– ?Pobre Leontes! -se lamento Cleon rascandose la mejilla mientras miraba a traves del claro-. Tuve que escapar de Corinto -anadio con un tono triste-. Los celos de los demas. Hay dos cosas que este mundo odia como a la peste: a un fisico que fracasa y a un fisico que triunfa. ?Cuando hara Alejandro el proximo sacrificio? -pregunto levantandose-. ?Espero que el Hades nos eche una mano para poder largarnos de una vez de este condenado lugar! Si tuviese dinero, me iria a Sestos, me emborracharia y despues buscaria a la prostituta mas gorda! -exclamo Cleon acercandose al cadaver-. ?Solo los dioses saben quien lo hizo! ?Venga, vamos, todavia no he desayunado!
Telamon hubiera pedido a Perdicles que se quedara, pero un fugaz destello de color entre los arbustos a unos pocos pasos a su izquierda habia captado su atencion. Por un momento, creyo que se trataba de un pajaro; sin embargo, los arbustos volvieron a moverse. Telamon estaba seguro de haber visto una mano muy pequena, el brillo de un anillo. Los fisicos se marcharon. Telamon permanecio sentado en la posicion del loto y los vio marcharse. Tenia hambre y notaba un regusto acido en el fondo del paladar que le hizo lamentar las copas de vino de mas que habia bebido durante la noche anterior. Comprendio que le vigilaban y que el espia solo podia marcharse cuando el se fuera. Telamon confiaba en que el observador secreto tuviese tanta hambre como el.
– Puedes quedarte alli un rato mas -murmuro y, seguidamente, comenzo a repasar todo lo que habia ocurrido desde su llegada al campo macedonio.
Recito las primeras cinco letras del alfabeto griego: alfa, beta, gamma, delta, epsilon. Muy bien, ?que tenemos?, se pregunto. Alfa: quemaron mi tienda incluso antes de mi llegada. ?Por que? No habia nada en su interior. ?Se trataba de un accidente? ?Estaba vinculado con estos otros misteriosos acontecimientos?
Beta: la mujer joven, la tesalia, el sacrificio a Atenea. ?Que experiencia tan siniestra habia vivido como para perder la razon? Antigona la habia cuidado bien y la habia traido a traves del Helesponto para que Alejandro la interrogara. ?Por que? Telamon se balanceo atras y adelante. Probablemente porque no era seguro dejarla en Troya: sus atacantes podrian venir en su busca y asesinarla. Sin embargo, al final, la habian asesinado. ?Como? Telamon cerro los ojos. Recordo la copa de vino. La habian tocado varias personas, pero estaba seguro de que nadie habia echado ningun polvo o pocima en ella. No obstante, la muchacha habia muerto. Telamon abrio los ojos y golpeo el puno contra su rodilla. ?Como?, se pregunto una vez mas. La tienda no tenia ningun resquicio por donde alguien pudiera colarse y en la entrada siempre habia una guardia. ?Por que habia sido necesario matarla? ?Porque podia recuperar la razon?
Gamma: la muerte de los dos guias. Telamon comprendia perfectamente la importancia que tenian para el ejercito macedonio. Quienquiera que fuese, el asesino deseaba cegar a Alejandro de forma tal que, cuando cruzara el Helesponto, se encontrara perdido o, mejor todavia, cayera en una emboscada. El asesino de anoche era siniestro. Telamon se lo imagino sin problemas. Un borracho, que apenas se mantenia de pie, atacado rapida y despiadadamente en la oscuridad. ?Y el asesinato anterior? ?Quien habia llevado al guia hasta el borde del acantilado y despues lo habia apunalado? Hasta donde Telamon sabia, aquel guia no habia estado borracho. Un hombre joven, vigoroso y capaz de defenderse, pero que habia ido al encuentro de la muerte como un cordero al matadero.
Delta: la persona que estaba detras de todo esto conocia muy bien como funcionaba la mente de Alejandro. La utilizacion de las palabras del oraculo de Delfos y la daga celta con la empunadura alada tenian el objetivo de despertar los recuerdos, avivar la culpa en el espiritu de Alejandro, aprovecharse de sus supersticiones… Si todo esto llegaba al conocimiento publico, afectaria a la moral de las tropas. ?Esto era obra del misterioso espia llamado Naihpat? ?La persona que le enviaba a Alejandro citas de la
Por ultimo, epsilon: los sacrificios. Telamon sonrio para sus adentros. Tenia sus sospechas al respecto, pero ?cuando seria el momento adecuado para enfrentarse a la persona responsable? Miro por el rabillo del ojo en direccion a los arbustos. Se puso de pie y camino hacia alli.
