demostrar su verdad. -Desde su severa prominencia, el sheij Rachid se sosiega tambien-. Si hay alguna incertidumbre en tu corazon, querido muchacho, sacala ahora, no temas recibir castigo. Sera como si esta conversacion nunca hubiera tenido lugar. Lo unico que te pido es silencio, un silencio en el que alguien con mas valor y fe pueda llevar a cabo la mision.
El chico sabe que esta siendo manipulado, y aun asi accede a la manipulacion, pues promueve en el un potencial sagrado.
– No, la mision es mia, pese a que en ella me siento reducido al tamano de un gusano.
– Entonces de acuerdo -concluye el profesor, reclinandose y alzando sus pequenos pies para apoyarlos descubiertos en el taburete de bordados plateados-. Tu y yo no volveremos a hablar de esto. Ni vendras a verme aqui. Me han llegado noticias de que el centro islamico puede estar bajo vigilancia. Informa a Charlie Chehab de tu heroica decision. El se ocupara de que pronto recibas entrenamiento especifico. Dile a el el nombre de esta
– Maestro, preferiria confiarle el nombre a usted. Charlie tiene con ella una relacion que podria llevarlo a no respetar mi voluntad.
Al sheij Rachid le molesta esta complicacion, que mancilla la pureza de la entrega de su alumno.
– Como desees -dice friamente.
Ahmad escribe joryleen grant en un trozo de papel, tal y como lo vio inscrito a boligrafo, no hace muchos meses, sobre el canto de las paginas de un grueso libro de texto. Entonces estaban practicamente a la par; ahora el se encamina a la
Al dia siguiente, un miercoles, se levanta temprano, como obedeciendo a un grito que enseguida se desvanece. En la cocina, sumida en la oscuridad de antes de las seis, se encuentra con su madre, que vuelve a estar en el turno de manana del Saint Francis. Viste castamente: ropas de calle color beis y una rebeca azul echada sobre los hombros; sus pasos suenan amortiguados por las Nike blancas que calza para recorrer, en el hospital, kilometros de pasillos de duro suelo. Ahmad percibe con agrado que el mal humor que gastaba ultimamente -arrebatos de mal genio y descuidos causados por uno de esos misteriosos desenganos cuyas repercusiones atmosfericas el ha soportado desde su tierna infancia- esta desapareciendo. No se ha maquillado; la piel de las ojeras se ve palida, y los ojos, enrojecidos por el bano en las aguas del sueno. Lo saluda con sorpresa:
– ?Vaya, uno que madruga!
– Madre…
– ?Que, carino? Que sea breve, en cuarenta minutos tengo que estar en el trabajo.
– Queria darte las gracias por aguantarme todos estos anos.
– Anda, ?con que cosas mas raras me sales ahora! Una madre no aguanta a su hijo: el es su razon para vivir.
– Sin mi habrias tenido mas libertad para ser artista, o lo que quisieras.
– Oh, de artista tengo lo que da de si mi talento. Si no me hubiera visto obligada a cuidar de ti, podria haberme hundido en la autocompasion y los malos habitos. Y tu has sido muy buen chico, de verdad… Nunca me has dado quebraderos de cabeza, a diferencia de lo que oigo en el hospital todos los dias. Y no solo a las otras auxiliares, sino a los medicos, que mira que tienen formacion y hogares agradables. Les dan todo a sus hijos, y sin embargo les salen fatal: destructivos consigo mismos y con los demas. No se que parte de merito ha de llevarse tambien el que seas mahometano. De hecho, de pequeno ya se podia confiar en ti y no eras nada revoltoso. Todo lo que te proponia te parecia buena idea. Incluso llegue a preocuparme, pense que eras demasiado manejable; temia que al crecer pudieras caer bajo la influencia de las personas equivocadas. Pero ?mirate! Un hombre de mundo, que gana mucho dinero, como dijiste que harias, y ademas guapo. Tienes el atractivo porte larguirucho de tu padre, y sus ojos y su sensual boca, pero nada de su cobardia; el que siempre buscaba atajos para todo.
No le explica nada sobre el atajo al Paraiso que esta a punto de tomar. En lugar de eso, dice:
– No nos llamamos mahometanos, madre. Suena como si adorasemos a Mahoma. El nunca se atribuyo ser Dios; simplemente era Su Profeta. El unico milagro que se atribuyo fue el propio Coran.
