– No, no, escucha.

Alejandro trago saliva, con el rostro muy enrojecido y los ojos brillantes. Telamon observo como tenia la frente banada en sudor. ?Este hombre esta cuerdo?, se pregunto. A su llegada, Alejandro le habia recordado a su amigo de la infancia. Pero, ?ahora? ?Era solo una mascara? Alejandro choco su copa contra la del fisico.

– Tan reservado como siempre, Telamon. Voy a decirte por que estas aqui. Estoy rodeado de enemigos, traidores, espias…

Telamon miro inmediatamente a su alrededor. Ptolomeo, sin hacer caso del jaleo que montaban sus companeros, les miraba con una mirada solapada, un tanto burlona, como si supiera lo que Alejandro estaba diciendo y no le importara.

– ?Escucha! -ordeno Alejandro tendiendo una mano para sujetar el brazo de Telamon-. Dario y Memnon. Conozco sus tacticas.

– ?Tienes a un espia cerca de ellos?

– Mas o menos. El rey persa no me impedira cruzar el Helesponto. Espera atraerme a sus vastos territorios, agotar a mi ejercito, hacerle pasar hambre, para despues rodearnos y acabar con nosotros, aunque eso es algo que decidiran los dioses. Lo que me preocupa es el espia que tienen cerca de mi. ?Eres tu, Telamon?

– ?Tonterias! ?No estaria aqui si no hubieras mandado llamarme!

– ?Por que despediste al paje?

– No me gustan los ninos insolentes por muy bonitos que sean. Escogere a mi propio asistente, como hago con mis amigos.

– Consigue a alguien en quien confies -le ordeno Alejandro-. ?Has estado en los corrales de los esclavos? Todavia nos quedan algunos tebanos por vender. Quizas encuentres a alguno alli.

– ?Estabas hablando de un espia?

– No se quien es -confeso Alejandro sacudiendo la cabeza-. El unico nombre que me han dado es Naihpat.

– ?Naihpat?

– Una tonteria, ?verdad? -contesto Alejandro haciendo una mueca-. Naihpat… Apolo sabra que significa. - Senalo a los presentes-. Tengo a mi custodio de los secretos y Dario tiene el suyo, una figura misteriosa llamada como uno de sus dioses, Mitra -preciso estirando la mano con los dedos curvados como garras-. Como me gustaria pillar a el y a sus secretos, a todos aquellos que furtivamente han recibido el oro persa… No tendria la menor piedad, Telamon. Los crucificaria a todos.

– ?Quien es tu espia? -pregunto Telamon bruscamente.

– Bueno, creo que es Lisias, uno de los comandantes de la caballeria de Memnon. Me envio un mensaje secreto: quiere reunirse conmigo en Troya.

– ?Con que fin?

– No lo se. Solo me pidio que me reuniera con el alli y entonces me diria el motivo.

– Entonces, ?que temes, Alejandro? ?Un asesinato? ?Una traicion?

– No, temo a Filipo.

– ?Esta muerto! -afirmo Telamon.

– No, escucha. ?Recuerdas aquel verso? -pregunto Alejandro poniendo los ojos en blanco, uno de sus gestos favoritos cuando era un nino en la academia-. Aquel del canto diecinueve de la Iliada. ?Como era? «El higado fue arrancado de su lugar y, de el, la negra bilis mancho por delante su tunica.»

– ?Que tiene eso que ver con Filipo?

– ?Recuerdas lo que dijo el oraculo de Delfos? -pregunto Alejandro-. «El toro esta preparado para el sacrificio, todo esta listo, el verdugo espera.» Mi padre lo interpreto como una referencia al imperio persa; solo despues de su asesinato, la gente comprendio que se referia a el -preciso haciendo una pausa-. Necesito un sacrificio puro, Telamon, antes de ordenar a mis tropas que embarquen. Todos los toros que sacrifico estan mancillados. Los presagios no auguran nada bueno, asi que nosotros nos refugiamos en esta tierra y mi ejercito espera.

– ?No hagas caso de las senales! -replico Telamon-. ?Trae tu flota aqui y navega!

Alejandro sacudio la cabeza. Dejo la copa en el suelo, cruzo los brazos sobre el respaldo y apoyo la barbilla en las munecas. Miro a Telamon fijamente.

– Mira a tu alrededor, fisico. ?Alguien nos observa? ?Crees que alguien nos puede escuchar?

