Eric. Ese matrimonio no va durar mas de un ano. Algunos hombres la encontraran fisicamente atractiva, supongo, si les gustan las rubias tenidas, desalinadas y demasiado exuberantes. Y la aventura que tuvo con Victor, si es que se puede llamar aventura, fue una cosa indecente. El sexo es para los sanos. Ya se que los imposibilitados tienen sentimientos igual que los demas, pero lo logico es que dejaran esas cosas de lado cuando quedan confinados a la silla de ruedas. Ese libro parece interesante. Al menos esta bien encuadernado. A lo mejor le dan algo por el.

En tanto colocaba la primera edicion de Puntos de vista sobre nuestro tiempo fuera del alcance del inquieto pie de Millicent y entre los libros que se iba a quedar para el, Dalgliesh reconocio con una transitoria repugnancia hacia si mismo que por mucho que deplorara la desinhibida expresion de la senora Hammitt, el sentimiento no distaba mucho de su propia opinion. No podia imaginarse que debia de ser sentir deseo, amor, incluso lascivia, y estar encerrado en un cuerpo que no le respondiera a uno. O peor aun, en un cuerpo que respondiera demasiado a ciertos impulsos, pero sin coordinacion, feo, grotesco; ser sensible a la belleza pero vivir siempre con la deformidad. Penso que comenzaba a entender la amargura de Victor Holroyd.

– ?Al final que fue del dinero de Victor Holroyd? -pregunto.

– Fue todo a parar a la hermana que tenia en Nueva Zelanda, las sesenta y cinco mil. Y con toda razon. El dinero debe permanecer en la familia. Pero creo que Maggie tenia esperanzas. Probablemente, Victor mas o menos se lo prometio. Seria propio de el. A veces era muy malevolo. Pero al menos dejo su fortuna a quien debia. Yo estaria muy disgustada si pensara que Wilfred le dejaba Toynton Grange a alguien que no fuera yo.

– ?La querria usted?

– Bueno, los pacientes tendrian que irse, claro. Yo no podria tener Toynton Grange tal como esta ahora. Respeto lo que pretende hacer Wilfred, pero el tiene una necesidad especial. Supongo que ya le habran contado lo de su viaje a Lourdes y el milagro. Bueno, todo eso me parece muy bien, pero a mi no me ha sucedido milagro alguno, gracias a Dios, y no tengo intencion de salir al encuentro de uno. Ademas, ya he hecho bastante por los enfermos cronicos. Mi padre me dejo la mitad de la casa y yo se la vendi a Wilfred para que pudiera poner la residencia. Hicimos una tasacion, naturalmente, pero no fue muy alta. En aquella epoca las casa de campo grandes no se valoraban. Y ahora, claro, vale una fortuna. Es una casa preciosa, ?verdad?

– Desde luego, arquitectonicamente es interesante.

– Exacto. Las casas de estilo regencia con personalidad estan alcanzando precios astronomicos. No es que tenga ganas de venderla. Al fin y al cabo es la casa de nuestra infancia y le he cogido carino. Pero probablemente me desharia del terreno. De hecho, Victor Holroyd conocia a alguien que tenia interes en comprarlo, alguien que queria instalar otro camping de caravanas.

– ?Que horror! -exclamo Dalgliesh involuntariamente.

La senora Hammitt no se inmuto y dijo con complacencia:

– Nada de eso. Una actividad muy egoista por su parte, si me permite decirlo. Los pobres necesitan hacer vacaciones igual que los ricos. A Julius no le gustaria la idea, pero yo no tengo obligacion de obedecer a Julius. Supongo que venderia la casa y se iria. Tiene una hectarea y media en el promontorio, pero no me lo imagino atravesando un camping cada vez que viene a Londres. Ademas, tendrian que pasar casi por delante de sus ventanas para bajar a la playa. Es el unico sitio donde queda playa con la marea alta. Ya me los imagino: padres de abultadas rodillas con pulcros pantaloncitos cortos llevando la cesta de la comida, seguidos de la mama con un transistor a todo volumen, ninos gritando y berreando. No, no creo que Julius se quedara.

– ?Sabe alguien de aqui que usted espera heredar Toynton Grange?

– Claro, no es un secreto. ?A quien iba a ir a parar si no? En realidad, por derecho toda la finca tendria que ser mia. ?Quiza no sabia usted que Wilfred no es un verdadero Anstey, que es adoptado?

Dalgliesh dijo con precaucion que le parecia recordar que alguien lo habia comentado.

