que, una vez en Dhrawn, estarian alejados de cualquier facilidad para reparaciones y sustituciones. Esta era la razon por la que el gobierno del vehiculo se hacia mediante cables y aparejos, en lugar de por instrumentos movidos por energia o artificios similares; de aqui que las compuertas neumaticas fuesen tan sencillas y no completamente a prueba de imprudencias; asi mismo esto justificaba por que no solo el sistema de soporte vital era operado manualmente (excepto las luces que conservaban vivas las plantas), sino tambien habia sido ideado y construido por cientificos y tecnicos mesklinitas.
Unos cuantos centenares de aquellos seres habian recibido un extenso conjunto de educacion alienigena, aunque no se habia intentado extender el nuevo conocimiento entre la cultura mesklinita. Casi todos los «graduados» estaban ahora en Dhrawn, junto con reclutas como Beetchermarlf; en su mayor parte eran jovenes voluntarios, razonablemente inteligentes, procedentes de la marineria de la nacion maritima de Barlennan. Esta gente tendria que realizar cualquier reparacion y todo el mantenimiento regular de los vehiculos. Este hecho tuvo que estar constantemente en primer plano en las mentes de los disenadores. Idear unos vehiculos capaces de cubrir miles de kilometros sobre la superficie de Dhrawn en un tiempo razonable y, a la vez, mas o menos seguros bajo los cuidados mesklinitas, habia producido inevitablemente una maquinaria con asombrosas cualidades. Beetchermarlf no deberia sorprenderse de que las piezas de su vehiculo se ajustasen tan facilmente, ni de que los vehiculos sufriesen tan pocos danos.
Por supuesto, la inteligencia de los mesklinitas habia sido tenida en cuenta. Era la razon principal para no depender de robots: estos no habian dado resultados satisfactorios en los primeros tiempos de la exploracion espacial. La inteligencia mesklinita podia compararse con la de los seres humanos, con los Drommian o con los Paneshks, hecho sorprendente en si mismo, puesto que los cuatro planetas habian desarrollado sus formas de vida a lo largo de longitudes de tiempo geografico que diferian ampliamente. Era tambien bastante seguro que los mesklinitas, en su mayoria, vivian mucho mas tiempo que los seres humanos, aunque eran curiosamente bastante reluctantes a discutir tal asunto; en realidad, lo que esto podria significar en terminos de su competencia en general era algo tan problematico como el propio Dhrawn.
Desde cualquier punto de vista habia sido un proyecto costoso, y la mayor parte del riesgo lo soportaban los mesklinitas. La barcaza gigante que iba a la deriva en orbita cerca de la estacion humana y que se suponia capaz de evacuar a toda la colonia, en caso de emergencia, era poco mas de un gesto, especialmente para los seres de viaje en los vehiculos.
Nada de esto se encontraba en las mentes de los tres marineros que inspeccionaban los danos del Kwembly. Estaban simplemente sorprendidos y encantados al averiguar que las ruedas perdidas solo habian saltado de las cavidades en las que normalmente se enroscaban y en las que podian ser colocadas de nuevo, aparentemente sin problemas, suponiendo que fuesen encontradas. Con este asunto resuelto a su satisfaccion, Beetchermarlf camino un poco hacia el lecho del rio, hasta el limite impuesto por los cables de seguridad, y encontro doce ruedas dentro de ese radio. Algunas estaban danadas: llantas rotas o con eslabones perdidos; ruedas de soporte agrietadas; unos cuantos ejes mellados. Los tres reunieron todo el material que pudieron alcanzar y lo transportaron bajo la popa del Kwembly. El timonel penso en doblar la longitud de los cables salvavidas y aumentar el radio de la busqueda, pero decidio informar primero a Dondragmer y obtener su aprobacion. De hecho, el timonel estaba algo sorprendido de que el capitan no hubiese aparecido antes, a la vista de su anunciada intencion de revisar el exterior.
Supo la razon cuando el y sus companeros llegaron a la compuerta bordeando la popa. Dondragmer, sus dos companeros en la primera salida y seis tripulantes mas, que habian sido llamados en el intermedio, estaban cerca del centro del Kwembly trabajando para retirar las piedras de la region de la compuerta principal.
Los trajes especiales no tenian equipo de comunicacion; la capacidad transmisora entre su relleno de hidrogeno-argon y el liquido que los rodeaba era muy pobre; pero la voz mesklinita, construida alrededor de un sifon natatorio, en lugar de un aparato pulmonar (los enanitos que usaban hidrogeno no tenian pulmones), era una cosa mas entre las que habian preocupado a los biologos humanos. El timonel capto la atencion de su capitan con un fuerte grito y le hizo senas de que le siguiese al otro lado de la popa del vehiculo. Dondragmer supuso que el asunto era importante y le siguio, despues de ordenar a los otros que continuasen con su trabajo. Una mirada y unas cuantas frases de Beetchermarlf le pusieron al corriente de la situacion.
