a mandar y a dominar las situaciones, por lo que durante breves segundos se produjo un silencioso enfrentamiento entre dos fuertes voluntades, siendo por fin el anfitrion quien pronuncio la siguiente frase.

– Le escucho.

– Hace tan solo dos semanas mi cliente, Carlos Arroniz, vino aqui porque queria tener noticias de la joven con la que pensaba casarse, y lo unico que consiguio fueron insultos y una serie de golpes propinados por su chofer, su maton seria mas adecuado decir. Hace tres dias la historia se repitio, esta vez con una colaboradora mia de protagonista. Hoy he venido yo y la historia no volvera a repetirse o, por lo menos, ese es mi deseo y consejo. No me gusta que golpeen a mis clientes ni a mis colaboradores; es malo para el negocio porque genera cierta desmoralizacion, ?comprende?

– Parece ser que Andres encontro la horma de su zapato.

– Tomeselo como quiera. Por supuesto, el podria denunciarme, pero usted sabe que ese no es un buen camino.

– Asi es. De todos modos, aunque su relato me parece muy interesante, le ruego que entre en materia ya que me imagino que el motivo de su visita no es explicarme por que agredio ayer a mi empleado.

– Por supuesto que no, aunque hay una relacion evidente. Un hombre viene a ver a su novia y acaba de mala manera. Lo mismo le ocurre a una investigadora que aparece unos dias mas tarde. No es una situacion normal, ?de que tiene miedo usted?

– ?Por que habria de tener yo miedo? -respondio Gonzalez Caballer mientras partia en dos trozos el lapiz con el que habia estado jugueteando-. Creo que esta vez se ha apresurado en su juicio.

– Quiza, pero no deja de ser raro que las dos veces que alguien ha venido aqui preguntando por su hija usted haya perdido los estribos hasta el punto de verse obligado a usar metodos violentos.

Gonzalez Caballer se quedo pensativo durante un corto espacio de tiempo que aprovecho para sacar otro lapiz de un portalapices y ponerse a jugar con el de nuevo. Luego, como saliendo de su ensimismamiento, se acerco al mueble-bar y sacando dos copas las lleno, de conac la suya y de ginebra la que ofrecio a Artetxe tras indagar sus preferencias. Como si cumpliera con un antiquisimo ritual entorno los ojos y dio un pequeno trago a la copa. Hecho esto, la deposito suavemente sobre la mesa y observo con ojos vivaces a Artetxe.

– ?No se le ha ocurrido pensar que no hay nada extrano, que es simplemente cuestion de caracter? Tengo un genio dificil, no voy a negarlo, y me cabreo con facilidad. Es posible que en otra situacion este modo de ser me hubiera creado muchas dificultades, pero como soy rico y poderoso todo se me perdona. Lo que en cualquier otra persona se considera intolerable, cuando lo hago yo se despacha con una frase del tipo de «son las cosas de Jaime, ya sabeis como es», asi que nunca he tenido la necesidad de cambiar. La necesidad ni tampoco las ganas; soy feliz siendo asi aunque a los demas les joda. Mire, por lo general odio dar explicaciones a nadie, pero con usted voy a modificar esa arraigada costumbre.

»Usted, senor Artetxe, con toda seguridad habra oido hablar de mi mucho antes de iniciar su investigacion. ?Quien no ha oido hablar de Jaime Gonzalez Caballer?, y perdone la petulancia. Ademas, normalmente se habla mal de mi. Lo se, no soy tan tonto como para creer que la gente me quiere y me aprecia. Soy millonario, he tenido cargos politicos en la epoca de Franco, y cuando alguna de mis empresas ha ido mal he echado a la calle a todos los trabajadores que he podido. Los asesores de imagen lo tienen muy jodido conmigo, no me duelen prendas reconocerlo. Resumiendo: tengo enemigos, muchos enemigos, pero eso no me ha impedido vivir feliz y realizando siempre mi sacrosanta voluntad. No esta nada mal, pienso yo. Pero no siempre he sido el Gonzalez Caballer que usted conoce. Yo soy lo que los americanos llaman un self made man, un hombre que se ha hecho a si mismo. Algunos resentidos que se las dan de ironicos quiza digan que me he hecho a mi mismo pero me he hecho mal. Sinceramente, esas opiniones me la traen floja, hablando en plata. Siempre he hecho lo que queria hacer y he conseguido lo que me propuse conseguir. ?Sabe usted lo que es pasar hambre? No, por supuesto. Pues yo si, asi que a vivir que son tres dias y el que venga detras que arree, como arree yo. Tuve que emigrar y trabajar duramente, pero hice fortuna y me case. Mi mujer murio al mes de nacer mi hija. Una infeccion postparto que hoy en dia no tendria ninguna importancia, pero que entonces era mortal. A pesar de todo he continuado trabajando y luchando, ya no solo por mi sino por mi hija. Todo lo que tengo algun dia estara en sus manos.

