– Lo esta decidiendo ahora, senor Dalgliesh. Por lo visto, la muerte de la senora Hewson ha interrumpido el proceso de decision. Queria que hablara con los internos lo mas deprisa posible para que pudieran regresar a la tarea. No es que haya tardado demasiado en averiguar los detalles, al menos los fundamentales. Nadie ha visto salir a persona alguna de Toynton Grange despues de llegar del funeral. Aparte el doctor Hewson y la enfermera Rainer, que admiten haber pasado la hora de meditacion juntos en la habitacion de ella, todos los demas afirman haber estado solos. Los dormitorios de los pacientes, como sin duda sabra, estan en la parte de atras. Cualquiera, es decir cualquier persona no impedida, podria haber salido de la casa, pero no hay pruebas de que alguien haya salido.

– Y aun de ser asi, la bruma lo hubiera ocultado. Hubiera sido facilisimo recorrer el promontorio sin ser visto. Ah, ?esta usted convencido de que el incendio lo provoco Maggie Hewson?

– No estoy investigando un delito de incendio premeditado ni de intento de asesinato, senor Dalgliesh. El senor Anstey me ha contado lo que hizo en secreto y ha dicho que deseaba que se olvidara el tema. Pudo haber sido ella, pero no hay pruebas. Tambien es posible que fuera el.

– Lo dudo, pero si se me ha ocurrido si Henry Carwardine podria tener algo que ver. No pudo haber provocado el incendio en persona, pero tal vez pago a un complice. Creo que le tiene antipatia a Anstey, aunque eso poco motivo es. El no esta obligado a quedarse en Toynton Grange, pero es muy inteligente y me parece a mi que quisquilloso. Resulta dificil imaginarselo ideando una travesura tan infantil.

– Ah, pero no utiliza la inteligencia, ?verdad, senor Dalgliesh? Ahi esta el problema. Abandono demasiado facilmente y demasiado pronto. ?Quien puede saber la verdad de los motivos? A veces pienso que ni el propio criminal. Me imagino que no ha de ser facil para un hombre como el vivir en una comunidad tan restringida, siempre dependiente de los demas, teniendo que estar siempre agradecido al senor Anstey. Seguro que le estara agradecido al senor Anstey, todos lo estan. Pero la gratitud puede ser muy mala, sobre todo si tienen que agradecer servicios que preferiria no recibir.

– Seguramente tiene razon. Yo conozco poco los sentimientos de Carwardine, o de cualquier otra persona de Toynton Grange. He procurado por todos los medios no conocerlos. ?Se ha visto alguien mas inducido a revelar sus secretitos por la proximidad de la muerte violenta?

– La senorita Hollis ha querido aportar su granito de arena. No se lo que pensaba que demostraria ni por que pensaba que valia la pena contarlo, quiza deseaba que se le prestara atencion un momento. Esa paciente rubia ha hecho lo mismo. Senorita Pegram se llama, ?no? Venia a insinuar que sabia que el senor Hewson y Helen Rainer eran amantes. No tenia una prueba real, claro, solo el despecho y el deseo de darse importancia. Yo puedo tener mis opiniones sobre esos dos, pero necesito mas pruebas de las que he oido hoy antes de empezar a pensar en conspiracion para asesinar. Lo que nos ha contado la senorita Hollis ni siquiera era especialmente pertinente para la muerte de Maggie Hewson. Ha dicho que la noche que murio Grace Willison vio a la senora Hewson pasar por el pasillo de los dormitorios con un habito marron y encapuchada. Por lo visto, la senorita Hollis tiene por costumbre salir de la cama de noche y pasearse por la habitacion subida en una almohada. Dice que es una forma de hacer ejercicio, que trata de ganar movilidad e independencia. La cuestion es que la noche de marras consiguio abrir la puerta, sin duda con intencion de darse una vueltecita por el pasillo, y vio esa figura encapuchada. Despues penso que debia de ser Maggie Hewson. Cualquiera que no estuviera incurriendo en falta, cualquier miembro del personal, no hubiera llevado la capucha puesta.

– Eso si lo que se llevaban entre manos era una actividad licita. ?Cuando fue exactamente?

– Dice que poco despues de las doce. Luego volvio a cerrar la puerta y se metio en la cama con dificultad. No oyo ni vio mas.

– Por lo poco que la he visto, me sorprende que pudiera volver a la cama sola -dijo Dalgliesh pensativo-. Bajarse es una cosa, pero subirse otra vez debe de ser mucho mas dificil. No valdria la pena el esfuerzo, me parece a mi.

