roncos jadeos, poniendola de este modo mucho mas nerviosa que si hubieran emitido estruendosos aullidos. Apenas un minuto mas tarde, por un pequeno camino de grava roja que a traves del jardin unia la vivienda con la puerta de la finca, aparecio un hombre. Con un simple silbido aquieto a los perros, que se colocaron detras de el.

– Buenas noches. ?Que desea?

– Buenas noches. Soy Natalia. Me estan esperando -dijo haciendo un gesto, con la mano derecha, en direccion a la casa.

– Lo siento, pero tiene que haber algun error. No esperabamos a nadie hoy.

– No es posible -contesto con total aplomo-, estoy segura de que me esperan. Un momento. ?A ver si me he vuelto a confundir! Con lo despistada que soy no seria nada raro. ?Es este el domicilio de Begona Gonzalez? No recuerdo muy bien su segundo apellido.

– Si, vive aqui, pero tiene que haber algun malentendido. No creo que la senorita Begona la este esperando. De hecho, la senorita Begona no esta esperando a nadie. No esta en casa y no vendra en toda la noche.

– Pero, pero no es posible eso. ?Oh, Dios! Si habiamos quedado en que iba a venir hoy mismo, para pasar una semana con ella.

– Quiza se ha equivocado de fecha.

– No lo creo -contesto Miren aparentando ingenuidad-. Nos conocimos en Paris durante las ultimas vacaciones de Semana Santa. Coincidimos en el mismo hotel e hicimos una buena amistad, de ahi que me dijera que viniera a verla. Yo soy de Zaragoza, ?sabe? Y no me dijo que viniera de un modo vago, como cuando se dice «ven cuando quieras», por compromiso, sino que fijamos fecha, ya que le comente que por estos dias estaria yo de vacaciones. Por eso me ha extranado escuchar que no se encontraba en casa. Bueno, que se le va a hacer. Supongo que habra surgido algo a ultima hora y no habra podido avisarme. Aunque para mi es una faena. Oiga, quiza le parezca algo atrevida, pero ?podria hacerme un favor?

– ?De que se trata?

– Me averguenza comentarselo, pero como confiaba en encontrarme con Begona no he reservado alojamiento en ningun sitio. Y a estas horas y sin coche, porque he venido en tren, no me va a ser facil encontrarlo. Si estuviera algun familiar de Begona en la casa, ?podria explicarle la situacion para que me permitieran pasar solo esta noche aqui? Si Begona estuviera… -acabo sin completar la frase.

El hombre fruncio el ceno en actitud pensativa, pero pronto tomo una resolucion.

– Espere un momento, por favor -dijo alejandose hacia la vivienda y llevandose tras de si los perros. Regreso al cabo de cinco minutos. Abrio la puerta e invito a Miren a entrar-. Acompaneme, por favor. El padre de la senorita Begona, don Jaime, la esta esperando.

La vivienda tenia dos plantas. En la primera, entrando a mano izquierda, se hallaba una hermosa habitacion que Gonzalez Caballer habia habilitado como despacho. Estaba amueblada con buen gusto pero, sobre todo, con comodidad. Jaime Gonzalez la recibio afectuosamente, como correspondia hacerlo con una buena amiga de su unica hija.

– Sientate, supongo que no te importara que nos tuteemos. Siendo amiga de mi hija me parece lo mas natural.

– Si, por supuesto. Lamento causar tantas molestias pero al no encontrarme con Begona me he visto sin un lugar adonde ir. Me siento totalmente ridicula.

– No es ninguna molestia, sino todo lo contrario. Andres me ha contado lo que te ha sucedido y me parece no ya un favor, sino una obligacion, acogerte en casa. Y no solo por esta noche, sino por todo el tiempo que tuvieras previsto quedarte entre nosotros. Es lo menos que podemos hacer por ti. Ademas, en todo caso, de tener que echar la culpa a alguien, ese alguien debiera ser Begona, por no avisarte. ?Te apetece tomar algo? ?Has cenado ya? ?O prefieres quiza un cafe?

– No, gracias, ya he cenado, y el cafe no me dejaria dormir probablemente.

– ?Una copa entonces?

– No, gracias, no acostumbro beber.

– Una buena costumbre. Eso decimos siempre, al menos, los que si bebemos de vez en cuando. -Termino la frase riendo.

Para unir los hechos a las palabras, Gonzalez Caballer pidio un cafe solo para el, y de un mueble-bar que tenia en el despacho saco una botella de Chivas. Se escancio una buena copa y converso con Miren durante un largo rato. La ex companera y actual colaboradora de Inaki Artetxe se llevaba la leccion bien aprendida y en ningun instante titubeo. Fechas y hechos autenticos junto a anecdotas inventadas pero coherentes convencieron a su predispuesto anfitrion de que era amiga de su hija. Incluso le mostro unas fotografias en las que podia verse a las dos en alegre compania mutua. La propia Miren habia hecho el montaje y se encontraba sumamente satisfecha de su obra. A simple vista era practicamente imposible notar el engano. Habia llevado varias copias para regalarselas a Begona.

– Espero poder darselas manana -dijo.

– Desgraciadamente, me temo que eso no va a ser posible -respondio el padre-. Lamento decirte que manana no podras ver a Begona.

– ?Manana tampoco? ?Pues menuda faena! No te enfades por lo que voy a decirte, pero creo que Begona es una informal de tomo y lomo. ?Que es lo que ha ocurrido? ?Esta de viaje o algo parecido? Lo digo porque a pesar de todo me gustaria ponerme en contacto con ella.

– No lo se.

– ?Que no lo sabes? No te entiendo.

– Mira, no queria decirtelo porque no lo llevo muy bien, pero me has causado buena impresion y creo que eres una buena amiga de Begona, asi que me confesare contigo -anadio Gonzalez Caballer con un tono de tristeza en la voz-. Begona ya no vive aqui. Se ha ido.

– ?Como que se ha ido?

– Si, se ha ido. Podria decirte que se ha fugado, pero como es mayor de edad y tiene derecho a hacerlo, simplemente hay que decir que se ha ido.

– ?Y no te ha dejado su nueva direccion?

– No, no lo ha hecho. Me gustaria saberla para poder hablar con ella y conocer como se encuentra. No para decirle que vuelva, aunque ella sabe que puede hacerlo cuando quiera, sino sencillamente para saber que esta todo en regla. Y tambien para pedirle perdon. Hubo cosas… pero en fin, permiteme que a tanto no llegue mi confesion.

– Comprendo perfectamente.

– Quiza se ponga en contacto contigo. Si es asi, me harias feliz si hablaras conmigo y me contaras como y donde esta. Es posible que haya sido un mal padre, pero sigo siendo su padre, y eso tiene que significar algo.

– Descuida que asi lo hare.

– Me encuentro muy solo, ?sabes? La marcha de mi hija ha sido como una punalada para mi; las amistades dicen que me han caido unos cuantos anos encima. ?A ti que te parece? -anadio con un gesto pretendidamente seductor.

– No puedo opinar, ten en cuenta que acabo de conocerte, aunque es normal que con lo que ha sucedido cualquier persona sufra las consecuencias e incluso se le note fisicamente, pero si no hubieras comentado nada, en ningun momento habria pensado en ello, desde luego.

– Tal vez una mujer joven y hermosa como tu pudiera aliviar mis penas -dijo Gonzalez Caballer mientras, levantandose, se acercaba hasta Miren e intentaba agarrarla por la cintura.

– No entiendo -contesto Miren zafandose del abrazo de su anfitrion-, ?se puede saber a que viene esto?

– Claro que lo entiendes, lo entiendes perfectamente. ?O acaso pensabas que ibas a tener alojamiento gratis? ?Me tomas por tonto? ?Crees que no se lo que busca una chica joven y guapa que se acerca a la mansion de un hombre mayor y millonario haciendose pasar por amiga de su hija? Vamos, nena, no te hagas la estrecha y no te arrepentiras. Te lo juro.

Mientras decia esto se habia vuelto a aproximar a Miren y, tomandola entre sus brazos, habia intentado besarla. Miren, con un punetazo asestado en pleno estomago de su atacante, seguido de una fuerte patada en los genitales, pudo escapar de la acometida.

– ?No me toques, cabron! -grito, sacando de la mochila una pistola y apuntandole-, te has equivocado conmigo, no soy una munequita con la que se pueda jugar, cerdo.

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