– Un rey nunca esta seguro -comento-. Tambien estoy preocupado por mi enano, Hercules. Lleva horas sin dar senales. ?Lo has visto esta manana, Telamon? ?Cuando fuiste a la jaula de los esclavos para escoger a esa perra pelirroja?

– Casandra. Mi amiga y ayudante se llama Casandra.

– Y el mio es Hercules, quien parece haber desaparecido -replico el custodio de los secretos vivamente-. Todos tenemos cosas mas importantes que hacer que trotar por un camino como un hatajo de palurdos campesinos. Mi senora -pregunto a Antigona-, ?los guias continuan asustados?

– Despues de ver morir asesinados a dos de ellos, y sus cuerpos consumidos en la pira funeraria, es logico que lo esten. Ademas, tienen la sensacion de que ya no se confia en ellos.

– ?Ah! ?Te refieres a los tesalios que ahora los protegen?

– O los vigilan para que no deserten.

– Es la misma cosa -murmuro Aristandro encogiendose de hombros mientras sujetaba las riendas con mano firme-. Todos estamos metidos en el mismo baile, rodeados por hombres armados -apunto avivando al caballo para ir a cabalgar junto a Alejandro.

– ?Por que viniste aqui? -pregunto Telamon a Antigona-. ?Por que sencillamente no esperaste a que el rey cruzara el Helesponto?

– Soy griega de nacimiento -respondio la sacerdotisa sonriendo-. Por crianza y educacion. Tambien soy pariente lejana de Alejandro -anadio ampliando su sonrisa-. Conoci muy bien a su padre. No, no -aclaro levantando una mano en un gesto cargado de delicadeza-, ?no de esa manera! Filipo cruzaba el Helesponto muy a menudo para inspeccionar las tropas y establecer una cabeza de puente. Me habia encontrado antes con el; gracias a su influencia, me dieron el templo en Troya. Por supuesto, todo el mundo viene a Troya, incluido Filipo. Esto fue hace unos cinco anos. Me trajo a mis dos doncellas tesalias: Aspasia y Selena. Filipo venia a visitarme, a rendir culto a la diosa y a hablar. ?No sabes cuanto hablaba Filipo! Decia que marcharia hasta los confines del mundo y lo haria resonar con sus victorias. Rogaba para que un segundo Hornero cantara sus exitos.

– ?Alguna vez te dijo por que?

– Filipo era un nino en un cuerpo de hombre -contesto Antigona-. Casi tanto como Alejandro -apunto bajando el tono de voz-. Se veia a si mismo como el gran heroe. El nuevo Agamenon que viviria tantas aventuras como Ulises. Yo solia burlarme y le decia que en realidad su unico deseo era alejarse lo maximo posible de Olimpia. Nunca lo tomo a mal -apunto sacudiendo la cabeza y mirando a lo lejos-. Era de una generosidad increible. ?Conoces la historia de Queronea? -pregunto sin esperar la respuesta-. Filipo derroto a los ejercitos unidos de Grecia y se emborracho. Comenzo a bailar por el campo de batalla. Un cautivo ateniense, Demades, grito que Filipo se estaba comportando como un barbaro, sin demostrar el menor respeto por los muertos. Cualquier otro rey hubiera mandado que le cortaran la cabeza. Filipo recupero la sobriedad en el acto. Se disculpo por su comportamiento, libero a Demades, lo colmo de riquezas y lo envio de regreso a Atenas como su representante.

– ?Estas hablando otra vez de mi padre? -pregunto Alejandro, que habia estado escuchando la conversacion a pesar del ruido de los cascos y la charla de sus companeros-. ?A ti tambien te encanto, Antigona?

– Encantaba a todo el mundo -respondio la mujer-. Algunas veces, me llevaba a navegar en una barca de pesca. Pescaba la cena y la cocinaba.

Alejandro se encogio de hombros despreocupadamente y fue a reunirse otra vez con Hefestion.

– Sin embargo, Alejandro no es Filipo -susurro Telamon-. ?Por que has venido?

– Traje a los guias. Tambien traje informacion y, por encima de todo lo demas, me traje a mi misma, una senal de buena fortuna -aviso acercandose un poco mas-. Creeme, Telamon, Alejandro necesitara toda la buena fortuna que los dioses quieran concederle.

– ?Que me dices de las doncellas tesalias que fueron asesinadas antes de llegar a Troya? ?Por que Filipo reinstauro la costumbre? -pregunto el fisico.

