la presion y la comprobacion del oxigeno continuarian como asunto rutinario.
La energia todavia funcionaba, lo que no sorprendio a nadie. Los veinticinco transformadores independientes de hidrogeno, modulos identicos que podian ser transportados desde cualquier instrumento dentro del Kwembly que utilizase energia a cualquier otro, eran artificios en estado solido, sin partes moviles mayores que las moleculas de carburante gaseoso con que eran alimentados. Podrian haber sido colocados bajo el martillo de una fragua sin sufrir danos. La mayor parte de las luces exteriores del Kwembly habian sufrido danos, o al menos no funcionaban, aunque podian ser reemplazadas. Algunas, sin embargo, todavia funcionaban, y desde el extremo sumergido del Kwembly se podian ver. En el extremo superior la niebla aun bloqueaba la vision. Drondragmer se aproximo, muy cautelosamente, al extremo inferior y echo una breve ojeada al conglomerado de rocas redondeadas —cuyos diametros iban desde la mitad de su propia juventud hasta veinte veces mas—, entre el cual su nave habia conseguido incrustarse. Despues trepo con cuidado regresando a su puesto. Conecto el sistema sonoro de su radio y transmitio el informe que Barlennan iba a conocer algo mas de un minuto despues. Sin esperar una respuesta, comenzo a dar ordenes al timonel.
—Beech, quedate aqui en caso de que los hombres tuviesen algo que decir. Voy a hacer una revision completa yo mismo, especialmente de las compuertas. A pesar de todo lo que puede decirse en favor de nuestro diseno, no contabamos con un balanceo tan fuerte como este cuando nos metimos dentro. Quiza solo podamos utilizar las pequenas compuertas de emergencia, puesto que en este momento la mayor parece estar por debajo de nosotros. Puede estar bloqueada en el exterior, aunque consiguiesemos abrir la puerta interna y encontrar el tabique todavia sumergido. Si quieres, habla con los seres humanos. Cuantos mas de nosotros podamos emplear su lenguaje y mas entre ellos el nuestro, mejor. El puente esta a tu cargo.
Dondragmer hizo el gesto habitual, aunque ahora bastante inutil, de golpear la escotilla pidiendo salida; despues la abrio y desaparecio, dejando solo a Beetchermarlf.
El timonel no tenia por el momento deseos de charlar ociosamente con la estacion. Su capitan le habia dejado con muchas cosas en que pensar.
No se sentia exactamente feliz de quedar encargado del puente bajo aquellas circunstancias. Ni siquiera estaba demasiado preocupado por el bloqueo de la compuerta principal. Las pequenas serian suficientes, aunque recordo repentinamente que no lo eran para el equipamiento de soporte vital. Bien, por el momento la conveniencia de salir al exterior parecia muy pequena; pero si el Kwembly estuviese permanentemente inmovilizado, habria que hacer frente a esa necesidad.
En esa eventualidad, la cuestion principal era de que serviria salir al exterior. Los veinte mil kilometros aproximadamente en que Beetchermarlf pensaba, como en cerca de veinte millones de cables, era un camino muy largo, especialmente cargados con el equipamiento de soporte vital. Sin este aparato no podia ni pensarse en ello. Los mesklinitas eran organismos asombrosamente resistentes mecanicamente, y tenian un radio de tolerancia de las temperaturas que todavia muchos biologos humanos no podian creer; pero el oxigeno era otra cosa. En aquel momento su presion parcial en el exterior era de tres atmosferas y media, mas que suficiente para matar a cualquier miembro de la tripulacion del Kwembly en unos segundos.
Lo mas deseable era colocar de nuevo la enorme maquina sobre sus cadenas. El como y el si se podia hacer esto, dependian grandemente de la corriente liquida que fluia alrededor del encallado casco. Trabajar en el exterior en medio de esta corriente quiza no fuese imposible, mas seria dificil y peligroso. Los mesklinitas vestidos con traje especial tendrian que estar pesadamente lastrados para poder realizar cualquier tarea, y los cables salvavidas complicarian los detalles.
Claro que la corriente quiza no fuese permanente. Aparentemente acababa de comenzar su existencia, junto con el cambio del tiempo, y podia dejar de fluir repentinamente. Sin embargo, como Beetchermarlf sabia muy bien, hay una diferencia entre tiempo y clima. Si el rio era estacional, su naturaleza «temporal» podria resultar demasiado larga para los mesklinitas: el ano en Dhrawn era ocho veces mas largo que el de la Tierra y mas de una vez y media que el de Mesklin.
Esta era una zona donde la informacion humana podria ser de utilidad. Los alienigenas habian estado observando a Dhrawn cuidadosamente durante casi medio ano, y superficialmente, durante mucho mas tiempo. Deberian tener alguna idea sobre sus estaciones. El timonel se pregunto si podria plantear la cuestion a alguien de la estacion orbital, puesto que el capitan no lo habia hecho. Por supuesto, el capitan habia dicho que podia utilizar la radio para charlar y no habia mencionado lo que podia o no decirse.
