del furgon de la Guardia Civil. Cuando se detuviera frente al propio peaje seria un blanco perfecto. El plan no podia fallar. Se habia asegurado, sin dejar el minimo resquicio para la duda, de la llegada del objetivo, gracias a un contacto de la organizacion que trabajaba en la fabrica de armas, y tambien habia estudiado cuidadosamente el modo de escapar. El era un militante de la causa, no un suicida. Si esos hijos de puta con tricornio eran puntuales, dentro de dos horas podria estar tomando una cerveza en la parte de Euskadi oprimida por los franceses.

El furgon, efectivamente, enfilo el peaje con suma puntualidad. Cuando lo vio llegar, la excitacion del etarra subio mas enteros de lo conveniente durante un segundo, pero en seguida comprobo que su entrenamiento habia sido de lo mas eficaz al conseguir dominarse y esperar con total sangre fria la aparicion del objetivo. Cuando por fin estuvo a la altura de las barreras del peaje, acciono el lanzagranadas. Ni un segundo antes ni un segundo despues de lo planeado. Una accion perfecta que causaria admiracion entre sus camaradas del movimiento de liberacion nacional.

No hubo fallo alguno en la ejecucion de la accion, pero si en su planificacion. Segun parece, quienes tenian la obligacion de informar a la organizacion sobre las costumbres y peculiaridades del objetivo, no incluyeron entre sus observaciones una muy importante. Cuando el furgon estaba a punto de llegar a la barrera del peaje solia transmitir por radio a la cabina correspondiente su llegada para que aquella se abriera automaticamente y pudiera pasar sin detenerse. El militante de ETA disparo en el momento apropiado y hacia el punto apropiado, pero para sorpresa suya el objetivo no se detuvo, sino que continuo su camino.

El disparo, no obstante, no se perdio en el vacio. Dio de lleno en el camion cargado de explosivos que era objeto de escolta, y convirtio el peaje y sus aledanos en la viva representacion de una pesadilla. No solo quedaron destrozados el camion y sus dos ocupantes, sino que tambien el furgon de la Guardia Civil salto por los aires y la expansion de todos los explosivos afecto a una gran cantidad de vehiculos. Tres trabajadores de la autopista murieron en el acto, asi como los ocupantes de otros tres vehiculos, incluyendo un marroqui que volvia de vacaciones desde Belgica en direccion a su pais con su mujer y sus cuatro hijos, y que habia tenido la doble mala suerte de coger sus vacaciones fuera de temporada para evitarse aglomeraciones en Algeciras y de confundirse en una salida e intentar retomar su direccion originaria.

El aguerrido gudari escapo del lugar sin detenerse a evaluar los efectos de su accion; eso ya lo haria alguien con mas autoridad en Iparralde. Aunque no del modo esperado, se habian cumplido los objetivos. Unos cuantos txakurras menos en Euskadi que ya no oprimirian mas al Pueblo Trabajador Vasco. En cuanto al resto de los muertos, eran dignos de lastima y asi lo sentia en su fuero mas intimo, pese a la propaganda fascista que intentaba presentar a los luchadores del pueblo como asesinos sin corazon, pero en todas las guerras hay victimas colaterales e inocentes que no se pueden evitar. Lo prioritario era el triunfo del pueblo y con el llegaria esa paz que todos querian, aunque solo los mas concienciados de los militantes sabian de verdad lo que significaba. Solo habria paz cuando por fin las fuerzas mas comprometidas de Euskadi consiguieran sus ultimos objetivos politicos, penso sin poder recordar exactamente a que le sonaba esta ultima frase. De todos modos tampoco convenia hacerse muchas pajas mentales. Dentro de pocos dias podria leer en el Egin los motivos exactos de su accion y la valoracion, netamente positiva, de la misma.

24

Aunque en un primer momento Antonio Alferez se nego a dar la informacion requerida, Artetxe consiguio los datos solicitados sin mucho esfuerzo. Cuando salio del club dejo tras de si a un joven totalmente derrumbado y anegado en lagrimas, pero que le habia proporcionado lo que podria llegar a ser el hilo que deshiciera el ovillo.

El fulano que trapicheaba con Antonio y Begona tenia un caserio en Bakio. No le pillaba muy lejos de Laukariz asi que decidio ir ese mismo dia, pero, al oir el ruido que hacian sus tripas, antes de visitarle paro en Mungia para comer. Cuando se levanto de la mesa estaba totalmente amodorrado y sin ganas de hacer nada. La combinacion de buena comida y sol otonal suele hacer estragos en mucha gente, e Inaki Artetxe no era ninguna excepcion. Aun asi se mantuvo en su idea originaria, no por un calvinista exceso de amor al trabajo, sino por la pereza que le entro al pensar que al dia siguiente tendria que hacer el mismo recorrido.