Se produjo un corto silencio, tras el cual el inspector Daniel, con los negros ojos fijos en el rostro de Dalgliesh, pregunto:

– ?Por que penso el doctor Hewson que era necesaria la intervencion del juez en esa muerte? Si tenia alguna duda sobre el diagnostico, ?por que no consulto con el hospital o le pidio a algun colega que se la abriera?

– Porque yo lo force y no le di opcion. No podia negarse a requerir la intervencion del juez sin despertar sospechas. Y no creo que conozca a algun colega por aqui. No tiene amistades. ?Como se ha enterado usted?

– Por Hewson. Despues de escuchar a la muchacha hable otro poco con el. Pero por lo visto la muerte de la senorita Willison era clara.

– Si, si, igual que este suicidio, igual que la muerte del padre Baddeley. Aparentemente, todo muy claro. Murio de cancer de estomago. Pero volviendo a lo de hoy. ?Ha descubierto algo de la cuerda?

– Se me habia olvidado decirselo, senor Dalgliesh. Es la cuerda lo que ha acabado de confirmarlo todo. La enfermera Rainer ha visto a la senora Hewson cogerla del despacho a eso de las once y media de esta manana. La enfermera se habia quedado a cuidar de ese paciente que tiene que guardar cama, Georgie Alian, ?no?, pero todos los demas estaban en el funeral de la senorita Willison. Estaba redactando el historial del paciente y se le acabo el papel, que se guarda en un archivador del despacho. Es caro y al senor Anstey no le gusta dejarlo al alcance de cualquiera. Tiene miedo de que lo usen para hacer borradores. Al llegar al vestibulo, la enfermera Rainer ha visto a la senora Hewson salir del despacho con la cuerda bajo el brazo.

– ?Que explicacion ha dado Maggie?

– Segun la enfermera Rainer, lo unico que ha dicho es: «No te preocupes, no voy a deshilacharla, mas bien todo lo contrario. La recuperareis como nueva, pero no de mis manos».

– Helen Rainer no parecia muy dispuesta a dar esa informacion cuando hemos encontrado el cuerpo, pero, suponiendo que no mienta, redondea bien el caso.

– No creo que mienta, senor Dalgliesh. Sin embargo, he echado una mirada al historial del chico. La enfermera Rainer ha empezado una hoja nueva esta tarde. Y parece que no hay lugar a dudas sobre el hecho de que la cuerda estaba en su sitio cuando el senor Anstey y la senora Moxon salieron hacia el funeral. ?Quien si no iba a cogerla? Solo estaban la enfermera Rainer, ese chico enfermo y la senora Hammitt.

– Se me habia olvidado la senora Hammitt. He observado que casi todo el mundo de Toynton Grange estaba en el cementerio, pero no me habia dado cuenta de que faltaba ella.

– Dice que no le gustan los funerales, que la gente deberia ser incinerada en lo que ella llama una intimidad decente. Dice que se ha pasado la manana limpiando la cocina de gas. Por si le interesa, la cocina ha sido limpiada.

– ?Y esta tarde?

– Ha estado meditando en Toynton Grange con los demas. Todos tenian que estar separados, de modo que el senor Anstey ha puesto a su disposicion la salita de las entrevistas. Segun la senora Hammitt, no ha salido hasta que su hermano ha tocado la campanilla para reunirlos poco antes de las cuatro. El senor Court ha telefoneado casi de inmediato. La muerte se ha producido durante la hora de meditacion, de eso no hay duda. Y el medico de la policia supone que mas cerca de las cuatro que de las tres.

?Tenia Millicent fuerza suficiente para colgar el cuerpo de Maggie?, se pregunto Dalgliesh. Seguramente si, con la ayuda del taburete. Y la estrangulacion hubiera sido facil dado que Maggie estaba borracha. Un movimiento silencioso por detras, pasar el lazo por la cabeza inclinada con manos enguantadas y una brusca convulsion mientras la cuerda se le clavaba en la carne. Lo podia haber hecho cualquiera, cualquiera podia haber salido sin ser visto a la encubridora bruma para dirigirse a la difuminada luz que senalaba el hogar de los Hewson. Helen Rainer era la mas delgada, pero era enfermera y tenia experiencia en levantar cuerpos pesados. Y quiza no estaba sola. Oyo entonces hablar a Daniel:

– Analizaremos lo que hay en la jeringuilla y mas vale que pidamos al

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