completamente sinceros con ellos, y consideramos que tenemos muy buenas razones para ello. Realmente no me molestaria demasiado. Sabemos que algunos de ellos son buenos negociantes, y es culpa nuestra si no podemos estar a su nivel. Me gustaria saber con certeza si se trata de negocios o de descuidos. Puedo pensar en una forma de comprobarlo, pero preferiria no usarla todavia. Si alguien puede sugerirme una alternativa, sera muy bienvenida.

—?Cual es la suya? —preguntaron al unisono los dos cientificos, quiza Deeslenver media silaba por delante.

—El Esket, por supuesto. Es el unico lugar donde podemos obtener una comprobacion independiente de lo que nos dicen. Por lo menos, todavia no he pensado en ninguna otra. Incluso eso necesitaria mucho tiempo. Hasta la aparicion del sol no saldra de alli otro vuelo, y faltan todavia mil doscientas horas aproximadamente. Podriamos mandar al Deedee incluso de noche.

—Si hubiesemos colocado ese sistema de retransmision por luces que yo sugeri… —comenzo Deeslenver.

—Demasiado arriesgado. Existen muchas probabilidades de que nos vean. No sabemos lo utiles que puedan ser los instrumentos humanos. Se que la mayor parte de ellos estan muy arriba, cerca de esa estacion, pero no conozco lo que pueden ver desde alli. La forma despreocupada en que distribuyen estos comunicadores visuales para que los utilicemos en el planeta demuestra que no los consideran un material muy sofisticado y que los emplearon en Mesklin hace doce anos. Hay demasiadas probabilidades de que puedan localizar cualquier luz en la cara oscura del planeta. Esa es la razon de que vetase tu idea, Dee; de otra forma, admito que era excelente.

—Bien, todavia no hay metal suficiente para un contacto electrico —anadio Bendivence—. En este momento no tengo mas ideas. Ahora que lo pienso, se podria hacer una sencilla prueba sobre lo facilmente que los humanos pueden localizar las luces.

—?Como?

La pregunta se hizo por las actitudes del cuerpo, no verbalmente.

—Podriamos preguntarles inocentemente si tienen alguna forma de rastrear las luces de posicion o los focos de los helicopteros desaparecidos.

Barlennan medito brevemente la sugerencia.

—Bien. Excelente. Vamos alla. Sin embargo, si dicen que no pueden hacerlo, no podremos estar seguros de que dicen la verdad. Puedes ir pensando en otra prueba para eso.

Salio de la sala de mapas en primer lugar, donde se habia desarrollado la discusion, y se dirigio por los pasillos de la colonia a la sala de Comunicaciones. La mayor parte de los corredores estaban bastante oscuros. Los patrocinadores de la expedicion no habian escatimado el suministro de luces artificiales, pero el propio Barlennan se habia mostrado bastante tacano en cuanto a su distribucion. Las habitaciones estaban iluminadas de forma adecuada; los pasillos tenian justo la iluminacion minima.

Esto proporcionaba a los mesklinitas el reconfortante sentimiento de que no habia nada sobre su cabeza, al permitirles ver las estrellas con bastante claridad. Ningun nativo de aquel planeta era realmente feliz ante el hecho de que hubiese algo que pudiese caer sobre el. Hasta los cientificos miraban arriba de vez en cuando, sintiendose confortados hasta por la vista de estrellas que ni siquiera eran las suyas. El sol de Mesklin, llamado por los hombres Cyoni 61, estaba en aquel momento bajo el horizonte.

Barlennan miraba hacia arriba mas que hacia delante; estaba intentando echar un vistazo a la estacion humana. Esta llevaba una baliza luminosa visible desde Dhrawn, brillante como una estrella de cuarta magnitud. Su apenas visible movimiento sobre el fondo celestial era el mejor reloj de larga duracion que tenian los mesklinitas. Lo utilizaban para volver a ajustar los instrumentos de tipo pendulo que habian construido; pocas veces marchaban al unisono durante mas de unas cuantas veintenas de horas cada vez.

Las estrellas y la estacion se esfumaron cuando el trio entro en la sala de Comunicaciones, brillantemente iluminada. Guzmeen vio a Barlennan, e inmediatamente informo.

—No hay mas noticias de ninguno de los helicopteros.

—?Que informes ha enviado Dondragmer entre el momento en que el Kwembly toco fondo y ahora durante las ultimas ciento treinta horas? ?Sabes cuanto tiempo hace que ha desaparecido el primer oficial de Don?