– Entonces mas vale que lo sepa todo. Es bastante interesante si le gusta el derecho.

La senora Hammitt se lleno la taza y volvio a acomodarse aparatosamente en la butaca como si se preparara para una complicada disertacion.

– Mi padre tenia muchas ganas de tener un hijo varon. Algunos hombres son asi, para ellos las hijas no cuentan. Y yo soy consciente de que fui una desilusion para el. Si un hombre quiere un hijo de verdad, lo unico que puede reconciliarlo con una hija es la belleza, cosa que yo nunca he tenido. Por suerte, a mi marido no parecio importarle. Nos llevamos muy bien.

Puesto que la unica respuesta posible a esta declaracion era un vago murmullo de felicitacion, Dalgliesh emitio el sonido apropiado.

– Gracias -dijo la senora Hammitt, como si recibiera un cumplido, y prosiguio alegremente-: Bueno, los medicos le dijeron a mi padre que mi madre no podia tener mas hijos, de modo que decidio adoptar un nino. Creo que Wilfred estaba en un orfanato, pero yo entonces solo tenia seis anos y nunca me contaron como ni donde lo encontraron. Ilegitimo, claro. La gente tenia mas miramientos sobre estas cosas en 1920 y habia ninos abandonados donde elegir. Recuerdo lo contenta que estaba yo entonces de tener un hermano. Era una nina solitaria y con mas afecto del que necesitaba. Entonces no veia a Wilfred como un rival. De jovenes le tenia mucho carino. Todavia se lo tengo. La gente a veces lo olvida.

Dalgliesh le pregunto que ocurrio despues.

– Fue el testamento de mi abuelo. No se fiaba de los abogados, ni siquiera de Holroyd y Martinson, que era el bufete de la familia, y redacto el solo su testamento. Dejo a mis padres como usufructuarios vitalicios de la finca y toda la propiedad a repartir a partes iguales entre sus nietos. La pregunta que se formulo entonces era: ?Pretendia incluir a Wilfred? Al final tuvimos que ir a juicio. El caso levanto bastante revuelo y planteo toda la cuestion de los derechos de los ninos adoptados. Quiza recuerde usted el caso.

Dalgliesh tenia una vaga idea.

– ?Cuando fue redactado el testamento de su abuelo, quiero decir en relacion con la adopcion de su hermano?

– Ese dato era la parte vital de los hechos. Wilfred fue legalmente adoptado el 3 de mayo de 1921 y el abuelo firmo el testamento exactamente diez dias despues, el 13 de mayo. Los testigos fueron dos criados, pero cuando el caso llego a los tribunales ya habian muerto. El testamento estaba clarisimo y todo era legal, pero no incluia los nombres. Los abogados de Wilfred demostraron que el abuelo estaba enterado de la adopcion y le parecia bien. Ademas, el testamento decia «nietos», en plural.

– Pero podia pensar que su madre moriria antes y su padre se volveria a casar.

– ?Que agudo! Ya veo que tiene usted la retorcida mente de un hombre de leyes. Eso es precisamente lo que defendio mi abogado, pero de nada sirvio. Gano Wilfred. Comprendera usted lo que siento yo por la finca. Si el abuelo hubiera firmado el testamento antes del 3 de mayo, las cosas serian muy distintas, se lo digo yo.

– Pero recibio usted la mitad del valor de la herencia.

– Me temo que no duro mucho. Mi marido se gasto el dinero en seguida. No fue en mujeres, eso me alegro de poder decirlo. Fue en los caballos, que son igual de caros e incluso mas impredecibles, pero unos rivales menos humillantes para una esposa. Y, a diferencia de las otras mujeres, al menos se puede una alegrar de que ganen. Wilfred siempre ha dicho que Herbert se volvio senil cuando se retiro del ejercito, pero yo no me quejaba. Lo preferia asi. No obstante, se gasto todo el dinero. -De pronto, paso rapidamente revista a la habitacion y le dedico a Dalgliesh una astuta mirada conspiradora-. Voy a decirle una cosa que nadie de Toynton Grange sabe, salvo Wilfred. Si la vende, la mitad del precio de venta sera mia. No solo la mitad de los beneficios, sino la mitad de lo que le den. Tengo un compromiso debidamente firmado por Wilfred con Victor como testigo. En realidad, fue una sugerencia de Victor. Penso que seria legalmente valido, y Wilfred no

Вы читаете La torre negra
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату