Incluso asi, les llevo muchos minutos terminar. La primera senal del exito fue el fino chorro de burbujas extendiendose en todas direcciones sobre la hendidura de la combada celula de gas. Unos cuantos golpes mas, y el agujero en forma de cruz, con sus brazos de tres centimetros de largo, chorreaba aire de Dhrawn en un flujo de burbujas que hizo el trabajo invisible.
Los prisioneros cesaron en sus esfuerzos.
Lenta, pero visiblemente, el tejido extendido se desplomaba. Las burbujas subian mas pausadamente sobre su superficie, reuniendose en el punto mas alto cerca de la muralla de hielo. Durante unos cuantos minutos, Beetchermarlf penso que el material se deshincharia por completo, pero el peso de la rueda suspendida lo impidio. El centro de la celula, o el punto donde estaba unida la rueda (ninguno de ellos conocia donde estaban los limites de la celula con precision), estaba colgando hacia abajo: ahora era un tiron, en lugar de un empujon.
—Conectare otra vez el motor y vere que pasa —dijo Beetchermarlf—. Adelantate otra vez un momento.
Takoorch obedecio. Deliberadamente, el mas joven de los timoneles coloco unas cuantas piedrecitas bajo los extremos delanteros de las cadenas. Una vez mas trepo por la rueda y se acomodo. Esta vez habia llevado la luz con el, no para ayudarle a manejar los controles, sino para hacer mas facil decir como y si la unidad se movia. Miro hacia el punto de union a unos cuantos centimetros por encima de el, mientras intentaba de nuevo activar el motor.
Las piedras proporcionaban alguna traccion; el bolsillo se arrugo y el torniquete se ladeo ligeramente, mientras la rueda se lanzaba hacia delante. Una cavidad superior, inaccesible en el interior de las celulas, dentro de la cual se introducia el eje, impedia que la inclinacion excediese de unos cuantos grados. Por supuesto, no podia permitirse que las ruedas se tocasen, pero podia verse el esfuerzo. Mientras el movimiento alcanzo su limite, las ruedas continuaron moviendose; pero esta vez no lo hacian libremente. Vibraciones sonoras y tactiles indicaban que se estaban deslizando sobre las piedras, y despues de unos pocos segundos, la sensacion de agua girando, arremolinandose, se hizo perceptible sobre el traje de Beetchermarlf. Comenzo a descender de la rueda, y estuvo a punto de ser barrido por una de las cadenas al cambiar de agarraderas. Con un rapido golpe al control paro a tiempo el motor. Despues necesito varios segundos para recobrar su compostura; incluso su resistente fisico dificilmente habria sobrevivido al ser llevado por el espacio entre las cadenas y las rocas. En el mejor de los casos, su traje hubiese resultado arruinado.
Despues necesito un tiempo para rastrear muy cuidadosamente los cables de control que llegaban desde el reactor hasta las vias superiores a lo largo del fondo del colchon, siguiendolas con los ojos hasta un punto sobre la proxima rueda delantera donde pudiese alcanzarlos. Unos cuantos segundos mas tarde estaba encima de la otra rueda, activando de nuevo el motor desde una distancia segura y culpandose mentalmente por no haberlo hecho asi desde el principio.
Takoorch reaparecio a su lado y observo.
—Bien, pronto sabremos si remover el agua la calienta un poco.
—Lo hara —replico Beetchermarlf—. Ademas, las cadenas estan frotandose contra las piedras del fondo, en lugar de despedirlas. Lo creas o no, el movimiento produce calor. Sabes muy bien que la friccion si lo hace. Vigila el hielo o dime si los alrededores se calientan demasiado. Esto esta en su punto mas bajo, pero sigue siendo un monton de energia.
Con bastante pesimismo, Takoorch llego hasta un punto donde podia verse el monton de piedras si quedaba libre del hielo. Se sento a esperar. Las corrientes alli no eran demasiado peligrosas, aunque podia sentir como empujaban su cuerpo, no muy bien lastrado. Se ato a un par de rocas de tamano mediano y se dejo arrastrar bajo las cadenas.
Realmente no comprendia como el simple calentamiento del agua podia resolver algo, pero el punto de Beetchermarlf sobre la friccion era reconfortante. Ademas, aunque no lo habria admitido asi en palabras, tendia a conceder a la opinion del joven marinero mas peso que a la suya propia y esperaba ver como el hielo retrocedia en muy poco tiempo. No fue desilusionado. En cinco minutos le parecio que aumentaba la parte del fondo rocoso visible entre el y la barrera. En diez minutos estaba seguro, y un alarido de alegria advirtio a Beetchermarlf del hecho. Esto ultimo corrio el riesgo de dejar desatendidos los cables de control para acercarse a verlo por si mismo, y estuvo de acuerdo. El hielo se retiraba. Inmediatamente empezo a planear.