– ?No has leido a Aristoteles? -grito-. ?En particular su
Las ramas de los arbustos se movieron. Asomo una cabeza muy grande: los cabellos negros rizados con el feo rostro de un satiro, los ojos saltones, la nariz aplastada y una boca de pez. La cabeza se levanto un poco mas y quedaron a la vista unos hombros muy anchos.
– ?Alabado sea Apolo, levantate! -exclamo Telamon-. ?Y sal de una vez!
– ?Estoy de pie!
El enano aparto las ramas y salio al claro. Sonrio maliciosamente al ver la sorpresa en el rostro de Telamon. No media mas de cinco palmos; era lo que los griegos llamaban un «grotesco». Pequeno, rechoncho, patituerto, la cabeza casi tan grande como el torso, iba vestido con una tunica Verde atada a la cintura con una cuerda. Llevaba unas recias sandalias en los diminutos pies regordetes y sus alhajas consistian en una pulsera de cobre y unos anillos baratos. Telamon lo miro sin disimular la curiosidad.
– ?Como te llamas?
– Hercules.
– Ah, el gran heroe -advirtio Telamon recordando los cuchicheos de Aristandro la noche anterior.
– Hay una cosa que se hacer muy bien, y es escuchar -observo con voz profunda y en un tono educado.
El enano observo a Telamon de pies a cabeza con una mirada colerica. Un recuerdo destaco en la memoria de Telamon. Se puso en cuclillas y toco el pecho del hombrecillo con la punta del dedo repetidamente.
– ?Hercules! Ahora te recuerdo. Tu eres una de las criaturas de Aristandro, ?eso es! -exclamo Telamon recordando los huertos de Mieza, la academia de Aristoteles para los jovenes macedonios-. Olimpia vino a visitarnos, tan teatral como siempre, en compania de Aristandro. Tu caminabas con el, cogido de la mano. Creimos que eras su hijo.
– Lo soy -afirmo el enano adelantando la cabeza en una actitud agresiva-. Te agradeceria que no te agacharas cuando hables conmigo.
Telamon murmuro una disculpa y se levanto.
– ?Que haces aqui? ?Por que me estabas espiando?
– No te espiaba a ti, sino a los fisicos. Espie a Leontes. Asi fue como Aristandro mi amo se entero del oro oculto y tambien del vino que te envio. Si no hubiese sido por mi, te hubieras pasado todo el dia en la letrina.
– Sin embargo, te has quedado.
– Tenia que hacerlo, ?no? Crei que te marcharias con los demas.
– ?Como te enteraste de que habia emponzonado el vino? -pregunto Telamon-. ?De que Leontes era un traidor?
– Me escondi debajo de su cama.
– ?O sea que tambien puedes entrar y salir de las tiendas!
– Solo cuando sus ocupantes son descuidados.
– ?Que sabes de nuestros amigos fisicos?
– Que son unos estupidos y que estan asustados. Perdicles es el tipo que hay que vigilar -preciso esbozando una sonrisa-. ?Aristandro confia en ti! -exclamo levantando su cabeza con los ojos brillantes.
– ?Que pasa con Perdicles? -quiso saber Telamon.
– Dijo algo muy curioso. No cree que el ejercito llegue a ponerse en marcha ni que la flota navegue. Estaba consolando a aquel idiota de Corinto. Mas le valdria tener la boca cerrada -advirtio volviendo a adoptar una expresion desagradable en su rostro y mirando a Telamon-. Tenia que quedarme entre los arbustos. Crei que te quedarias aqui todo el dia.
– Pues no es asi -respondio Telamon tendiendole la mano-. Vuelvo al campamento. Puedes venir conmigo. Tengo que desayunar y, de paso, consultar algunas cosas con mis colegas fisicos.
Hercules cogio la mano de Telamon. Salieron del bosquecillo y cruzaron el campo donde ahora se ejercitaban numeros soldados de caballeria. En cuanto entraron en el campamento, el enano apreto por un segundo la mano de Telamon y desaparecio entre la muchedumbre.