de afeitar electricas, walkmans, camaras diminutas: todo ello aporta su particular diatomea de color azul intenso al palido bano retocado de rayos catodicos. No es de extranar que una y otra vez las armas peligrosas se deslicen como un soplo ante los ojos vidriosos de quien se pasa ocho horas descifrando imagenes bidimensionales de neceseres, buscando el tumor de la malicia, la silueta repentina del proposito mortal, en mitad del flujo oceanico y anodinamente cotidiano de las vidas estadounidenses, reducidas a sus mas basicas pepitas: los enseres necesarios para una estancia de pocos dias en otra ciudad o estado, disfrutando de la comodidad materialista a que corresponde nuestra norma, mundialmente anormal. Tijeras para las unas o alfileres de costura: mientras estos son detectados y confiscados, cuchillos de diez centimetros pasan por canas de bota vistas de perfil, o una diminuta pistola fabricada, en su mayor parte, de plastico, se cuela fijada con cinta adhesiva al fondo de una escudilla de peltre para la que, en caso de pregunta, se esgrime la excusa de que se trata de un regalo para un bautizo que se celebra al dia siguiente en Des Moines. Las inspecciones siempre terminan, o deberian terminar, con el secretario dando unas palmaditas en el hombro uniformado a los mal pagados guardianes y diciendoles que sigan asi; que estan defendiendo la democracia.

El secretario, enfundado en su traje negro, se vuelve del esplendido ventanal con vistas al parque Ellipse y al National Mall, praderas pisoteadas donde las ovejas de la ciudadania pacen en chandal, calzones cortos policromados y zapatillas de atletismo de diseno parecido al de las naves espaciales de los tebeos de los anos treinta.

– Me pregunto -le confiesa a Hermione- si deberiamos devolver a la region del Atlantico Medio al nivel de alarma naranja.

– Senor, disculpe -dice ella-, pero suelo hablar con mi hermana de New Jersey y no se si la gente entiende que debe hacer cuando los niveles suben.

El secretario lo rumia durante un momento, con sus fuertes y entristecidos maseteros, y luego declara:

– No, pero las autoridades si que lo entienden. Y entonces suben sus propios niveles; tienen un buen repertorio de medidas de emergencia.

Aun asi, pese a esa confianza, se siente irritado -ella lo sabe, conoce el modo en que sus hermosos ojos se entrecierran, bajo sus bonitas cejas castanas, extremadamente viriles pero bien perfiladas- por las brechas que quedan entre su solitaria y aislada voluntad y la miriada heterogenea de agentes de la ley, eficientes e ineficientes, corruptos e integros, que, como terminaciones neuronales desgastadas, entran en contacto o no con el vasto, indolente y despreocupado pueblo.

Con expresion de impotencia, Hermione apunta:

– Sin embargo, creo que la gente lo agradece de veras cuando percibe que se van tomando medidas, que hay todo un departamento del gobierno dedicado a la seguridad del territorio nacional.

– Mi problema es -se sincera el secretario, impotente a su vez- que amo tanto a este maldito pais que no puedo ni imaginarme por que alguien podria querer hundirlo. ?Que pueden ofrecer a cambio estos tipos? Mas talibanes, mas represion contra las mujeres, mas voladuras de estatuas de Buda. Los mulas del norte de Nigeria estan convenciendo a la gente para que no vacunen a sus hijos contra la polio, ?y luego llevan a los chiquillos paralizados al ambulatorio! Esperan a ingresarlos hasta que la paralisis es total, hasta que han agotado todas las posibilidades de las majaderias primitivas que les intentan vender.

– Les da miedo perder algo, algo que les es realmente valioso -dice Hermione, temerosa por traspasar un nuevo grado (los grados son sutiles, y se franquean dentro del estricto decoro que rige a una administracion plenamente republicana y cristiana) de intimidad-. Tan valioso que sacrificarian a sus propios hijos por ello. Tambien ocurre en este pais. En las sectas marginales, con algun lider carismatico que les anula el sentido comun. Los ninos mueren, y luego los padres lloran en el juicio y los absuelven: en el fondo tambien son ninos. Asusta. El poder abusivo que los adultos ejercen sobre sus hijos asusta. Francamente, estoy contenta de no haber tenido ninos.

?Es esto un alegato? ?Se esta quejando de que, juntos como estan aunque sea un domingo esplendido y deseable en la capital de la nacion mas grande de la Tierra, ella no deja de ser una solterona y el un hombre casado al que su religion ha aprisionado con el voto de estar unido, espiritual y legalmente, a la madre de sus propios hijos? Seran los hijos de su madre, ?no? Tras formar parte de los engranajes del gobierno de la nacion, tras pasar doce o catorce horas al dia en la misma habitacion o en habitaciones adyacentes, estan tanto o mas unidos que si estuvieran legalmente casados. En comparacion con Hermione, su esposa apenas lo conoce. Este pensamiento la satisface tanto que se ve obligada a borrar rapidamente una sonrisa involuntaria de su cara.