—De acuerdo, Tak. Hagamos que las otras unidades funcionen en cuanto esten libres y podamos llegar hasta sus controles. Quiza seamos capaces de liberar al Kwembly del hielo, ademas de salir nosotros.
Takoorch hizo una pregunta.
—?Vas a agujerear las celulas bajo las unidades dotadas de energia? Eso extraeria el aire de un tercio del colchon.
Beetchermarlf se sintio un poco cogido por sorpresa.
—Lo habia olvidado. No; podriamos remendarlas todas, pero… No, no es una idea muy buena. Veamos. Cuando tengamos libre otra unidad energetica, podremos colocarla sobre la otra rueda que esta sobre la celula ya vaciada; eso nos dara el doble de calor. Despues, no se. Podriamos tratar de excavar bajo las demas. No, eso no funciono demasiado bien. Bueno, de todas formas, podemos colocar una mas. Quiza eso sea suficiente.
—Esperemoslo asi —dijo Takoorch dubitativamente.
La incertidumbre del joven lo habia desilusionado bastante, y no se sentia demasiado impresionado con el plan de sustitucion, pero el mismo no tenia nada mejor que ofrecer.
—?Que tengo que hacer primero? —pregunto.
—Sera mejor que yo regrese y me quede junto a aquellas cuerdas, aunque supongo que todo es bastante seguro —replico Beetchermarlf indirectamente—. ?Por que no continuas comprobando los bordes del hielo y consigues otro transformador en cuanto se deshiele? Podemos ponerlo en esa rueda —indico la otra que tambien estaba unida a la celula deshinchada— y activarla lo antes posible. ?De acuerdo?
Takoorch hizo un gesto de asentimiento y comenzo a vigilar la barrera del hielo. Beetchermarlf volvio junto a los cables de control, esperando pasivamente. Takoorch dio varias vueltas por los limites, observando alegremente que el hielo se retiraba en todas direcciones. Se sintio un poco molesto por el descubrimiento de que el proceso se hacia mas lento segun aumentaba el espacio libre, pero no demasiado sorprendido. Pronto decidio cual de los transformadores congelados seria el primero en quedar libre, y se situo cerca para esperar.
Igual que su companero esperando en los controles, su actitud no puede ser descrita a un ser humano con exactitud. Sabia que la espera era inevitable, y estaba completamente inafectado emocionalmente por el inconveniente. Por los estandares humanos y mesklinitas era razonablemente inteligente, incluso imaginativo, pero no sentia la necesidad de algo que se pareciese remotamente a sonar despierto para ocupar su mente durante la espera. Un reloj mental semiconsciente le hacia comprobar el progreso del deshielo a intervalos razonablemente frecuentes. Esto es todo lo que un ser humano pudo entender sobre lo que pasaba por su mente.
No estaba ni dormido ni preocupado, porque reacciono rapidamente ante un repentino chasquido y un repiqueteo de piedras a su alrededor. El lugar donde se encontraba estaba casi directamente detras de la rueda que corria; por tanto, supo al instante lo que habia pasado.
Lo mismo le ocurrio a Beetchermarlf, y la unidad energetica fue cerrada por un tiron del cable de control antes de que un hombre hubiese percibido algun problema. Los dos mesklinitas se reunieron un segundo o dos mas tarde al lado de la rueda que habia estado corriendo.
Beetchermarlf tuvo que admitir para si que estaba en una condicion predecible. Los materiales organicos mesklinitas eran muy resistentes, y por el uso de un viaje normal la cadena hubiese durado muchos meses mas; la friccion deliberada contra rocas resistentes, incluso con tan poca energia en los motores, era demasiado.
Quiza la palabra resistente no describa bien las rocas; aquellas que habian estado bajo la banda de material movil habian sido visiblemente alisadas en la parte superior por expertos de ultima hora. Algunas perdieron mas de la mitad. Despues de un cuidadoso examen, el joven timonel decidio que el fallo de la cadena habia sido debido, mas que al simple uso, a un corte causado por un guijarro originariamente esferico, que se habia desgastado hasta convertirse en una fina lamina de bordes afilados. Cuando la evidencia se hizo patente, Takoorch estuvo de acuerdo.
No hubo preguntas sobre que hacer, y lo hicieron rapidamente. En menos de cinco minutos el transformador de fusion habia sido retirado de la rueda danada e instalado en la de atras, que tambien habia sido descargada agujereando la celda de presion. Sin preocuparse por la certeza de destruir otro equipo de cadenas, Beetchermarlf la activo rapidamente.
Ahora Takoorch se sentia intranquilo. El razonable optimismo de una hora antes habia quedado sin