inteligente. Despues de todo, sabemos que en Dhrawn hay vida, aparte de los arbustos y pseudoalgas que hemos encontrado. Eso no explicaria cuantitativamente dicha atmosfera; tiene que haber en alguna parte un sistema ecologico completo. Supongo que en las regiones de temperatura mas altas.
—Como Low Alfa —Hoffman completo la idea—. Si, no existen amoniaco y oxigeno libres en el mismo ambiente durante mucho tiempo en la escala temporal de un planeta. Yo podria creer en la posibilidad de una especie inteligente. No hemos encontrado ninguna senal de ella desde el espacio y las brigadas mesklinitas tampoco, a menos que lo hiciera el Esket; pero veintisiete billones de kilometros cuadrados de planeta proporcionan un monton de razones. La idea es factible, y no eres el primero en concebirla, pero no se a donde nos lleva. Segun Easy, Barlennan tambien penso en ello y en enviar otro vehiculo a la zona donde el Esket se habia perdido, con la mision especifica de buscar y contactar con cualquier inteligencia que pudiese estar alli; pero hasta Barlennan dudaba en emprender ese tipo de busqueda. Ciertamente, nosotros no lo hemos impulsado a hacerlo.
—?Por que no? —interrumpio Mersereau—. Si pudiesemos entrar en contacto con nativos, como hicimos en Mesklin, el proyecto podria funcionar realmente. No tendriamos que depender tanto de…
Aucoin sonrio lugubremente.
—Precisamente —dijo—. Ahora has encontrado una buena razon para cavilar sobre la franqueza de Barlennan. No estoy diciendo que sea un politico de corazon helado que expondria las vidas de sus hombres solo para tener echado el cerrojo sobre la operacion de Dhrawn, pero cuando finalmente accedio a no enviar el Kalliff en la misma direccion, la tripulacion del Esket ya estaba con bastante seguridad mas alla de todo rescate.
—Aunque hay otro punto —dijo Hoffman pensativamente.
—?Cual?
—No estoy seguro de que valga la pena mencionarlo, puesto que no podemos evaluarlo; pero el Kwembly esta a las ordenes de Dondragmer, que es un antiguo asociado de Barlennan y que, segun un razonamiento normal, debiera ser amigo muy intimo suyo. ?Hay alguna posibilidad de que, al estar implicado, influya sobre el juicio de Barl en cuanto a un viaje de rescate, o de que incluso le haga ordenar uno en contra de su propio raciocinio? Yo tampoco creo que esa oruga sea simplemente una maquina administrativa. La frialdad de su sangre es algo puramente fisico.
—Yo tambien he cavilado sobre eso —admitio el planificador principal—. Hace unos meses, me sorprendio mucho que dejase salir a Dondragmer. Tenia la impresion de que no queria que corriese grandes riesgos. No me preocupo demasiado. La verdad es que nadie conoce bastante la psicologia mesklinita en general o la de Barlennan en particular para basar sobre ello una planificacion seria. Si alguien lo hace, Ib, es tu mujer, y ella no puede, o no quiere, traducir en palabras lo que comprende. Como dices, no estamos en condiciones de dar ningun valor a la posibilidad de la influencia de la amistad. Solamente podemos anadirla a la lista de preguntas. Oigamos alguna idea sobre esos tripulantes que presumiblemente se hallan congelados bajo el Kwembly, y despues nos separaremos.
—Un transformador de fusion conservaria una resistencia calorifera grande en funcionamiento, y unos fusibles no son un equipamiento muy complejo —senalo Mersereau—. Los caloriferos tampoco son piezas de equipo demasiado desdenables en Dhrawn. Si solamente…
—Pero no lo hicimos —interrumpio Aucoin.
—Si lo hicimos, si me dejas terminar. En el Kwembly hay los suficientes transformadores como para hacerle despegar del planeta, si su energia pudiese ser aplicada a un trabajo semejante. A bordo debe haber algun metal que pueda ser convertido en resistencias o arcos. No se si los mesklinitas podrian manipular objetos asi. Quiza haya un limite incluso a su tolerancia de la temperatura; podriamos preguntarles si han pensado en algo asi.
—Te equivocas en una cosa. Se que tanto en el equipo como en los suministros de esos vehiculos hay muy poco metal, y me asombraria que la cuerda mesklinita resultase un buen conductor. No soy quimico, pero cualquier cosa unida tan firmemente como ese material debe tener sus electrones muy bien colocados en su sitio. De todas formas, conviene comprobarlo con Dondragmer. Seguramente Easy esta todavia en Comunicacion; ella puede ayudarte si al otro extremo no estan de guardia mesklinitas linguisticamente bien preparados. Se suspende la reunion.
