desapareciera. El asesino se las apano para que cruzara nuestro anillo de hierro y lo mato brutalmente en plena noche con una daga identica a la que asesino a mi padre. Y los versos de Euripides…
Alejandro se sento en un taburete sin acabar la frase y se froto las manos.
– Tendrias que estar preocupado -senalo Telamon.
– Lo estoy -confeso el rey sonriendo-. Si esta noticia llega a conocimiento de los hombres -advirtio agitando una mano-. ?Ese es el unico peligro real de todo esto! Pero Aristandro no se lo dira a nadie, el comandante del escuadron mantendra la boca cerrada y, por supuesto, Telamon no habla con nadie, excepto con su barbara mujer pelirroja.
– No soy su dueno -replico Telamon-, y no es una barbara, sino tebana.
– Dentro de unas horas levantaremos el campamento -prosiguio Alejandro sin hacer caso del enfado de Telamon-. Parmenio ya esta aqui. Marcharemos en direccion este, hacia el Granico. Los dioses decidiran.
– ?Al este! ?Creia que marchariamos hacia el sur a lo largo de la costa!
– Tu y todos los demas -replico Alejandro, que disfrutaba a mas no poder con la mas secreta de sus bromas.
– Lo tenias decidido desde hace tiempo, ?no es asi? -exclamo Telamon-. ?Todo ha sido un gran engano! Apuntas como una flecha al corazon de Dario: el primer movimiento se decidira con una tirada de los dados.
– Te falta confianza, Telamon.
– ?Y Naihpat, mi senor?
– No lo se.
– Pero sospechas de alguien.
Alejandro se cubrio el rostro con las manos y repico con los dedos en las mejillas.
– Sospecho, Telamon. Sospecho de unos cuantos.
– Nada es lo que parece.
– ?Eres un fisico! Tu sabes que es asi.
– Tambien lo era Cleon.
El rey se echo a reir a carcajadas.
Telamon enrojecio de ira.
– Cleon no es un traidor, ?verdad? -pregunto-. Soy incapaz de imaginar a nuestro bajo y rechoncho fisico ensillando un caballo y huir al galope. ?El es Naihpat?
– No, no lo es -respondio Alejandro recuperando la compostura-. Te contare la verdad. Cleon es una de las criaturas de Aristandro. Cleon nacio para ser espia, con la mirada apatica, su expresion de tonto y sus modales relamidos. Nadie se cree que Cleon sea peligroso, pero lo es, y mucho. Se metio en la corte persa y les vendio su alma. Lo que ellos no saben es que Cleon me ama como una nina a su primer amor. ?Es tan incapaz de traicionarme como de volar hasta el sol!
Alejandro no pudo contener la risa al ver la expresion del mas absoluto asombro en el rostro de Telamon.
– El es mi espia -continuo el rey-, dispuesto a enganar a los persas, y a Memnon en particular, a sembrar la confusion en las filas enemigas con las cartas que le di. Por lo tanto, antes de que comience la batalla, dejame asegurarte que no tenemos mas espias en el campamento de Memnon. Uno de sus comandantes de caballeria, Lisias, queria entrevistarse conmigo en secreto en Troya. Cleon sospecho que no era porque tuviese la intencion de traicionar a su general, sino que deseaba matarme. Lisias era tebano. Tenia una deuda de sangre. ?No se hubiera arrodillado a besarme los pies mas de lo que yo me hubiese mostrado dispuesto a besarle el culo! Creyo que Cleon estaba a su servicio y pidio a nuestro buen fisico que preparara un encuentro. Sin embargo, Cleon sospecho la verdad y, en lugar de venderme a los persas…
– ?Les entrego a Lisias?
– Muy bien, Telamon. El rodio tiene algunas debilidades, y esa es una de ellas. Contrata a mercenarios que, por encima de todo lo demas, son fieles a si mismos. Lisias nunca le menciono lo que planeaba; solo se confio en Cleon.
– ?Que hay de Droxenius? -inquirio Telamon-. ?El lider de los asesinos que a punto estuvieron de matarnos?
Alejandro sacudio la cabeza.
– Mi vida esta en manos de los dioses. He dejado de ser mortal. ?Droxenius tenia tantas probabilidades de matarme como de convertirse en rey de Atenas! -?Sabias que vendria?