La idea de que hubiese algo, ademas del incidente del Esket, que no debiera discutirse con los patrocinadores humanos de la expedicion a Dhrawn, no habia llegado por la cadena de mandos hasta Beetchermarlf. El joven timonel casi habia decidido iniciar una llamada cuando hablo la radio, a su lado. Y es mas, hablo en su propio lenguaje, aunque el acento no fuese irreprochable.
—Dondragmer, se que debes estar ocupado, pero si tu no puedes hablar ahora, me gustaria que alguien pudiese. Me llamo Benjamin Hoffman, un ayudante en el laboratorio aerologico de la estacion, y necesito ayuda de dos tipos, si es que alguien puede encontrar tiempo para hablar. Necesito practicar vuestro lenguaje; debe ser obvio que lo necesito. En cuanto al laboratorio, estamos en una posicion muy embarazosa. Dos veces seguidas hemos confeccionado pronosticos del tiempo para vuestra zona del planeta que han resultado completamente incorrectos. Sencillamente, no tenemos la suficiente informacion detallada para hacer el trabajo apropiadamente. Las observaciones que podemos hacer desde aqui no resuelven mucho, y no hay en ningun punto cercano estaciones que informen sobre lo que ocurre ahi abajo. Tu y los otros habeis colocado un monton de automaticos en vuestros viajes; pero como sabes, todavia no cubren mas que una pequena parte del planeta. Puesto que unas buenas predicciones seran tan utiles para ti como para nosotros, pense que quiza podria hablar detalladamente con alguno de vuestros cientificos y elaborar los factores del tiempo sobre los que conozcais lo suficiente como para completar los calculos generales y conseguir asi unos pronosticos aceptables, por lo menos en vuestras cercanias.
El timonel contesto ansiosamente.
—Benjamin Hoffman, el capitan no esta en el puente. Me llamo Beetchermarlf, uno de los timoneles, y estoy de guardia. Hablando por mi, me gustaria intercambiar practica en el lenguaje cuando lo permitan las obligaciones, como ahora mismo. Me temo que los cientificos estaran muy ocupados durante un rato; quiza yo tambien lo este la mayor parte del tiempo. Tenemos problemas, aunque no conozcas todos los detalles. El capitan no tenia tiempo para contar la historia completa en el informe que le oi enviar hace unos minutos. Te dare un cuadro de la situacion tan completo como pueda y algunas ideas que se me han ocurrido despues que el capitan abandonase el puente. Podrias grabar la informacion para tu gente y comentar mis ideas si lo deseas. Si crees que no vale la pena mencionarlas al capitan, no lo hare. De todas formas, estara bastante ocupado sin ellas. Esperare hasta que me digas que estas listo para grabar, o si no vas a hacerlo, antes de empezar.
Beetchermarlf se detuvo, no solo por la razon que acababa de dar. De repente se pregunto si deberia molestar a uno de aquellos seres alienigenas con sus propias ideas, que comenzaban a parecerle pobres y toscas.
Sin embargo, los informes sobre los hechos tenian que ser utiles. Habia mucha informacion detallada sobre la situacion actual del Kwembly que los hombres no podian conocer posiblemente todavia. Cuando la aprobacion de Benj llego por el microfono, el timonel habia recobrado parte de su confianza.
—Esplendido, Beetchermarlf. Estoy preparado para grabar tu informe. Lo iba a hacer de todas maneras para practicar tu lenguaje. Transmitire lo que quieras. Incluso si tus meteorologos estan ocupados, quiza nosotros dos podamos intentar hacer lo que yo sugeria con la informacion sobre el tiempo. Probablemente tu puedes conseguir esos datos. Estas en el lugar y puedes verlo todo. Si eres uno de los marineros que Barlennan recluto en Mesklin, es seguro que sabes un monton de cosas sobre el clima. A juzgar por lo que se, quiza hayas pasado doble cantidad de anos de los que yo he vivido en ese lugar de Mesklin, donde aprendeis metodos de investigacion e ingenieria. Adelante, estoy preparado.
Estas palabras terminaron de restaurar la moral de Beetchermarlf. Habian pasado solamente diez anos en Mesklin desde que habia comenzado la educacion alienigena para unos pocos nativos seleccionados. Este ser humano debia tener cinco anos o menos. Por supuesto, no habia forma de decir lo que esto significaba en terminos de madurez de las especies, y no era facil preguntarlo; pero a pesar del aura de supernormalidad que tendia a rodear a todos los alienigenas, uno no pensaba en un ser de cinco anos como en un ser superior.
Tan relajado como cualquiera podia estarlo sobre un suelo con una pendiente de sesenta grados, el marinero comenzo su descripcion de la situacion del Kwembly. Dio una descripcion detallada del viaje sobre lo que ahora tenia que ser reconocido como un rio y su final. Describio minuciosamente lo que podia ver desde el puente.