– Me temo que no -respondio Marcos Ruiz entre grandes risotadas-. Entre los dones que diariamente nos envia el Senor de la Eterna Luz no se encuentra, por desgracia, el de las lenguas, asi que soy yo quien se inventa los nombres y sus significados, pero no piense que es un fraude, sino todo lo contrario. Cuando vienen aqui, los novicios renacen a una nueva vida, mas limpia, pura y desprendida que la anterior. El nombre en si no significa nada, pero es un lazo de union con su antigua y corrompida existencia; por eso, cuando les doy uno nuevo con un significado mistico no los engano, sino que contribuyo a que sus espiritus fluyan en la nueva vida que nos proporciona la Eterna Luz. Pero soy un desconsiderado, no le he presentado a mis dos acompanantes. El siervo que esta a mi izquierda se llama Andraghomparg, «brazo de hierro de la Eterna Luz» en falso sanscrito, y su companero es Sandreerranch, «el que castiga a los enemigos de los servidores de la Eterna Luz».
Si los falsos nombres hindues significaban algo, en el caso de los dos mastodontes estaban mas que justificados. Si Marcos Ruiz le hubiera dicho que trabajaban como matones a su servicio, el efecto habria sido el mismo. Quiza fuera injusto dudar de la devocion mistica de los companeros del Lider Excelso, pero lo que era indudable es que con toda seguridad practicaban el «a Dios rogando y con el mazo dando».
– De todos modos, supongo que usted no quiere hablar sobre el significado de los nombres que por intermediacion mia impone el Senor de la Eterna Luz a sus acolitos, sino sobre una amiga que parece ser que tenemos en comun.
– Asi es. Begona Gonzalez.
– Lo lamento, pero no caigo.
– Su segundo apellido es Larrabide y es hija de un conocido hombre de empresa, el senor Gonzalez Caballero
– No me es desconocido ese personaje. En mi vida anterior me ocupaba de los asuntos mundanos y solia leer las noticias periodisticas sobre temas economicos y politicos, pero hoy en dia, afortunadamente, me he liberado de esas miserias para poder dedicarme exclusivamente a la mistica contemplacion de la Eterna Luz.
A Artetxe se le ocurrio pensar un chiste malo acerca de que mejor que mirara con gafas de sol para evitar el efecto perjudicial de los rayos emitidos por el astro rey, pero se contuvo y no lo menciono. Aunque los dos -los cuatro si se incluia a los gorilas- sabian que todo era una pantomima, convenia mantener las formas.
– Creame si le digo que le envidio, pero me gustaria saber si, aunque solo fuera en su vida anterior, ha conocido usted a Begona.
– Lo siento, pero ni en mi vida anterior ni en esta he tenido trato con esa joven.
– Es raro, porque la ultima vez que la vi me comento que estaba decidida a acabar con su vida corrupta y miserable y entrar en la Casa de la Luz.
– Pues si le dijo eso, solo podemos sacar dos conclusiones: o a ultima hora se echo atras, o bien en un primer momento le mintio.
– Supongo que tiene usted razon, pero en definitiva eso no es lo mas importante. En realidad buscaba a Begona para otra cosa pero, si tampoco me mintio en ello, quiza usted pueda solucionarmelo.
– Nada me causaria mayor placer. Los siervos de la Eterna Luz estamos para ayudar a los demas a encontrar su camino.
– Yo no quiero encontrar ningun camino, ya lo siento. Lo mio es mas prosaico. Begona me dijo que usted podria proporcionarme unas cuantas papelinas de heroina.
– ?Heroina? ?Se refiere usted a esa droga que se consume por via intravenosa? Me confunde y ofende. La unica relacion que tenemos aqui con las drogas es que a menudo el templo sirve como centro de desintoxicacion para jovenes con problemas.
– Escuche, Lider Excelso o como quiera que se llame. Los dos somos adultos y sabemos a que jugamos, asi que olvidese de su estupida tunica y hablemos con sensatez. Comprendo que mi proposicion le ha pillado de sopeton, pero estoy dispuesto a hacer negocios con usted, negocios que nos pueden favorecer a los dos; no estoy hablando de menudeo, sino de grandes cantidades. Ya se que no me conoce, pero estoy dispuesto a que me investigue y se cerciore de que voy en serio, sin trampas, asi como de que poseo la infraestructura y los contactos necesarios. Pienselo bien. Podria ser una buena oportunidad para los dos. Hable con Begona, si, ya se que no la conoce, pero en el caso de que alguien se la presentara o, de repente, recordara quien es, ella podria avalarme.