– ?Maldita sea! -estalla el secretario. Ha estado dandole vueltas una y otra vez al peliagudo asunto que lo ha hecho volver al despacho en este supuesto dia de descanso-. Odio perder a un topo. Tenemos muy pocos en la comunidad musulmana, ese es uno de nuestros puntos debiles; asi nos pillaron con los pantalones bajados. No tenemos suficientes hablantes de arabe, y la mitad de los que tenemos no piensan como nosotros. Debe de haber algo raro en ese idioma; no se como, pero los vuelve tontos. Mire los rumores de Internet: «Cuando el cielo se hienda en el este y se tina de rojo coriaceo, la luz habra de aceptarse». ?Que puto sentido tiene eso? Con perdon de la expresion, Hermione.

Ella lo absuelve entre dientes, delimitando un nuevo grado de intimidad.

El prosigue:

– El problema es que nuestra fuente no estaba pasandonos informacion, se estaba quedando con demasiadas cartas. No seguia el protocolo. Se ve que fantaseaba con una gran revelacion y luego la redada, como en las peliculas, ?y a que no adivinas quien era el protagonista? El. Estabamos al tanto de la entrada de dinero por Florida, pero el recaudador ha desaparecido. Este y su hermano tienen una tienda de muebles rebajados en el norte de New Jersey, pero nadie contesta al telefono ni abre la puerta. Sabemos algo de un camion, pero no donde esta ni quien sera el conductor. Del equipo de explosivos, pillamos a dos de los cuatro, pero no sueltan prenda, o quizas el traductor no nos cuenta lo que dicen. Todos se encubren, incluso los que tenemos en nomina, ya no puedes fiarte ni de tus propios reclutas. Es un lio tremendo, ?y para colmo el cadaver aparece un domingo por la manana!

En la Pennsylvania natal de ambos, ella lo sabe, se podia confiar en la gente. Alli un dolar todavia sigue siendo un dolar, una comida es una comida, y un trato es un trato. Rocky tiene el aspecto que corresponde a un boxeador, y los hombres deshonestos fuman puros, llevan trajes a cuadros y guinan mucho los ojos. En su largo viaje a Washington D.C., ella y el secretario han dejado muy atras aquella tierra sencilla, de genuina sinceridad, de casas adosadas cada cual con su montante en abanico sobre la puerta y su numero contorneado en cristal de colores, una tierra de hijos de mineros que se convierten en quarterbacks de exito, de longanizas chisporroteando en su propia grasa y gachas de cerdo y semola de maiz empapadas de sirope de arce; de platos que no pretenden pasar por bajos en mortal colesterol. Hermione desea consolar al secretario, apretar su cuerpo enjuto como una cataplasma sobre el dolor de la abrumadora responsabilidad; anhela tener el peso macizo del secretario, que se marca con tiranteces en el traje negro de rigueur, sobre su flaco esqueleto, para despues mecerlo contra su pelvis. En lugar de eso, pregunta:

– ?Donde esta la tienda?

– En una ciudad llamada New Prospect. A poca gente se le debe ocurrir pasar por ahi.

– Mi hermana vive alli.

– ?Si? Pues deberia irse. Esta lleno de arabes; bueno, de arabes americanos. Las viejas fabricas textiles los atrajeron, pero con el tiempo fueron cerrandolas. Tal y como van las cosas, al final en Estados Unidos no se va a fabricar nada. Salvo peliculas, que cada ano son peores. Mi mujer y yo… Conoce a Grace, ?no? A mi mujer y a mi nos encantaban, ibamos mucho al cine, antes de que llegaran los hijos y tuvieramos que pagar a una canguro. Judy Garland, Kirk Douglas… esos eran valores infalibles, daban el cien por cien en cada actuacion. Ahora, lo unico que se oye sobre estos interpretes mocosos… todos se hacen llamar interpretes, incluso las actrices… pues es que los pillan conduciendo borrachos o que alguna se queda embarazada fuera del matrimonio. Hacen creer a esas pobres adolescentes negras que traer un bebe al mundo sin un padre al lado es lo mas. Pero en el Tio Sam si que creen. Paga las facturas y no le dan ni las gracias: claro, la asistencia social es un derecho. Si hay algo que va mal en esta nacion, y no estoy diciendo que lo haya, hasta en comparacion con cualquier otro pais, incluidos Francia y Noruega, es que tenemos demasiados derechos y muy pocos deberes. Bueno, cuando la Liga Arabe nos conquiste ya sabra la gente lo que es tener obligaciones.

– No podria haberlo dicho mejor, senor. -El «senor» pretende recordarle quien es, sus propios deberes en la presente emergencia.

La ha oido. Le da la espalda para contemplar malhumorado la calma dominical de la capital, con la perspectiva a lo lejos de la Tidal Basin y el liso y blanco bulto, como un observatorio sin abertura para el telescopio, del

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