de ella a lo que acaso fuera una impertinencia menor podria ser reveladora.

Mirandole cara a cara, la senorita Cressett dijo friamente:

– Con el tiempo, mi herencia, / voces, rasgos, miradas…, / desborda toda humana duracion. / Pues yo soy lo que hay de eterno en ti; / lo que ignora la muerte. Para detectar esto no hace falta ser detective profesional. ?Le gusta Thomas Hardy, sargento?

– Mas como poeta que como novelista.

– Coincido con usted. Me parece deprimente su empeno en hacer que sus personajes sufran incluso cuando un poco de sentido comun por su parte o por la de ellos podria evitarlo. Tess es una de las jovenes mas irritantes de la ficcion victoriana. ?Quieren sentarse?

Fue la actuacion de una autentica anfitriona, que recordaba sus obligaciones pero era incapaz o no estaba dispuesta a controlar el tono de reticencia condescendiente. Indico el sofa y ella se sento en un sillon situado enfrente. Kate y Benton tomaron asiento.

Sin preambulos, Kate tomo la palabra.

– El senor Chandler-Powell la ha descrito a usted como la administradora. ?En que consiste exactamente su trabajo?

– ?Mi trabajo aqui? Es dificil de explicar. Soy gerente, administradora, ama de llaves, secretaria y contable a tiempo parcial. Supongo que lo abarcariamos todo con la denominacion de directora general. Pero cuando habla con los pacientes, el senor Chandler-Powell suele referirse a mi como la administradora.

– ?Y cuanto tiempo lleva aqui?

– El mes que viene hara seis anos.

– No habra sido facil para usted -dijo Kate.

– ?En que sentido, inspectora?

El tono de la senorita Cressett era de interes distante, pero a Benton no se le paso por alto la nota de resentimiento reprimido. Ya habia advertido esa reaccion antes, cuando un sospechoso, normalmente alguien con autoridad, mas acostumbrado a formular preguntas que a contestarlas, no tenia intencion de hacer enojar al jefe de la investigacion pero si estaba dispuesto a desahogarse con un subalterno. Kate no se dejo intimidar.

– En el sentido de volver a una casa tan hermosa que fue de su familia durante generaciones y ver que esta ocupada por otro -dijo-. No todo el mundo sabria afrontar esto.

– No de todo el mundo se exige esto. Quiza deberia explicarme. Mi familia poseyo y vivio en la Mansion durante mas de cuatrocientos anos, pero todo tiene un final. El senor Chandler-Powell siente un gran carino por la casa; es mejor que este a su cuidado y no en manos de otros que la vieron y querian comprarla. Yo no mate a un paciente para cerrar la clinica y vengarme asi de el por haber comprado mi casa familiar o por haberla conseguido barata. Perdone mi franqueza, inspectora, pero es esto lo que han venido a averiguar, ?no?

Nunca era prudente rebatir una imputacion que aun no se habia formulado, sobre todo con esa cruda sinceridad, y evidentemente ella se dio cuenta de su error en cuanto las palabras brotaron de su boca. Asi que el resentimiento estaba ahi. Pero contra quien o que, se pregunto Benton. ?La policia? ?La profanacion del ala oeste por Chandler-Powell? ?O Rhoda Gradwyn, quien de forma tan embarazosa e inoportuna habia introducido la vulgaridad de una investigacion criminal en sus salones ancestrales?

– ?Como consiguio el empleo? -pregunto Kate.

– Mediante una solicitud. Es lo que se suele hacer, ?no? Salio un anuncio, y pense que seria interesante regresar a la Mansion y ver los cambios que se habian hecho, aparte del edificio de la clinica. Mi verdadera profesion, si podemos decirlo asi, es historiadora del arte, pero dificilmente podia compaginarla con el hecho de vivir aqui. No pretendia quedarme mucho tiempo, pero el trabajo me parecio interesante, y ahora mismo no tengo prisa por irme. Espero que eso sea lo que querian saber. Pero no creo que mi historia personal guarde ninguna relacion con la muerte de Rhoda Gradwyn, ?verdad?

– No sabemos lo que guarda o no relacion sin formular preguntas que pueden parecer una intromision -dijo Kate-. A menudo lo son. Solo esperamos cooperacion y comprension. La investigacion de un asesinato no es un acontecimiento social.

– Pues entonces no lo tratemos como si lo fuera, inspectora.