—Solo en terminos generales, senor. Se informo del incidente, pero no se dijo nada especifico sobre si habia sucedido recientemente. Yo di por supuesto que acababa de ocurrir, pero no lo pregunte. Las dos desapariciones fueron comunicadas con bastante proximidad: menos de una hora de diferencia.

—Y cuando llego la segunda, ?no te preguntaste por que supimos las dos casi simultaneamente, aunque tienen que haber ocurrido con un intervalo?

—Si, senor. Comence a preguntarmelo un cuarto de hora antes que usted, cuando llego el ultimo mensaje. No tengo ninguna explicacion, pero pense que usted se encargaria de pedir una a los humanos, si lo creia necesario.

Bendivence intervino:

—?Supone que Don no informo sobre la primera desaparicion porque era consecuencia de un error y esperaba poder minimizarlo al informar al mismo tiempo de la desaparicion y del encuentro, como si fuesen incidentes de poca importancia?

Barlennan le miro especulativamente, pero no perdio el tiempo en contestar.

—No, no lo creo. Dondragmer y yo no estamos de acuerdo en todo, pero hay algunas cosas que ninguno de nosotros haria.

—?Incluso si un informe inmediato no significase realmente nada? Despues de todo, ni nosotros ni los seres humanos podemos ayudarle, aun conociendo la noticia.

—Incluso asi.

—No comprendo por que.

—Yo si. Acepta mi palabra; no tengo tiempo para una explicacion detallada, y dudo que de todas formas pudiese componer una. Si Dondragmer no informo inicialmente, tuvo una buena razon. Personalmente dudo mucho que el fallo haya sido suyo. Guz, ?que humanos retransmitieron los informes? ?Era siempre el mismo?

—No, senor. No reconoci todas sus voces, y a menudo no se molestan en identificarse. De todas formas, la mitad de las veces los informes llegan en lengua humana. La mayor parte del resto proviene de los humanos Hoffman. Hay otros que hablan nuestra lengua, pero esos dos parecen los unicos que lo hacen con comodidad. Particularmente con el joven tengo la impresion de que ha estado hablando mucho con el Kwembly, y supuse que si se estaban dando charlas sin importancia, nada muy serio podia estar sucediendo.

—De acuerdo. Yo probablemente habria hecho lo mismo. Usare el equipo. Tengo un par de preguntas que hacer a los humanos.

Barlennan ocupo su lugar delante del receptor, mientras el ayudante de guardia le dejaba su sitio sin serle ordenado. La pantalla estaba en blanco. El capitan oprimio el control de «atencion» y espero pacientemente que pasara un minuto. Podria haber comenzado a hablar en aquel momento, puesto que podia apostarse con seguridad que quienquiera que se encontrase al otro extremo no perderia el tiempo preparando su receptor; pero Barlennan queria ver quien estaba alli. Si el retraso causaba sospechas, tendria que afrontarlo.

El rostro que aparecio no le era familiar. Incluso cincuenta anos terrestres de trato con los seres humanos no habian sido suficientes para educarle en asuntos tales como parecidos familiares, aunque ningun ser humano hubiese dejado de adivinar que Benj era el hijo de Easy. En realidad, los cincuenta anos no habian proporcionado mucha gente diferente para establecer comparaciones; menos de dos veintenas de hombres y ninguna mujer habian aterrizado en Mesklin. Guzmeen reconocio al muchacho, pero el propio Benj le ahorro la necesidad de decirselo a Barlennan.

—Aqui Benj Hoffman —hablo la imagen—. No ha llegado nada del Kwembly desde que mi madre llamo hace unos veinte minutos, y no hay ni ingenieros ni cientificos en la habitacion en este momento. Si tienes preguntas que necesiten respuestas tecnicas, dimelo para que pueda llamar al hombre que se necesite. Si solo es asunto de detallar lo que ha venido sucediendo, yo he estado aqui en la sala de Comunicaciones la mayor parte de estas ultimas siete horas, y probablemente puedo decirlo. Espero.

—Tengo dos preguntas —respondio Barlennan—. Puedes contestar probablemente una de ellas. La primera tiene que ver con la segunda desaparicion. Me pregunto a que distancia del Kwembly se encontraba el segundo helicoptero cuando dejo de comunicar. Si no conoces la distancia, quiza puedas decirme por cuanto tiempo habia estado buscando su piloto. La segunda depende de una parte de vuestra tecnologia que no conozco, pero tu quiza

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