cama en Saint Angela.
– ?No seria esto mas conveniente?
– ?Para ella o para mi?
– Me preguntaba si quieres realmente animar a los periodistas de investigacion a que vengan a la Mansion. Si viene ella, vendran otros despues. Y ya me imagino lo que escribira Gradwyn. «Mujeres ricas se gastan fortunas porque no estan satisfechas con su aspecto. Las aptitudes de valiosos cirujanos podrian aprovecharse mejor.» Descubrira algo que criticar, es su trabajo. Los pacientes confian en nuestra discrecion y esperan confidencialidad absoluta. Porque, ?no es este el sentido de este lugar?
– No del todo. No quiero distinguir entre los pacientes por razones que no sean las medicas. Y francamente, no levantaria un dedo para amordazar a la prensa popular. Si pensamos en las intrigas y las zorrerias de los gobiernos, vemos que hace falta alguna organizacion lo bastante fuerte para gritar de vez en cuando. Antes creia que vivia en un pais libre. Ahora he de reconocer que no es asi. Pero al menos tenemos una prensa libre, y estoy dispuesto a soportar cierta cantidad de vulgaridad, populismo, sentimentalismo y tergiversacion para garantizar que siga siendo libre. Supongo que Candace esta detras de esto. Seria raro que se te hubiera ocurrido a ti solo. Si su antagonismo hacia la senorita Gradwyn obedece a razones personales, no necesita tener nada que ver con ella. No se le exige esto, los pacientes no son asunto suyo. No tiene por que verla ahora ni cuando regrese. No selecciono a mis pacientes para complacer a tu hermana. Y ahora, si ya has terminado, seguro que los dos tenemos cosas que hacer. Yo al menos si.
George se puso en pie y se quedo junto a la puerta. Sin decir ni una palabra mas, Marcus paso delante de el rozandole la manga y salio. Se sentia como un criado incompetente, caido en desgracia. Ese era el mentor al que habia venerado, casi adorado, durante anos. Ahora, horrorizado, sabia que lo que sentia estaba mas cerca del odio. Se apodero de su mente una idea, casi una esperanza, desleal y vergonzosa. Quizas el ala oeste, la empresa propiamente dicha, se veria obligada a cerrar si se producia un desastre, un incendio, una infeccion, un escandalo. Si se agotaba la provision de pacientes ricos, ?como podria Chandler-Powell seguir adelante? Intento cerrar la mente a las imaginaciones mas viles, pero ya eran imparables. Una, la mas vil y tremenda de todas, llego a causarle repugnancia: la muerte de un paciente.
11
Chandler-Powell aguardo a que los pasos de Marcus se apagaran; luego salio de la Mansion para ir a ver a Candace Westhall. No era su intencion pasar ese miercoles enredado en discusiones con Marcus o su hermana, pero ahora que se habia tomado una decision seria bueno saber que tenia ella en la cabeza. Iba a ser un fastidio que Candace tambien hubiera decidido marcharse; pero seguramente, ahora que su padre estaba muerto, querria volver a su puesto en la universidad para el siguiente trimestre. Aunque no fuera este el plan, para su trabajo en la Mansion, que consistia en sustituir a Helena cuando esta se encontraba en Londres y echar una mano en la oficina, no hacia falta exactamente una carrera. A George no le gustaba interferir en la gestion domestica de la Mansion, pero si ahora Candace tenia pensado irse, cuanto antes lo supiera el mejor.
Camino hasta el sendero que conducia a la Casa de Piedra bajo el intermitente sol de invierno y, al aproximarse, vio que habia un sucio coche deportivo aparcado frente al Chalet Rosa. Asi que habia llegado Robin Boyton, el primo de los Westhall. Recordaba haber oido a Helena decir algo sobre su visita con una notoria falta de entusiasmo, que, sospechaba, era tambien compartida por los Westhall. Boyton solia hacer la reserva con poca antelacion, pero como el chalet estaba desocupado, evidentemente a Helena le habia resultado imposible negarselo.
Siempre le habia llamado la atencion lo distinta que parecia la Casa de Piedra desde que llegaron Candace y su padre hacia unos dos anos y medio. Ella era una jardinera diligente. Chandler-Powell sospechaba que se trataba de una excusa legitima para alejarse de la cabecera de Peregrine Westhall. El solo visito al anciano dos veces antes de su muerte, pero sabia, como imaginaba que le ocurria a todo el pueblo, que era un paciente egoista, exigente e ingrato. Y ahora que estaba muerto y Marcus se disponia a abandonar Inglaterra, sin duda Candace, liberada de esa servidumbre, tendria sus propios planes de futuro.
Candace estaba rastrillando el cesped de la parte trasera. Llevaba su vieja chaqueta de
– Buenos dias, George -dijo-. Creo que se a que has venido. Iba a tomarme un descanso para tomar cafe. Entra, vamos.
Ella lo condujo a traves de la puerta lateral, la utilizada habitualmente, hasta la vieja despensa que, con las paredes y el suelo de piedra, parecia mas un excusado exterior, un almacen practico para herramientas usadas, dominado por un aparador gales lleno de una mezcolanza de tazas y copas, manojos de llaves y diversos platos y bandejas. Se trasladaron a la pequena cocina contigua. Estaba meticulosamente ordenada, pero Chandler-Powell se dijo para sus adentros que ya era hora de hacer algo para agrandar y modernizar el lugar, y se asombro de que Candace, con fama de buena cocinera, no se hubiera quejado al respecto.
Candace encendio una cafetera electrica y cogio dos tazas del aparador, y los dos se quedaron callados hasta que el cafe estuvo listo. Ella saco una jarra de leche de la nevera, y ambos pasaron a la salita. Tomaron asiento uno frente a otro en una mesa cuadrada, y el volvio a pensar en lo poco que se habia hecho en la casa. La mayor parte de los muebles eran de ella, de grandes almacenes, algunos envidiables, otros demasiado grandes. Tres paredes estaban cubiertas de estanterias de madera, traidas a la casa por Peregrine Westhall como parte de su biblioteca cuando el viejo se traslado desde su casa de reposo. Habia legado la biblioteca a su vieja escuela, y los libros que valia la pena conservar habian sido reunidos y recogidos, con lo que las paredes parecian un panal, con espacios vacios en los que los ejemplares superfluos caian unos sobre otros, tristes simbolos de rechazo. En el conjunto de la estancia se respiraba un ambiente de transitoriedad y perdida. Solo el banco de madera con cojines colocado en angulo recto respecto a la chimenea prometia algo de comodidad.
– Marcus acaba de darme la noticia de que dentro de tres meses se va a Africa -dijo sin preambulos-. Me preguntaba hasta que punto has influido tu en este plan tan poco inteligente.
– ?Insinuas que mi hermano no es capaz de tomar decisiones propias sobre su vida?
– Si puede. Que se sienta libre de llevarlas a la practica es otro cantar. Es evidente que tienes algo que ver. Lo contrario seria una sorpresa. Le llevas ocho anos. Tu madre estuvo invalida durante la mayor parte de la infancia de Marcus, luego es logico que te escuche. Practicamente lo educaste tu, ?no?
– Pareces saber mucho de mi familia. Si he influido en el ha sido para alentarlo. Ya es hora de que se vaya. Entiendo que esto sea un inconveniente para ti, George, y a el le sabe mal. A los dos. Pero encontraras a otro. Hace un ano que estabas al corriente de esta posibilidad. Ya debes de tener un sustituto en mente.
Candace estaba en lo cierto. Ya tenia sustituto. Un cirujano retirado de su misma disciplina, muy competente aunque no brillante, que se alegraria de ayudarle tres dias a la semana.
– No es esto lo que me preocupa -dijo-. ?Que se propone Marcus? ?Quedarse en Africa para siempre? Esto no parece muy factible. ?Trabajar alli uno o dos anos y luego volver? ?A que? Debe pensar muy en serio sobre lo que quiere hacer con su vida.
– Como todos -dijo Candace-. Ya lo ha pensado. Esta convencido de que es algo que debe hacer. Y ahora que ha sido legalizado el testamento de mi padre, dispondra de dinero. En Africa no sera una carga. No ira con las manos vacias. Seguramente entenderas esto, la necesidad de hacer lo que te dictan todos los instintos de tu cuerpo. ?No has vivido tu una vida asi? ?No tomamos todos, en un momento u otro, decisiones que sabemos que son totalmente acertadas? ?No tenemos a veces la conviccion de que hay iniciativas, cambios, que son imperiosos? Y aunque fracase, resistirse a ello seria un fracaso mayor. Supongo que algunas personas lo considerarian como