Telamon obedecio. Seleuco hablaba ahora con Antigona. Aristandro se rascaba la entrepierna y la prostituta y Ptolomeo estaban enzarzados en una discusion. Por su parte, los sirvientes se habian retirado y la muchacha de la flauta habia desaparecido. A traves del hueco que dejaba la tela de entrada, entreabierta, el fisico vio el escudo y la lanza de un guardia.

– ?Recuerdas al explorador cuyo cadaver sera consumido por las llamas? -prosiguio Alejandro-. ?El que fue encontrado en las rocas al pie del acantilado? Las unicas personas que saben la verdad son Critias y Aristandro. Los demas creen que su muerte fue sencillamente el resultado de una disputa en el campamento. La daga todavia estaba clavada en el cuerpo del explorador y, en su mano, habia un pequeno trozo de pergamino -apunto Alejandro con la mirada fija-. La daga era acanalada, de origen celta -en ese momento, Telamon sintio un escalofrio, pero fue incapaz de saber si era por la fria brisa nocturna o por los ojos sin alma de Alejandro-. El mismo tipo de daga - susurro el rey-, que mato a mi padre.

– ?Pausanias era un loco! Todos conocemos la historia -le consolo Telamon-. Esas dagas se pueden comprar en todos los mercados.

– ?Se pueden comprar de verdad, fisico? ?Que me dices del trozo de pergamino metido en la mano del explorador muerto? Una nota que llevaba el siguiente mensaje: «El toro esta preparado para el sacrificio, todo esta listo, el verdugo espera». ?Te das cuentas de lo que esta pasando, Telamon? ?Mi padre va a detenerme?

– No seas ridiculo. Eres tan supersticioso como una vieja.

Alejandro movio los brazos y sonrio. Su rostro se transformo.

– Me alegro de que hayas vuelto, Telamon -afirmo golpeandose el pecho con el puno-. Olimpia, Filipo y todo el poder de Persia no me detendran. ?Nada me detendra!

– ?Por eso arrasaste Tebas?

– Muy poco antes de que te marcharas de Mieza -replico Alejandro-, luchabamos con espadas de madera. Yo continue dando golpes a diestro y siniestro hasta que Cleito intervino.

– Te disculpaste. Dijiste que tenias un velo rojo en los ojos.

– Eso fue lo que sucedio en Tebas -preciso Alejandro mordiendose el labio inferior-. Las personas tendrian que saber cuando han perdido. Una y otra vez Tebas se entremetia, conspiraba, iniciaba campanas de rumores por toda Grecia… Recuerdo haber estado ante la puerta de Electra mientras se desplegaba la Banda Sagrada. Les hicimos retroceder. Aparecio el velo rojo. Pense: «Esta vez, esta vez, acabare con este asunto de una vez por todas. Nunca mas Tebas volvera a desafiar a Macedonia». Di la orden: «?No hagais prisioneros! ?No dejeis piedra sobre piedra!» -recordo con una sonrisa retorcida-. Aparte de los templos y la casa del poeta Pindaro, matamos a todos sus combatientes. Capture a treinta mil esclavos y gane una fortuna con la venta. ?Tebas no volvera a desafiarme nunca mas! -exclamo con la mano en alto.

– ?Alguien te esta desafiando ahora?

– Si.

Alejandro tosio. Movio las piernas fuera del divan. Se sento.

– Y ahora llegamos a por que estas aqui -advirtio al fisico por encima del hombro.

Alejandro dejo la copa de vino sobre la mesa. Telamon miro el suelo: el borde de la alfombra que cubria el suelo junto al divan del rey estaba empapado de vino. Alejandro no habia bebido ni la mitad de lo que parecia. Habia bebido sorbos, algun trago que otro, pero la mayor parte del vino habia sido derramada en secreto.

– Mira a tu alrededor, Telamon. Todos mis codiciosos companeros quieren ser reyes y principes y cabalgar a traves de Persepolis cubiertos de gloria. Mientras yo sea el mas rapido, el mas fuerte, el mas fiero, el mas astuto, el mas afortunado…, estare a salvo. Mientras la jauria se alimente bien, sere su lider. Lo mismo vale para los que estan ahi fuera. La verdad es que no quieren abandonar la tierra negra de Macedonia, pero suenan con las bellas y complacientes mujeres del haren de Dario, con hundir sus brazos hasta los codos en cofres de perlas y piedras preciosas… Si cumplo sus suenos, soy su rey, su bienhechor. No les importaria en lo mas minimo que me proclamara a mi mismo como la encarnacion de Apolo.

– Tienes a Hefestion, un amigo de verdad.

– Si, tengo a Hefestion, y tengo a Telamon. He pensado mucho y muy a fondo en ti. El dia que abandonaste

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