– Antes me ha preguntado por «batir tiendas». Es un giro anticuado, pero la mayoria de estadounidenses saben que significa. Originariamente se referia a desmontar las tiendas de un campamento militar.

– El senor Miller la uso, creo, para referirse a una mujer que le dejo.

– Si. No es de extranar. Que batiera tiendas, quiero decir. Miller no debia de ser un marido facil. -Aquellos trios lubricados con la esposa en Sexus. ?Era Sexus lectura obligatoria en ingles? ?Es que ya no se reserva nada para la edad adulta?

El joven se sale inesperadamente por la tangente tras los torpes comentarios de su tutor:

– Mi madre dice que no puedo acordarme de mi padre -comenta-, pero no es asi.

– Bueno, usted tenia tres anos. En terminos de desarrollo, seria posible que guardara algun recuerdo. -La entrevista no va en la direccion pretendida por Jack Levy.

– Una sombra calida, oscura -dice Ahmad inclinandose hacia delante de golpe, subrayando su seriedad-. Una buena dentadura, muy blanca. Bigote pequeno, cuidado. Mi pulcritud personal proviene de el, estoy seguro. Entre mis recuerdos hay un olor dulzon, quiza locion para despues del afeitado, aunque tambien con un rastro de especias, a lo mejor un plato de Oriente Medio que acabara de comer. Era de tez oscura, mas que la mia, pero de rasgos finos y elegantes. Se peinaba con raya casi en el medio.

Esta digresion intencionada incomoda a Levy. El chico la utiliza para ocultar algo. ?Que? Jack apunta, intentando que su interlocutor se desinfle:

– Quiza confunda una fotografia con un recuerdo.

– Solo tengo una o dos fotos. Puede que mi madre guarde algunas y me las haya escondido. Cuando era pequeno e inocente, se negaba a contestar a muchas de mis preguntas sobre mi padre. Creo que el abandono la enfurecio. Algun dia me gustaria encontrarle. No es que quiera exigirle nada ni culparle, simplemente quiero hablar con el, como harian dos musulmanes cualesquiera.

– Esto, senor… ?Como quiere que le llame? ?Mulloy o… -vuelve a mirar en la tapa de la carpeta- Ashmawy?

– Mi madre me impuso su apellido en los documentos de la seguridad social y en el carnet de conducir, y mi direccion de contacto es la de su piso. Pero cuando termine el instituto y sea independiente me llamare Ahmad Ashmawy.

Levy mantiene la vista en la carpeta.

– ?Y como tiene pensado independizarse? Sacaba buenas notas, senor Mulloy, en quimica, ingles y demas, pero veo que el ano pasado se cambio a los modulos de formacion profesional. ?Quien le aconsejo?

El joven baja la vista, dos ojos que parecen solemnes lamparas negras, de pestanas largas, y se rasca la oreja como si tuviera un mosquito.

– Mi profesor -contesta.

– ?Que profesor? Deberia haber consultado conmigo un cambio de orientacion asi. Podriamos haber hablado, usted y yo, aunque no seamos los dos musulmanes.

– Mi maestro no es del instituto. Esta en la mezquita. El sheij Rachid, el iman. Estudiamos juntos el sagrado Coran.

Levy intenta disimular su aversion diciendo:

– Ya. ?En la mezquita de…? No, supongo que no se donde esta, solo conozco la grande, la de Tilden Avenue, que los musulmanes negros levantaron entre las ruinas tras los disturbios de los sesenta. ?Es a esa a la que acude? -Se le escapa un tono resentido, y no es lo que quiere. No ha sido este chico quien lo ha despertado a las cuatro, ni quien lo ha agobiado con pensamientos lugubres, ni el que ha vuelto a Beth agobiantemente gorda.

– West Main Street, senor, unas seis manzanas al sur de Linden Boulevard.

– Reagan Boulevard. El ano pasado cambiaron el nombre -dice Levy torciendo el gesto en desaprobacion.

El chico no lo capta. Para estos adolescentes la politica es una de las secciones oscuras del paraiso de los famosos. Las encuestas dicen que para ellos Kennedy fue el mejor presidente despues de Lincoln solo porque tenia aspecto de ser una celebridad, y desde luego desconocen a los demas, incluso a Ford o a Carter, con la excepcion de Clinton y los Bush, si es que saben distinguir al padre del hijo. El joven Mulloy -Levy sufria un bloqueo mental con el otro apellido- dice:

– Esta en una calle con tiendas, en el piso de encima de un salon de belleza y de un local donde prestan dinero en efectivo. La primera vez cuesta encontrarla.

– Y el iman de este lugar dificil de encontrar le aconsejo que se pasara a formacion profesional.

El chico titubea de nuevo, encubriendo lo que quiera que sea que esconde; despues, mirando con atrevimiento desde sus grandes ojos negros en que los iris apenas se distinguen de las pupilas, declara:

– Me dijo que el itinerario preuniversitario me expondria a influencias corruptoras: mala filosofia y mala literatura. La cultura occidental es impia.

Jack Levy se reclina en su anticuada silla giratoria de madera, que cruje, y suspira.

– ?Ojala! -Pero temeroso de los problemas en que podria meterse con la direccion del instituto y los periodicos si llegaran a saber que le ha dicho algo asi a un estudiante, da marcha atras-: Se me ha escapado. Es que algunos de esos cristianos evangelicos me tienen harto con tanto culpar a Darwin por el trabajo chapucero que hizo Dios al crear el universo.

Pero el joven no escucha, sigue argumentando su afirmacion anterior.

– Y como la cultura no tiene Dios, se obsesiona con el sexo y los bienes de lujo. Solo hay que ver la television, senor Levy, para darse cuenta de como siempre echa mano del sexo para vender lo que uno no necesita. Fijese en la historia que se ensena aqui, puro colonialismo. Fijese en como la cristiandad cometio un genocidio contra los nativos americanos y exploto tambien Asia y Africa, y ahora va a por el islam, con Washington controlado por los judios para mantenerse en Palestina.

– Buf -suelta Jack, que se pregunta si el chico sabra que esta hablando con un judio-. No esta mal como relacion de detalles para justificar el abandono de la formacion preuniversitaria. -Ahmad pone los ojos como platos ante semejante comentario injusto, y Jack distingue un matiz verdoso en sus iris, que no son totalmente negros, una pizca del Mulloy que hay en el-. ?Y el iman nunca insinuo -pregunta, echando la silla atras y apoyandose con confianza en su lado de la mesa- que un chico listo como usted, en una sociedad tan diversa y tolerante como esta, necesita confrontarlo todo con varios puntos de vista?

– No -dice Ahmad con sorprendente brusquedad y sus labios dibujan una mueca desafiante-. El sheij Rachid no me recomendo nada por el estilo, senor. Le parece que los enfoques relativistas trivializan la religion, le restan importancia. Usted cree esto, yo creo lo otro, y asi vamos tirando. Es el estilo americano.

– Asi es. ?Y a el no le gusta el estilo americano?

– Lo odia.

Jack Levy, inclinado todavia hacia delante, clava los codos en el escritorio y apoya la barbilla, en un gesto pensativo, sobre sus dedos cruzados.

– ?Y usted, senor Mulloy? ?Lo odia?

El chico vuelve a bajar la vista timidamente.

– Por supuesto que no odio a todos los estadounidenses. Pero el estilo americano es el de los infieles. Se encamina a una catastrofe terrible.

Lo que no dice es «America quiere llevarse a mi Dios». Protege a su Dios de este viejo judio cansado, despeinado y descreido, y asimismo se guarda para si la sospecha de que el sheij Rachid es tan vehemente en sus doctrinas porque Dios, en secreto, ha dejado de habitar tras sus palidos ojos de yemeni, del mismo y escurridizo color gris azulado que los de una kafir. Ahmad, criado sin padre junto a su despreocupada y descreida madre, ha crecido haciendose a la idea de que era el unico custodio de Dios, el unico para quien El es un companero invisible pero palpable. Dios siempre esta con el. Como se dice en la novena sura: «No teneis, fuera de Dios, amigo ni defensor». Dios es otra persona que esta a su lado, un siames unido a el por todas partes, por dentro y por fuera, a quien puede dirigirse en plegaria en cualquier momento. Dios es su felicidad. Este viejo diablo judio desea, disimulando bajo unos modales astutos, de quien conoce mundo, fingidamente paternales, trastocar la union original y arrebatarle al Misericordioso y Dador de vida.

Jack Levy suspira de nuevo y piensa en la siguiente entrevista, otro adolescente necesitado, hosco y desencaminado a punto de zarpar al cenagal del mundo.

– Bien, quiza no deberia decir esto, Ahmad, pero en vista de sus notas y pruebas de aptitud, y del aplomo y la seriedad realmente insolitos que demuestra, creo que su… ?como se dice?… iman le ha ayudado a tirar por la borda sus anos de instituto. Ojala hubiera seguido en la formacion preuniversitaria.

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