Despues de pensar unos cuantos segundos, rechazo la idea de buscar inmediatamente las ruedas desaparecidas. El agua todavia bajaba; seria mas seguro y mas facil conducir la busqueda cuando no quedase nada, si no tardaba mucho. Mientras tanto, podian comenzar las reparaciones en las que habian encontrado ya. Beetchermarlf recibio la orden y comenzo a seleccionar el equipo danado para planear el trabajo.
Era necesario tener cuidado; algunas partes eran bastante ligeras como para ser transportadas por la corriente al desprenderlas del resto de los aparatos. Objetos de este tipo ya habian desaparecido, seguramente de esa forma. El timonel hizo que una luz portatil fuese traida al lugar y estaciono a uno de sus ayudantes a unos cuantos metros corriente abajo para coger cualquier cosa que se escapase. Penso en lo util que seria una red, pero no habia redes a bordo del Kwembly; con los kilometros de cuerda que habia, era posible construir una, pero dificilmente parecia valer la pena.
Ocho horas de trabajo, interrumpidas por descansos ocasionales, que habia pasado charlando con Benj, dieron frutos positivos en tres de las ruedas danadas de nuevo en servicio. Algunas de sus partes no eran las originales. Beetchermarlf y los demas habian improvisado con libertad, empleando tejidos y cuerdas mesklinitas, ademas de polimeros y aleaciones alienigenas que tenian a mano. Las herramientas eran suyas; su cultura habia alcanzado altas cotas en artesania, y objetos como sierras, martillos y el espectro usual de herramientas de filo les eran familiares a los marineros. El hecho de que estuviesen fabricadas con los equivalentes mesklinitas del hueso o el cuerno y la concha no eran una desventaja, considerando la naturaleza general de los tejidos mesklinitas.
Volver a colocar las unidades reparadas en sus torniquetes necesito fuerza, incluso por estandares mesklinitas. Tambien necesito un gran esfuerzo con las herramientas, puesto que el metal con los ajustes habia sido deformado cuando las ruedas se desgajaron. Las tres primeras tuvieron que ser colocadas en la fila cuarta, puesto que la quinta estaba aplastada contra las piedras del lecho del rio, y las otras tres, demasiado altas para ser alcanzadas convenientemente. Beetchermarlf se inclino ante lo inevitable, fijo las ruedas donde buenamente pudo y volvio a emprender la reparacion de otras piezas.
El rio continuaba bajando y la corriente decreciendo. Dondragmer ordeno al timonel y a sus ayudantes desplazar su zona de debajo del casco, previendo lo que sucederia al ceder la fuerza flotante bajo el Kwembly. Su precaucion fue justificada, pues con un ruido como de piedras molidas el vehiculo se deslizo de su inclinacion de sesenta grados a unos treinta, poniendo dos filas mas de ruedas al alcance del fondo y forzando a dos trabajadores a lanzarse entre las piedras para evitar ser aplastados.
En este momento se hizo evidente que, aunque el agua continuase bajando, el vehiculo no lo haria mas. Un punto en su costado, a un tercio de la proa, entre las filas primera y segunda, descansaba ahora sobre una roca de cinco metros de diametro, medio enterrada en el lecho del rio, un objeto imposible de desalojar, aun sin el peso del Kwembly sobre el. Beetchermarlf continuo la tarea que se le habia asignado, pero no pudo evitar preguntarse como se proponia el capitan levantar su nave de aquel promontorio. Tambien sentia curiosidad por saber que pasaria cuando esto sucediese. La superficie rocosa que formaba el lecho del rio era la ultima cosa en que los disenadores habian pensado como superficie de apoyo, y el timonel dudaba seriamente de que pudiese correr sobre una base asi. Los planetas de alta gravedad tienden a ser bastante llanos, a juzgar por Mesklin (el unico ejemplo disponible), y en caso de que se presentase una zona donde la traccion pareciese dificultosa, los disenadores debian haber supuesto que lo unico necesario estribaba en que la tripulacion se abstuviese de meterse en ella. Esto era otro buen ejemplo de la razon por la que la exploracion por medio de personas era generalmente mejor que la automatica. Beetchermarlf, temporalmente en un humor filosofico, concluyo que verosimilmente la prevision dependia mucho de la cantidad de experiencias disponibles.
Dondragmer, que meditaba sobre el mismo problema de como liberar a su vehiculo, no se encontraba mas cerca de la solucion que su timonel unas cincuenta horas despues de haber encallado. El primer oficial y los cientificos estaban igualmente desconcertados. No aparecian preocupados, excepto el capitan, aunque su sentimiento no era exactamente equivalente al sentimiento humano de preocupacion. Habia conservado para si mismo y para Beetchermarlf (que estaba en aquel momento en el puente) una conversacion que habia tenido unas cuantas horas antes con los observadores humanos.
Habia comenzado como un informe regular sobre los progresos, en tono optimista. Dondragmer estaba dispuesto a admitir que todavia no habia pensado en un plan factible, pero no que fuese incapaz de pensar en