Mersereau asintio, dirigiendose al tiempo hacia la puerta, y la reunion se disolvio. Aucoin siguio a Mersereau por la misma puerta; la mayoria salieron en otras direcciones. Unicamente Hoffman permanecio sentado en la mesa. Sus ojos no enfocaban ningun punto en particular, y en su rostro aparecia un ceno que le hacia aparentar mas de sus cuarenta anos.
Le gustaba Barlennan. Dondragmer le gustaba todavia mas, lo mismo que a su mujer. No tenia motivos para la mas ligera queja sobre el progreso de la investigacion en Dhrawn; considerando las normas que el mismo habia ayudado a precisar, tampoco los tenia el resto de los planificadores. No habia ninguna razon concreta en absoluto, excepto un truco de hacia medio siglo, para desconfiar del comandante de los mesklinitas. Dificilmente podia creerse que quisiera mantener alejados a los hipoteticos nativos de Dhrawn. Despues de todo, los problemas de transferir la responsabilidad del proyecto de investigacion en Dhrawn a tales seres, si es que existian, todavia provocarian mas retrasos, y seguramente Barlennan comprenderia esto.
Las ocasiones eventuales de desacuerdo entre los exploradores y los planificadores eran pocas. Era el tipo de asunto que, por ejemplo, con los drommians sucedia diez veces mas a menudo. No, no habia razon para suponer que los mesklinitas ya estuviesen embarcados en planes independientes.
Sin embargo, Barlennan no habia querido helicopteros, aunque finalmente hubiese accedido a aceptarlos. Era el mismo Barlennan quien habia construido y tripulado un globo de aire caliente, como su primer ejercicio en ciencia aplicada.
No habia enviado ayuda al Esket, aunque todos los gigantescos vehiculos eran necesarios para el proyecto, a pesar del hecho de que mas de cien de sus hombres estaban a bordo.
Habia rehusado radios de alcance local, por utiles que fuesen. El argumento empleado contra ellas fue que un profesor testarudo las usaria en una situacion escolar, pero aquello era la vida real y mortalmente seria.
Cincuenta anos antes no solo habia saltado de alegria ante la oportunidad de adquirir conocimientos alienigenas, sino que tambien habia maniobrado deliberadamente para forzar a sus patrocinadores no mesklinitas a darselos.
Ib Hoffman no podia liberarse de la idea de que Barlennan estaba otra vez haciendo algo clandestino.
Se pregunto que pensaria Easy de todo esto.
VII. ATRAPADOS POR EL HIELO
Beetchermarlf y Takoorch, como el resto de la tripulacion del Kwembly, fueron sorprendidos por la congelacion del lago. Durante varias horas ninguno habia tenido un momento para mirar a su alrededor, puesto que el laberinto de finos cables en el que se centraba su atencion era considerablemente mas complicado que, por ejemplo, el cordaje de un buque de vela. Los dos sabian exactamente lo que tenian que hacer, y habia poca necesidad de conversacion. Incluso aunque sus ojos se hubiesen apartado de su tarea, no habia mucho que ver. Se hallaban bajo la inmensa masa del vehiculo, techados por el «colchon» neumatico que distribuia el peso entre las ruedas, parcialmente ocultos por las mismas ruedas y por la negrura de la noche de Dhrawn, que ocultaba todo mas alla del radio de sus pequenas luces portatiles.
Por tanto, no habian visto, como tampoco los marineros en el interior de la nave, los diminutos cristales que comenzaron a formarse sobre la superficie del lago y a aposentarse en el fondo, brillando y centelleando bajo los focos del Kwembly.
Habian terminado de conectar de nuevo la fila primera de babor, completa de proa a popa; cuando descubrieron que estaban atrapados, trabajaban en la fila segunda.
La luz de la bateria de Takoorch se estaba debilitando. Por este motivo se acerco al transformador de fusion mas cercano —que casualmente se encontraba en una rueda de la fila primera— para recargarla. Se sobresalto al comprobar que no podia acercarse al transformador, ni siquiera verlo; despues de unos cuantos segundos de manipulaciones y observacion, llamo a Beetchermarlf. Les llevo casi diez minutos observar que estaban completamente rodeados de una pared blanca opaca, impenetrable incluso para su fuerza. Habia unido todas las ruedas exteriores y rellenado todos los espacios entre ellas, desde el colchon de arriba hasta las piedras abajo, a