– Creo que ha leido usted muchas cosas raras sobre quienes tenemos por unico fin el amor de la Luz Divina y eso ha obnubilado su mente, pero no se lo tomare en cuenta porque uno de nuestros preceptos es perdonar a quien por maldad o ignorancia nos ofende. No obstante, tengo que suplicarle humildemente que se marche, ya que su hostil presencia distorsiona el ambiente de recogimiento necesario para nuestra union mistica con la Eterna Luz. Por favor -dijo a los guardaespaldas-, acompanad al senor hasta la salida.
– No sera necesario, conozco el camino -respondio, levantandose, Artetxe-. Tome mi tarjeta por si quiere llamarme. Estoy seguro de que cuando reflexione y hable con Begona comprendera que mi oferta puede ser muy interesante para ambos.
Artetxe comprobo con alivio como los dos servidores de la Luz se quedaban quietos tras pararlos su jefe con un gesto. No habia llevado muy bien el asunto; se ve que el ocio forzoso habia disminuido sus facultades, y ademas le habia sorprendido toda la parafernalia que le rodeaba. De todos modos, tan solo habia echado la red; era pronto para adivinar que tipo de pez pescaria. Fuera de la habitacion vio a la morenita de ojos verdes que le habia conducido hasta alli.
– ?Ha visto por fin la Luz? -le pregunto dulcemente.
– Me temo que no -contesto educadamente Artetxe.
– Oh, es una pena, un hombre tan simpatico como usted… Pero no importa, el Senor de la Eterna Luz sabe como llegar al corazon y a los ojos de sus criaturas -replico mientras de entre los pliegues de su tunica sacaba un aerosol y rociaba los ojos del detective.
Cuando desperto tenia los ojos totalmente enrojecidos y un desagradable picor le hacia lagrimear continuamente. Se encontraba enclaustrado en lo que parecia ser un recinto cerrado y en movimiento que identifico, sin duda alguna, como el maletero de un coche. Busco en el interior algo que le pudiera servir para salir de alli, pero sus secuestradores eran cuidadosos y no habian dejado ninguna herramienta que pudiera serle util. Por otra parte, el vehiculo parecia desplazarse a una velocidad que desaconsejaba por el momento cualquier intento de fuga en marcha.
No sabia cuanto tiempo llevaba dentro cuando oyo lo que parecia ser una explosion. En ese mismo instante el coche parecio perder el control y empezo a girar sobre si mismo. Su ultimo recuerdo antes de perder el sentido fue el sonido de un golpe seco y unos escalofriantes alaridos.
Lo primero que vio cuando el dolor le hizo reaccionar fue una masa informe verde que se acercaba hacia el. Segun se le fue aclarando la vista comprendio que se trataba de un guardia civil. Un teniente, como senalaban los galones que lucia en el uniforme.
– ?Como se encuentra? -le pregunto solicito.
– Estoy vivo por lo que parece, asi que no me puedo quejar. ?Que ha sucedido?
– Somos nosotros quienes tendriamos que hacer las preguntas, ?no le parece? En primer lugar, ?que hacia usted dentro del maletero de un coche? Porque me imagino que no sera su metodo habitual de viajar.
«El picoleto [4] nos ha salido ironico», penso Artetxe, pero se abstuvo de proferir ningun comentario desabrido. Al fin y al cabo quiza le hubieran salvado la vida y, por otra parte, con sus antecedentes y en su actual actividad convenia estar a bien con las fuerzas policiales. Ademas, no le cabia la menor duda de que a esas alturas el teniente lo conocia todo sobre el y su trabajo.
– Soy abogado y esta manana acudi a un caserio de Bakio ya que me habian dicho que alli podia conseguir cierta informacion sobre unos problemas que afectan a un cliente. Parece ser que a las personas que debian darme la informacion no les gusto mi presencia e, incomprensiblemente, me agredieron. Ya no recuerdo nada hasta este momento.
– Si, y yo me chupo el dedo. Mire, senor Artetxe, usted y yo sabemos que no se mete a nadie en el maletero de un coche porque moleste la presencia de alguien, ni siquiera aunque esa persona ejerza de abogado, lo cual no es su caso, pero ha tenido suerte porque no tenemos mucho tiempo para perder con usted. Si se compromete a ir manana a primera hora a la Comandancia de La Salve y prestar declaracion, le dejaremos en libertad. Sabemos quien es y donde encontrarIe, asi que mejor que acepte el trato, senor detective sin licencia -pronuncio esta ultima palabra en el tono inequivoco de quien sabe de que esta hablando-. Tiene usted un amigo en Jefatura de Policia, y