Un rubor le cubrio rapidamente la palida y singular cara como un sarpullido agonizante. La perdida momentanea de compostura la volvio mas humana y, sorprendentemente, mas atractiva. Mantenia sus emociones controladas, pero estaban ahi. No era, penso Benton, una mujer poco apasionada, simplemente habia aprendido a tener dominadas sus pasiones.

– ?Cuanto contacto tuvo usted con la senorita Gradwyn, tanto en la primera visita como despues? -pregunto Benton.

– Practicamente ninguno, salvo que en ambas ocasiones forme parte del comite de recepcion y la acompane a su habitacion. Apenas hablamos. Mi trabajo no tiene nada que ver con los pacientes. Su tratamiento y su comodidad competen a los dos cirujanos y la enfermera Holland.

– Pero contrata y controla usted al personal domestico.

– Lo busco cuando se produce una vacante. Estoy habituada a dirigir esta casa. Y, si, estan bajo mi autoridad general, aunque esta palabra suena demasiado fuerte para el tipo de control que ejerzo. Pero cuando, como sucede a veces, los empleados tienen algo que ver con los pacientes, eso es asunto de la enfermera Holland. Supongo que hay cierto solapamiento de obligaciones, pues yo soy responsable del personal de la cocina y la enfermera se ocupa de la clase de comida que toman los pacientes, pero parece que funciona bastante bien.

– ?Contrato usted a Sharon Bateman?

– Puse un anuncio en varios periodicos, y ella hizo la solicitud. Estaba trabajando en una residencia de ancianos y tenia buenas referencias. De hecho, no la entreviste yo. En aquel momento me encontraba en mi piso de Londres, asi que se encargaron la senora Frensham, la senorita Westhall y la enfermera Holland. Creo que nadie lo ha lamentado.

– Antes de llegar aqui Rhoda Gradwyn, ?la conocia o la habia visto alguna vez?

– No la conocia, pero naturalmente habia oido hablar de ella. Como todo el mundo que lee los periodicos, supongo. Sabia que era una periodista de exito e influyente. No tenia ningun motivo para pensar bien de ella, pero una antipatia personal, que en realidad no era mas que incomodidad al oir su nombre, no me impulsaba a desearle la muerte. Mi padre fue el ultimo Cressett varon y perdio casi todo el dinero familiar en el desastre de Lloyds. Se vio obligado a vender la Mansion, y el senor Chandler-Powell la compro. Poco despues de la venta, Rhoda Gradwyn escribio en una publicacion financiera un breve articulo critico sobre los Nombres de Lloyds, citando en particular a mi padre entre otros. Insinuaba que los desafortunados se habian llevado su merecido. El articulo incluia tambien una pequena descripcion de la Mansion, pero la sacaria de alguna guia, pues por lo que sabiamos ella nunca habia estado aqui. A juicio de algunos de los amigos de mi padre, fue el articulo lo que lo mato, pero yo nunca lo crei, y me parece que ellos tampoco. Hubiera sido una reaccion exagerada a comentarios crueles pero no exactamente difamatorios. Hacia anos que mi padre tenia problemas cardiacos, y era consciente del estado delicado de su salud. La venta de la Mansion quiza fue el golpe definitivo, pero dudo mucho que pudiera afectarle algo que dijera o escribiera Rhoda Gradwyn. Al fin y al cabo, ?quien era ella? Una mujer ambiciosa que ganaba dinero a costa del dolor de los demas. Alguien la odiaba lo bastante para ponerle las manos alrededor del cuello, pero nadie que hubiera dormido aqui anoche. Y ahora, si me lo permiten, me gustaria que se fueran. Por supuesto, estare aqui manana a su disposicion en todo momento, pero ya he tenido suficientes emociones por hoy.

Era una peticion que no podian rechazar. El interrogatorio habia durado menos de media hora. Cuando oyeron la puerta cerrarse con firmeza a su espalda, Benton penso, con cierto pesar, que lo unico que ella y el tenian en comun, y que probablemente tendrian jamas, era que preferian la poesia de Thomas Hardy a sus novelas.

13

Quiza porque el interrogatorio colectivo en la biblioteca era un recuerdo vivido y desagradable, los sospechosos, como en virtud de un acuerdo tacito, evitaban hablar abiertamente del asesinato, pero Lettie sabia

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