No tardo mucho en llegar a Bakio ya que apenas habia circulacion por su carril. Le costo algo mas encontrar el caserio. Por fin, tras introducirse por dos caminos equivocados, un baserritarra [3] le indico el correcto. Un pedregoso y serpenteante camino, por el que apenas cabia un vehiculo, le condujo hasta una explanada sobre la que se alzaba el caserio, de construccion tipica de madera. Algunas personas se encontraban tumbadas en plena campa, disfrutando del sol del atardecer. Parecian extraidas de un comic underground, penso Artetxe. Eran una mezcla de hippies de los sesenta y de hare-krishnas con melena. Todo ello olia a secta, cosa que no le importaba lo mas minimo al tolerante espiritu en materia religiosa de Artetxe, salvo que sirviera como medio de anulacion de la personalidad de sus adeptos o, como podia ocurrir en ese caso, de tapadera para el trafico de estupefacientes.

Cuando se aproximo a los congregados y observo la expresion bovina de su cara, comprendio que, ademas de ser la tapadera que pensaba, tenia que ser tambien una secta de las llamadas destructivas, a no ser que desde el primer momento solo admitiera a personas de cuya cara hubiera desaparecido todo rasgo de inteligencia.

Busco a alguien que pareciera capaz de mantener una minima conversacion y le pregunto por el paradero de Marcos Ruiz.

– ?Marcos? -respondio con un gran esfuerzo de vocalizacion-. No se quien es; cuando entramos en la Casa de la Luz nos olvidamos de nuestros arcaicos y burgueses nombres para adoptar los que en suenos nos envia el Senor de la Eterna Luz. El mio es Ranjhapendraj, que en sanscrito significa «el elegido de los dioses del amor puro». Esto ultimo lo dijo con inusitada rapidez, como si a la hora de lanzar su mensaje desapareciera todo signo de cretinismo intelectual y el propio Senor de la Eterna Luz le concediera el don de la oratoria.

– ?Para que quiere hablar con el Lider Excelso? -pregunto una vivaracha morena de ojos verdes, sobresaltando a Artetxe. No esperaba que en ese ambiente hubiera nadie capaz de hablarle directamente, y menos, interrogandole. Cuando se fijo mas a fondo en la chica, le parecio que era la unica del grupo que no estaba totalmente atontada.

– Si el Lider Excelso es Marcos Ruiz, tenemos una amiga comun. Me gustaria hablar sobre ella con el.

– No se si sera posible. En estos momentos se encuentra meditando en la capilla.

– Dile que es importante.

– No hay nada mas importante que el contacto intimo con el Senor de la Eterna Luz, pero vere que puedo hacer -dijo mientras se alejaba hacia la entrada del caserio con un contoneo mas propio de una vedette que de una hija de la Eterna Luz, fuera eso lo que fuese.

Mientras esperaba la vuelta de la chica, intento pegar la hebra con el resto de los presentes, pero fue en vano. La unica persona a la que el Senor de la Eterna Luz habia favorecido con el don de la inteligencia habia desaparecido. Desesperado tras el infructuoso intento, se sento sobre la hierba. Diez minutos mas tarde salio del caserio la chica y le invito a acompanarle al interior.

En la primera planta se habia habilitado una oficina. El bucolismo que desprendian tanto el caserio como sus habitantes desaparecia en ese recinto. Telefono, television, equipo de musica, fax. Parecian objetos discordantes. Detras de una mesa se veia la figura regordeta de un hombre sonriente que vestia la misma tunica de color azul y verde que el resto de sus companeros, pero bajo cuyos pliegues se adivinaba el dibujo de una corbata. Dos congregantes, cuyas medidas de estatura y peso doblaban las de sus companeros que pacian sobre la hierba, le flanqueaban. El hombre que estaba detras de la mesa invito a sentarse a Artetxe.

– El Lider Excelso, supongo -dijo Artetxe mientras se sentaba.

– Me quiere usted tomar el pelo, por lo visto. Ya se que algunos de mis discipulos siguen pecando al ofender mi modestia, pero por mas que quiero evitarlo no consigo erradicar esa expresion referente a mi humilde persona. Me resigno a ello pensando que si asi son mas felices y, por tanto, mas capaces de unirse intimamente a la Eterna Luz, ese ataque a la humildad del mas abyecto siervo de la Luz esta justificado. Pero como veo que a usted le preocupan esos detalles mundanos como la identidad, no me importa decirle que mi antiguo nombre era Marcos Ruiz, aunque ahora me llamo Siwidrevanantha, que significa «el mas humilde servidor de los humildes servidores del Senor de la Eterna Luz».

– En sanscrito, por supuesto.

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