Hercules le gustaba muchisimo este juego. Entonces paso a preocuparse por el espia Naihpat. Dicho a la inversa, se convertia en Taphian. Vaya, ?donde habia escuchado antes ese nombre?

Bebio otro trago de vino. Si conseguia descubrir la identidad del traidor, su amo le recompensaria, se olvidaria de los insultos y los golpes, y quizas incluso le daria dinero para que fuera a visitar algunos de los burdeles en Sestos. Hercules se lamio los labios. Naihpat, Taphian. ?Que significaban? El enano sabia leer y escribir, pero, desde que Aristandro lo habia sacado del teatro ambulante, la mayoria de su educacion habia consistido en escuchar en las puertas y ventanas de otras personas.

El gorjeo de los pajaros le molestaba. Alguna criatura se deslizo entre las hierbas, y vio fugazmente una piel. En honor a la verdad, se dijo Hercules, estoy borracho. Escucho un sonido detras de el, pero tardo en volverse porque estaba tapando la bota. Luego miro por encima del hombro. La red ya volaba por el aire. Cayo cubriendo al enano. Cuanto mas se debatia, mas se enredaba en las mallas. Hercules consiguio levantarse, pero volvio a caer. Vislumbro una sombra y grito cuando recibio el primer garrotazo, que le aplasto la sien. Todavia gritaba cuando perdio el conocimiento. El asesino continuo descargando golpes hasta convertir el craneo de Hercules en una masa sanguinolenta de hueso y sesos.

* * *

Casandra ato el vendaje en la muneca de Telamon.

– No estoy de acuerdo -dijo el fisico desatando el nudo-. Esta demasiado apretado. Dificulta la circulacion de la sangre y no permite que la herida respire. Ademas, si no se ha limpiado correctamente, tambien sellara la putrefaccion en el interior. ?Cuantas veces la cambiarias?

– Una vez cada dos dias -respondio Casandra, cuyos ojos verdes mostraron una expresion divertida-. ?Vas a decirme que esta mal?

– Para un simple corte esta bien, pero ?para una herida? Yo cambiaria el vendaje, si es posible, al menos una vez al dia, quizas incluso dos veces. Limpiaria la herida con una mezcla de vino fuerte, sal y miel.

A pesar de los dedos callosos, el toque de Casandra era suave. Desde su estallido contra Alejandro, Telamon habia desviado amablemente la conversacion hacia otros temas y la habia interrogado a fondo sobre sus conocimientos de medicina.

– Has aprendido mucho. Te felicito -manifesto.

– Hubiese aprendido mucho mas si Alejandro no hubiera incendiado Tebas -protesto Casandra encogiendose de hombros-. Ahora parece que continuaremos con mi excelente educacion. ?Estas seguro de que no me quieres como tu companera de cama?

Telamon le dio un golpecito muy carinoso en la barbilla.

– Si respondo que si, tu diras que no. Si digo que no, tu pondras el grito en el cielo.

– ?Que? ?Acaso no soy bonita? No estoy diciendo que quiera serlo, pero ?no soy bonita?

Telamon observo su rostro fuerte, limpio pero con la piel estropeada por el viento y el sol; algo palida y con las mejillas un tanto hundidas por la desnutricion.

– Eres bien parecida -replico-. Tendrias que comer un poco mas, recuperar peso. ?Tu familia murio en Tebas?

Casandra se tiro suavemente de la cabellera.

– No tengo familia. Cuando naci, me dejaron abandonada en la escalinata del templo de Atenea, la practica habitual. Los guardias del templo me tomaron por la hija de un celta, posiblemente alguno de los mercenarios que contrataba la ciudad. Mi madre quizas era la hija, o la esposa, de algun respetable comerciante tebano. ?Te vas a reir! -exclamo mirando de soslayo a Telamon-. Yo era el huevo de un cuervo colado en un nido ajeno. Si mi piel hubiese sido morena y mis cabellos oscuros, hubiese resultado mas facil de ocultar. Hay muchos hombres que no saben a ciencia cierta quienes son sus padres, y supongo que lo mismo ocurre con muchas mujeres. Sin embargo, en una ciudad de personas de cabellos oscuros, un bebe con la piel clara y los cabellos rojos es algo que no es sencillo explicar.

– Es un milagro que no te pasara nada -opino Telamon-. Los guardianes de los templos no son precisamente las mas bondadosas de las personas.

– Tenia una lechuza apretada en mi pequeno puno -explico la muchacha-, y otro amuleto identico colgado alrededor del cuello, asi que los guardias sabian que habia sido consagrada a Atenea; eso pasa con algunos de los bebes que abandonan. En cambio, casi todos los demas escapan en cuanto pueden.

– ?Por que no escapaste?

– ?Adonde podia huir? Me consideraban un monstruo. Todo el mundo sabia, cuando… -Casandra hizo una pausa.

Telamon estaba seguro de que iba a revelarle su verdadero nombre.

– … incluso cuando iba al mercado -continuo-, los chiquillos me seguian y me gritaban cosas -confeso Casandra mientras cogia la venda y la enrollaba cuidadosamente-. En cualquier caso, me gustaba el templo. Tenia una habitacion, una muda de ropa, buena comida y la gratitud de los pacientes. Disfrutaba con mi trabajo, casi nunca salia de Tebas y, de no haber sido por Alejandro, probablemente habria muerto alli, de vieja o de puro aburrimiento. ?Que me dices de ti, amo?

– Telamon. Mi nombre es Telamon.

– Si, amo.

– Bien, supongo que sera mejor que te lo cuente. Asi no tendras que escuchar las invenciones de Ptolomeo - manifesto Telamon exhalando un suspiro-. Mi padre era comandante de brigada en los Companeros de a pie. Se llamaba Margolis. Era alto, con los cabellos negros como el plumaje del cuervo. Era companero de copas de Filipo, un feroz guerrero, valiente como el que mas en las batallas. Filipo envio a su hijo Alejandro a los huertos de Mieza, un paraiso rural, donde Cleito el Negro se encargaria de ensenarle instruccion militar, y recibiria la mejor educacion que podia ofrecer Atenas a traves de Aristoteles, el filosofo -preciso antes de hacer una pausa-. Se escogieron algunos companeros que le acompanarian. Yo fui uno de ellos. Estuve alli durante tres anos. No queria abandonar a mi madre -confeso exhalando un suspiro nostalgico-. Yo era hijo unico, o al menos lo era en aquel momento. Estaba destinado a ser un erudito y un guerrero, asi que la mitad de mi vida era agradable. Era un excelente estudiante. Sin embargo, cuando se trataba de las armas, de como manejar la daga, de la mejor manera de empunar una lanza o arrojar la jabalina, era un inepto absoluto.

– ?Eras un cobarde?

Telamon se rasco la barbilla.

– Si, se podria decir que lo era. No me gustaba que me hirieran. No encontraba el menor sentido a causar heridas a otras personas. Preferia sentarme a los pies de Aristoteles y preguntarle cosas como: «?Que fue primero, el dia o la noche? ?Por que el sol sale por el este y se pone por el oeste? ?El mundo era un plato colgado entre el cielo y el infierno? ?Quienes eran los dioses?».

– ?Eras bueno haciendo preguntas?

– Aristoteles decia que tenia un ojo infalible para los sintomas.

– ?A que se referia?

– Me hacia estudiar algo y despues debia decirle lo que habia aprendido con mis observaciones. ?Por que un grupo de arboles se inclina a la izquierda y no hacia la derecha? ?Era esto obra del viento? ?Se trataba de que las ramas buscaban el sol? Si un caballo galopaba de determinada manera, recogiendo las patas delanteras o volviendo la cabeza hacia un lado, ?que significaba? Luego preguntaba cosas de los sirvientes. ?Por que aquella persona ponia los ojos en blanco? ?Que podia deducir de las manos de aquella mujer? Yo disfrutaba muchisimo -aclaro riendo suavemente-. Aristoteles no sabia gran cosa del cuerpo humano, pero intentaba hacer creer lo contrario. Le intrigaba saber como fluia la sangre. ?Era algo controlado por el cerebro, el corazon o algun otro humor corporal?

– ?Que pasaba con Alejandro?

– El me protegia en el campo de ejercicios y, por mi parte, yo le ayudaba en sus estudios. Ambos leimos la Iliada. Alejandro todavia esta obsesionado con la obra -anadio con un tono desabrido-. Me encanta el poema, la forma en que los dioses se involucran en los asuntos humanos. Alejandro estaba fascinado con mi teoria de que Hornero tenia que haber sido un fisico por su exactitud en la descripcion de las heridas. Soliamos quedarnos levantados hasta altas horas de la noche, entretenidos en discutir las diferentes batallas. La madre de Alejandro le lleno la cabeza con la historia de que Aquiles era su antepasado y, por lo tanto, tambien el

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