda, como si hubiera sido una pieza de museo (y por cierto que lo es, en realidad) y recogiendo papeles y objetos diversos. De esta suerte, se hicieron las cinco antes de que saliesen.

Volviamos a ser duenos de la casa. Wolfe se dirigio al ascensor. Yo quise hacer aun una ronda para ver lo que faltaba y asegurarme de que no habia policias durmiendo por debajo de los muebles.

– ?Instrucciones para manana, senor? -le dije a Wolfe.

– Si, dejeme a solas -respondio.

Capitulo XXIV

A partir de este momento tuve la sensacion de encontrarme al margen de los acontecimientos. El que Wolfe me haga revelaciones o no, no depende nunca del curso de los hechos, sino de las comidas, de la clase de camisa o corbata que yo lleve, del lustre de mis zapatos y de otros» pormenores de la misma cuantia. No le gustan los colores abigarrados y menos el purpura. En cierta ocasion, Lily Rowan me regalo una docena de camisas con unas franjas de diversos colores y matices. Acontecio que me puse la de color purpura el dia que comenzamos a trabajar en el caso Chesterton-Best, aquel del tipo que robo en su propia casa y le pego un tiro a un huesped en la tripa. Wolfe dirigio una mirada a la camisa e inmediatamente me retiro la palabra. Estuve llevando a proposito la camisa durante una semana, y no me entere de como iba el caso hasta que Wolfe lo hubo resuelto del todo. Y aun asi tuve que averiguar la mayoria de los detalles a traves de los periodicos y de Dora Chesterton, con quien habia establecido cierta relacion. Dora era una mujer que… Bueno, no, mejor sera que lo cuente en mis memorias intimas.

La sensacion que tenia yo de estar descartado del asunto tenia su fundamento real. El martes por la manana Wolfe desayuno a la hora acostumbrada, lo cual deduje del hecho de que Fritz cogio la bandeja, la lleno, se la subio a las ocho y la bajo vacia a las nueve menos diez. En ella habia una nota que me encargaba mandar a Saul Panzer y a Bill Gore, cuando telefoneasen, que se presentasen en el despacho a las once a dar parte de sus trabajos, y que me ocupase tambien en que Del Bascom, director de la agencia de detectives Bascom, estuviese presente igualmente. Cuando el bajo de los invernaderos estaban todos esperandole y el me saco de la habitacion. Me

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