– Queria mas companeras -contesto Antigona-. Te dije como recogia la informacion. Aspasia y Selena interrogan a los viajeros, sobre todo a aquellos que llegan de la corte persa. Filipo queria que las tesalias no solo fueran buenas companeras para mi, sino que tambien escucharan y transmitieran sus informes.

– ?Eres una espia macedonia, mi senora?

– Soy sacerdotisa de Atenea -respondio con una sonrisa que inundaba sus ojos-. Por supuesto que soy una espia macedonia, y los persas no pueden tocarme. Si alguien quiere entrar en contacto con Alejandro o las ciudades de Grecia, acude al templo de Atenea en Troya.

– ?Te sorprendiste cuando uno de los generales de Memnon acudio a ti?

– ?Ah si, el renegado! Tiene a un jefe de caballeria, Lisias, quien, creo, quiere cambiar de bando. Tenia que reunirse con Alejandro en Troya. Sin embargo, le avise del cambio en los planes. Lisias habia sido traicionado, probablemente por el espia cercano a Alejandro.

– ?Sospechas quien puede ser el espia?

– Nadie lo sabe -replico Antigona con un tono brusco-. Sea quien sea, lleva activo desde hace tiempo. Filipo tambien tuvo que soportar las actividades del mismo traidor. El rey no sabe si solo es una persona, o si son dos o incluso una red.

– ?Que me dices de sus companeros? -inquirio Telamon intrigado por el alcance de la traicion.

– Corren algunos rumores. Hay quien murmura el nombre de Aristandro. Incluso he llegado a escuchar el nombre de Olimpia.

– ?Olimpia?

– En los ultimos anos, odiaba a Filipo. Tenia muchas reservas sobre la campana de su hijo. Lo mismo pasa con otros. Mira a tu alrededor, Telamon: los fisicos con quienes te codeas, los companeros de copas de Alejandro… ?Has escuchado hablar de Parmenio?

– ?El general de Alejandro en Asia, el comandante de la cabeza de puente?

– ?Sabes cuantas veces intento contratar guias? Al menos cinco. Fracaso en todas. En una ocasion, contrato sin saberlo a hombres al servicio de Persia y tuvo que retirarse ante las tropas de Memnon -apunto Antigona tirando de las riendas-. Oh no, las senales no son buenas. No todos quieren que Alejandro marche hasta el confin del mundo.

Telamon se inclino para palmear el pescuezo del caballo. La situacion comenzaba a aclararse. Recordo la expresion de astucia en el rostro de Ptolomeo y los ojos asustados de Perdicles. ?Habia cometido un error esta manana? ?Alejandro habia sido solo la victima del exceso de bebida y una pesadilla? ?O se trataba de algun veneno muy sutil? Telamon miro hacia el cielo. Por primera vez desde su llegada, se pregunto si el mundo del que le habia rescatado estaba a punto de abatirse sobre el para atraparlo de una vez por todas.

CAPlTULO VIl

«Memnon, el rodio, famoso por sus dotes militares, abogaba por una politica de no librar combates abiertos… mientras que, al mismo tiempo, planteaba el envio de fuerzas navales y terrestres a Macedonia y trasladar el impacto de la guerra a Europa.»

Diodoro Siculo, Biblioteca historica, libro 17, capitulo 18

Droxenius y sus cuatro companeros sudaban la gota gorda. Trotaban bajo el sol, cargados con las armaduras a los hombros. Ahora se detuvieron a la sombra de una higuera. Droxenius se quito la tunica y los demas hicieron lo mismo. Movieron los cuerpos empapados para aprovechar al maximo el frescor de la brisa. Vestidos solo con los taparrabos y calzados con las recias sandalias de marcha, las armaduras y las armas apiladas a un lado, compartieron el pan duro y el aspero vino. Droxenius se encargo de cortar el pan y le echo una pequena cantidad de la valiosa sal con una ancha hoja a modo de salero. Levanto el trozo de pan en un saludo a sus camaradas.

– ?Por los muertos! -murmuro.

– ?Por los muertos! -corearon los demas.

Acabaron de comer el pan y la sal y vaciaron el pellejo de vino y lo arrojaron a un lado. Despues miraron hacia el sol y escucharon con uncion mientras su lider entonaba un himno de alabanza al gran conquistador y siempre

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