mas interes encubierto que miedo o ansiedad. A Robin Boyton no le conocia nadie salvo sus primos, y los que le conocian no le tenian ningun afecto especial. Al menos habia tenido el decoro de morir fuera de la Mansion. Nadie habria expresado esa idea con una insensibilidad tan cruel, pero los cien metros o asi que habia entre la Mansion y la Casa de Piedra suponian una separacion tanto fisica como psicologica de un cadaver que la mayoria imaginaba pero no habia visto. Se consideraban mas espectadores que participantes en un drama, aislados de la accion; empezaban a sentirse injustificadamente excluidos por Dalgliesh y su equipo, que pedian informacion y daban muy poco a cambio. Mog, que en virtud de su trabajo en el jardin tenia excusa para merodear por la verja, les proporcionaba datos valiosos. Habia informado sobre el regreso de los agentes de la escena del crimen, la llegada del fotografo y la doctora Glenister, y finalmente la bolsa llena de bultos que fue transportada en camilla por el camino de la casa hasta la siniestra furgoneta de la morgue. Con esas noticias, el grupo de la Mansion se preparaba para la vuelta de Dalgliesh y su gente.
10
Dalgliesh, que estaba ocupado en la Casa de Piedra, dejo el interrogatorio inicial a Kate y Benton. Ya eran las tres y media cuando llegaron y, de nuevo con permiso del senor Chandler-Powell, usaron la biblioteca para la mayoria de las entrevistas. Durante las primeras horas, los resultados fueron decepcionantes. La doctora Glenister no podia calcular con exactitud la hora de la muerte hasta despues de la autopsia, pero dada la precision de sus estimaciones preliminares, trabajarian suponiendo que Boyton habia muerto el dia anterior entre la una y las seis. El hecho de que no hubiera tenido tiempo de lavar los platos despues de una comida que tenia mas probabilidades de ser almuerzo que desayuno era menos util de lo que parecia, pues en el fregadero habia vajilla y dos cacerolas sucias que parecian de la noche anterior.
Kate decidio preguntarles donde estaban la vispera desde la una a la hora de la cena, que se habia servido a las ocho. Casi todo el mundo tenia una coartada para parte del tiempo, pero no para la totalidad de las siete horas. Por lo general, durante la tarde la gente solia ocuparse de sus asuntos y aficiones, y muchos habian estado solos a ratos, en la Mansion o en el jardin. Marcus Westhall habia ido en coche a Bournemouth a hacer unas compras navidenas; habia salido poco despues de almorzar y no habia regresado hasta las siete y media. Kate tuvo la impresion de que para el resto de los presentes resultaba un poco raro que, siempre que aparecia un cadaver, Marcus Westhall tenia la suerte de estar ausente. Por la manana, su hermana habia estado trabajando con Lettie en la oficina, y despues de almorzar habia vuelto a la Casa de Piedra a atender el jardin. Habia estado barriendo hojas, fabricando abono organico y cortando ramas muertas de arbustos hasta que empezo a haber poca luz. Habia vuelto a la casa a preparar te, tras entrar por la puerta del invernadero, que habia dejado abierta. Habia visto el coche de Boyton aparcado fuera, pero de el no habia sabido nada en toda la tarde.
George Chandler-Powell, Flavia y Helena habian pasado ese tiempo en la Mansion, en sus apartamentos o en la oficina, pero solo tenian coartada para el rato en que habian estado con los otros almorzando, tomando el te de la tarde en la biblioteca o cenando a las ocho. Kate notaba el enojo de los tres, compartido con los demas, por tener que ser tan concretos con las horas. Al fin y al cabo, para ellos habia sido un dia normal y corriente. Mog afirmaba que la mayor parte de la tarde anterior habia estado atareado en la rosaleda y plantando bulbos de tulipan en las grandes urnas de los jardines de diseno formal. Nadie recordaba haberle visto, pero fue capaz de ensenar un cubo con unos cuantos bulbos a la espera de ser plantados y los paquetes rotos que habian contenido el resto. Ni Kate ni Benton tuvieron ganas de hacerle excavar en las urnas para verificar que los bulbos estaban alli, pero sin duda esto podia hacerse si se estimaba oportuno.
A Sharon la habian convencido para que dedicara parte de la tarde a quitar el polvo y abrillantar muebles y pasar la aspiradora por las alfombras del gran salon, el vestibulo y la biblioteca. Desde luego, de vez en cuando el ruido de la aspiradora habia sido un fastidio para los otros presentes en la Mansion, pero nadie sabia concretar cuando lo habia oido. Benton senalo la posibilidad de dejar una aspiradora en marcha sin que nadie la utilizara, sugerencia que a Kate le costo tomar en serio. Sharon tambien habia pasado un rato en la cocina ayudando a Dean y Kimberley. Dio su testimonio de buen grado, pero tardaba un tiempo exagerado en responder a las preguntas y desde el principio estuvo mirando a Kate con un interes especulativo y una pizca de lastima que la inspectora considero mas desconcertante que la hostilidad indisimulada que habia esperado.