– No, no lo sabia, pero Cleon me advirtio de que tuviese cuidado.
– ?Ya te has cobrado tu venganza?
– Si -respondio Alejandro palmeandose el muslo-. Los persas no enviaron a Droxenius y a sus asesinos; ellos quieren enfrentarse a mi en combate. Los tebanos eran hombres de Memnon, asi que me propuse dar una leccion al rodio. Nunca vendas la piel del leon antes de cazarlo, y menos cuando todavia es el rey de las bestias. Golpee fuerte y sin demora. Escribi de mi puno y letra varias cartas, todas con mi sello personal, a los supuestos traidores en algunas ciudades persas. Tambien escribi una para el mudo Diocles, el sirviente y lugarteniente de Memnon. Prepare la marcha de Cleon y me asegure de que llegara sano y salvo a la fortaleza del satrapa de Frigia, donde, estoy seguro, ahora esta haciendo todo lo posible y mas para provocar problemas.
– Ah, ?asi que fue el quien informo a Aristandro de que Leontes era un espia?
– Por supuesto, y Aristandro salio de caceria -respondio Alejandro inclinandose para coger la mano de Telamon-. Tambien estoy enterado de las pequenas tretas de Ptolomeo. Uno de estos dias le dare una leccion. El problema con Ptolomeo es que cree que Filipo era su padre y que es mejor general y mejor soldado que yo! Ptolomeo no es malo, pero muy pronto aprendera cual es el lugar que le corresponde en el esquema de las cosas.
Telamon sostuvo la mirada de Alejandro y vio como cambiaba la luz en sus ojos. «Eres mas de una persona - penso-. Eres un actor. Interpretas el personaje que haga falta, usas las mascaras con la naturalidad de un actor profesional: Alejandro el soldado fanfarron; Alejandro el general; Alejandro el romantico; Alejandro el iluso; Alejandro el intrigante…»
– Me ensenaron muy bien -susurro el rey-. Con una madre como Olimpia y un padre como Filipo, ?que se podia esperar, Telamon?
– Cleon puede estar en peligro.
– Telamon, todos estamos en peligro. Cleon asume los riesgos.
– No le creeran.
– Oh, creo que si. Ordene al viejo Parmenio que no tocara las propiedades de Memnon cerca de Abidos. Tampoco acepte la propuesta de Lisias. Ahora hundire todavia mas la cuna entre Memnon y sus amos persas. Nunca lo olvides, Telamon. A los persas no les gustan los griegos, y a los griegos no les gustan los persas. Los persas no confian en los griegos. Los griegos no confian en los persas. ?Debo decirte quien es mi verdadero enemigo? ?No lo es Dario ni Arsites, sino Memnon! El rodio es un buen soldado. Ha luchado contra los macedonios. Ha estudiado los metodos de mi padre, y los mios. Lo unico que me asusta es que los persas sigan los consejos de Memnon. Imaginatelo. Los campos incendiados y los pueblos arrasados. Los persas en retirada. Las ciudades con las puertas cerradas, que no las abriran a menos que consiga una gran victoria. Debo ganar una batalla cuanto antes. Solo disponemos de suministros para veinte dias. Mi flota es pequena y no confio en algunos de sus capitanes mas de lo que confiaria la bolsa a un ladron. Necesitamos comida. Necesitamos un botin. Necesitamos una victoria o el ejercito se rebelara.
– ?Buscas una batalla?
– Telamon, ruego todos los dias para tener una.
– ?Que pasa con Naihpat?
– La victoria y tu os encargareis de Naihpat. Solo quiero estar seguro.
– No necesitabas a los guias, ?verdad? -comento Telamon-. Tu ya tienes los mapas. Sin duda, tu padre se encargo de que los confeccionaran.
– Todo forma parte del plan -aseguro Alejandro volviendose a frotar las manos-. Cleon estara alborotando el avispero. Los persas creen que tengo miedo, que estoy desmoralizado. Vendran a buscarme dispuestos a pelear. De una manera u otra, con una simple tirada, demostrare aquello que siempre he querido. ?El resto te lo dejo a ti, Telamon, y a los dioses! -exclamo Alejandro palmeando el hombro de Telamon mientras se levantaba.