– Si, bueno, carino, el catolicismo tambien esta lleno de distinciones confusas acerca de todas esas cosas que nadie puede ver. La gente se las inventa por pura histeria y luego se van retransmitiendo como un evangelio. Que si las medallas de san Cristobal o lo de no tocar la hostia consagrada con los dientes, que si decir misa en latin y no comer carne en viernes y santiguarse constantemente; y luego va el Vaticano Segundo, todo lo enrollado que tu quieras, y dice que basta ya, que eso se ha acabado: ?lo que la gente habia creido durante dos mil anos! Con lo ridiculamente que las monjas habian confiado en todo eso, esperando ademas que nosotras las ninas tambien nos lo tragaramos; pero yo lo unico que veia era un mundo precioso a mi alrededor, por fugaz que fuera, y quise reproducir en imagenes esa belleza.
– En el islam se considera blasfemia, es un intento de usurpacion de la prerrogativa de Dios para crear.
– Si, lo se. Por eso no hay estatuas ni cuadros en las mezquitas. A mi me parecen innecesariamente inhospitas. ?Para que nos dio ojos Dios, si no?
Habla a la vez que enjuaga su bol de cereales y lo pone en el escurreplatos, y luego saca antes de hora el pan de la tostadora y lo unta de mermelada mientras bebe el cafe a grandes tragos. Ahmad dice:
– Se supone que Dios es indescriptible. ?No te explicaron eso las monjas?
– Creo que no, la verdad. Pero solo estuve tres anos en la escuela confesional, luego pase a la publica, donde en teoria no se podia hablar de Dios, por miedo a que algun nino judio, al volver a casa, se lo explicara a sus padres, ateos y abogados. -Consulta su reloj, de esfera grande como los de submarinista, con numeros grandes para verlos bien mientras le toma el pulso a alguien-. Carino, me encanta tener conversaciones serias contigo, quiza podrias convertirme, aunque no, luego te hacen llevar esas ropas holgadas y calurosas, pero es que al final voy a llegar tarde de verdad y debo darme prisa. Ni siquiera tengo tiempo de dejarte en el trabajo, lo siento, pero de todas formas serias el primero en llegar. ?Por que no terminas el desayuno, lavas los platos y luego vas andando a la tienda? ?O corriendo? Son solo diez manzanas.
– Doce.
– ?Te acuerdas de cuando solias ir corriendo a todas partes con esos diminutos pantalones de atletismo? Estaba muy orgullosa, mi hijo parecia tan sexy.
– Madre, te quiero.
Emocionada, incluso angustiada al percibir cierto abismo de necesidad en su hijo, pero solamente capaz de salir pitando, Teresa le da un beso en la mejilla a Ahmad y le dice:
– Pues claro, carino, y yo a ti. ?Que es lo que dicen los franceses?
Se esta poniendo colorado, como un idiota; odia su propia cara ruborizada. Pero no puede quedarse con esto dentro:
– O sea, queria decir que todos estos anos me he estado obsesionando con mi padre cuando eras tu quien me cuidaba. -«Nuestra madre es la misma Tierra, la que nos otorgo la existencia», recuerda.
Ella se palpa el cuerpo para comprobar que lo lleva todo encima, vuelve a consultar el reloj y el nota que la mente de su madre se aleja volando. Su respuesta lo hace dudar de que haya oido lo que le ha dicho.
– Lo se, querido… todos cometemos errores en nuestras relaciones. ?Podras prepararte tu mismo la cena? Se ha vuelto a montar el grupo de dibujo de los miercoles por la noche, hoy tenemos una modelo; ya sabes, cada uno pone diez dolares para pagarle y que nos haga poses de cinco minutos, seguidas de una sesion mas larga, se pueden llevar pasteles pero no recomiendan oleos. En fin, Leo Wilde llamo el otro dia y le prometi que iria con el. Te acuerdas de Leo, ?no? Sali con el, un tiempo. Fornido, lleva el pelo recogido en una coleta, unas gafas monas como de abuela…
– Si, le recuerdo, madre -dice Ahmad friamente-. Uno de tus fracasados.
La observa salir a toda prisa por la puerta, oye sus pasos rapidos en el vestibulo y el esfuerzo sordo del ascensor respondiendo a su llamada. En el fregadero, Ahmad lava el plato que ha usado y el vaso de zumo de naranja con entusiasmo renovado, con la meticulosidad de la ultima vez. Los pone a secar en el escurreplatos.