A ultima hora de la tarde, reinaba la sensacion general de que hasta el momento se habia avanzado poco. Era perfectamente posible que cualquiera de los residentes de la Mansion, incluido Marcus en su trayecto a Bournemouth, hubiera pasado por la Casa de Piedra, pero ?como alguien que no fuera un Westhall pudo atraer a Robin a la casa, matarlo y regresar inadvertido a la Mansion evitando a los guardas jurados? Obviamente el primer sospechoso era Candace Westhall, que desde luego tenia fuerza suficiente para meter a Robin en el congelador, pero era muy prematuro decidirse por un sospechoso principal cuando en el momento actual aun no tenian pruebas convincentes de que hubiera sido un asesinato.
Eran casi las cinco cuando fueron a ver a los Bostock. El interrogatorio tuvo lugar en la cocina, donde Kate y Benton se instalaron comodamente en sendas sillas bajas junto a la ventana mientras los Bostock retiraban de la mesa un par de sillas de respaldo alto y las acercaban. Antes de sentarse, prepararon te para los cuatro y, con cierta ceremonia, colocaron una mesita baja delante de los visitantes y les invitaron a probar las galletas de Kim, recien hechas y todavia en el horno de la cocina. Desde la puerta abierta del horno venia un olor irresistible, sabroso y especiado. Las galletas, casi demasiado calientes para poder sostenerlas, finas y crujientes, eran deliciosas. Kim, con cara de nina feliz, les sonreia mientras comian e insistia en que no se reprimieran, que habia mas. Dean sirvio el te; el ambiente se torno domestico, casi intimo. En el exterior, el aire saturado de lluvia presionaba contra las ventanas como la niebla, y la oscuridad cada vez mayor lo ocultaba todo menos la geometria del jardin clasico mientras la alta hilera de hayas se convertia en una mancha lejana. Dentro todo era luz, color y calidez, y el reconfortante aroma del te y la comida.
Los Bostock tenian una coartada mutua, pues habian pasado juntos la mayor parte de las veinticuatro horas anteriores, sobre todo en la cocina o, aprovechando la ausencia momentanea de Mog, visitando el huerto y escogiendo verduras para la cena. Mog solia molestarse ante cualquier hueco que viera en sus cuidadosamente plantadas hileras. A la vuelta, Kim habia servido la comida y mas tarde habia recogido la mesa, pero siempre con alguien presente: la senorita Cresset o la senora Frensham.
Los Bostock parecian conmocionados, pero menos afligidos o asustados de lo que Kate y Benton esperaban, en parte, penso Kate, porque Boyton habia sido solo un visitante ocasional para con quien ellos no tenian ninguna responsabilidad y cuyas raras apariciones, lejos de contribuir a la alegria de la comunidad, eran consideradas, en especial por Dean, como una potencial fuente de irritacion y trabajo adicional. Boyton habia dejado su impronta - un hombre joven con su aspecto dificilmente podia no hacerlo-, pero Kimberley, felizmente enamorada de su esposo, era impermeable a la belleza clasica, y Dean, muy apegado a su mujer, estaba en buena medida preocupado por proteger su cocina contra intromisiones injustificadas. Ninguno de los dos parecia particularmente atemorizado, quiza porque habian conseguido convencerse a si mismos de que la muerte de Boyton habia sido un accidente.
Conscientes de su no implicacion, interesados, algo excitados y nada afectados, siguieron con su charla, y Kate dejo que la conversacion fluyera. A los Bostock, como a los demas miembros de la casa, solo se les habia dicho donde habia sido hallado el cadaver de Boyton. ?Que mas se podia decir en el momento actual? Ademas no tenia sentido ocultar nada a nadie. Con algo de suerte quiza seria posible impedir que la prensa se enterase de esta muerte, y de momento tambien el pueblo si Mog mantenia la boca cerrada, pero no era factible ni necesario hacer lo mismo con la gente de la Mansion.
El descubrimiento se produjo casi a las seis. Kim se desperto de un breve ensueno silencioso y dijo:
– Pobre hombre. Seguramente se encaramo dentro del congelador y le cayo la tapa encima. ?Por que haria algo asi? Quizas estaba jugando a alguna tonteria, una especie de desafio personal, como hacen los ninos. En casa, mi madre tenia un cesto grande de mimbre, que parecia mas un baul, y los ninos nos escondiamos alli. Pero ?por que no empujo la tapa hacia arriba?
Dean ya estaba quitando la mesa.
– No se puede -dijo el-. Si cae el pestillo, no se puede. Pero no era un nino. Vaya bobada que hizo. Y vaya