»Quiza haya sido un mal padre, pero lo habre sido involuntariamente; puede que en ello haya influido el que lo fui a una edad madura, cuando acababa de cumplir los cincuenta anos. En cuanto a su novio, tal vez me obceque, no queria que se casara con Arroniz, no me gustaba y sigue sin gustarme, las cosas como son. No por nada especial, sino porque me entro por el ojo izquierdo. Soy muy visceral en mis reacciones, ya se lo he explicado. Y tal vez por eso, un dia Begona se fue. No estoy acostumbrado a que me den con la puerta en las narices, asi que el que mi propia hija lo hiciera fue muy duro para mi.

– ?Por que no aviso a la policia?

– No vi la necesidad de mezclarla en esto; es un asunto estrictamente familiar, y ella, por otra parte, es mayor de edad. Ademas, sabia que se encontraba bien, me llamo al dia siguiente de irse. Me dijo que queria vivir su vida y tuve que aceptarlo. Mis errores hicieron que se marchara, asi que, aunque tarde, he aprendido la leccion y procuro no volver a cometerlos. Volvera cuando ella quiera.

– ?No le dijo adonde iba, su direccion, que se proponia hacer?

– No, no me dijo nada. Al principio pense que seguramente se habia ido con Carlos, pero luego comprobe que estaba equivocado.

– ?Sabe de que esta viviendo?

– Tiene su propio dinero, que heredo de su madre. Hasta hace poco tiempo se lo administraba yo, pero ahora es mayor de edad y puede disponer de el a su antojo.

– ?Cuanto dinero posee en total?

– No lo se con exactitud, aunque si lo suficiente para vivir unos cuantos anos sin tener que trabajar.

– ?Por que oculto o trato de ocultar la fuga de su hija?

– «Fuga» es una palabra que no me gusta, es mejor decir marcha, ?no cree?, pero le contestare. Ya le he dicho que tengo enemigos, alguno poderoso. Cuando Begona se marcho estaba interesado en unos negocios delicados e importantes con un consorcio arabe. Cualquier sombra de escandalo, por leve que fuera, podia hacer que todo el asunto se fuera al traste. Esa es la principal razon, aparte de que, en el fondo, espero que regrese, si no a mi casa si a mi vida.

– Eso no explica el trato dado al senor Arroniz ni a mi colaboradora.

– Son cosas diferentes. En el caso de Carlos aproveche la situacion para darme una pequena satisfaccion, ya ve que admito que soy muy radical en mis enemistades, y para conseguir que se olvidara de mi hija, aunque esto ultimo, por lo que se ha visto, no funciono. En cuanto a su colaboradora, lamento lo sucedido, pero al saber que me estaba enganando pense que habia venido por otra cosa y luego, cuando comprendi que estaba equivocado y que seguramente tenia otras intenciones, me cegue y actue del modo que usted ya conoce. La verdad es que, segun hablo con usted, no acabo de explicarme a mi mismo mi comportamiento, por eso le reitero mi pesar y le ruego que le transmita mis mas sinceras disculpas.

– ?Por que me esta contando todo esto?

– Es lo que usted deseaba, si no me equivoco. Ha venido aqui a pedirme una explicacion y se la estoy dando, ?no es suficiente?

– No del todo. Quisiera saber a que viene este cambio de actitud. No soy tan estupido como para pensar que mi presencia le haya conmovido ni que le haya afectado un apice lo que ocurrio ayer con su chofer.

– Tiene usted razon, no me ha afectado para nada. Es usted muy desconfiado. Inteligente y desconfiado. No me parece mal, yo tambien, cuando estoy metido hasta el cuello en algun negocio, desconfio sistematicamente de todo el mundo, asi que no le hare ningun reproche. En efecto, no me ha conmovido, como ha aludido usted burlonamente, pero si me ha hecho reflexionar. Se controlar mis negocios, pero esto se me esta yendo de las manos y, si no actuo con inteligencia, la bola de nieve se hara tan grande que acabare por perder del todo a mi hija, asi que no me queda mas remedio que serenarme. Sigue sin gustarme Carlos, pero estoy dispuesto a transigir; al fin y al cabo es muy posible que si se casan, al cabo de poco tiempo acabe por cansarse de el y pedir el divorcio; por eso estoy dispuesto a olvidar mis desavenencias con el y unirnos en la busqueda de Begona. No por afecto, sino por necesidad. Quiero que le diga a Carlos que siento todo lo pasado y que estoy dispuesto a dar mi consentimiento, simbolico por supuesto, ya que no estoy en condiciones de imponer nada, para que se casen. ?Le transmitira usted esto en mi nombre?

– Siempre informo de todo lo que ocurre a mis clientes.

– En ese caso le quedare eternamente agradecido. Deberia haberlo hecho antes, pero mas vale tarde que

Вы читаете Lejos De Aquel Instante
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату