resolver la violacion. A estas alturas, incluso podria ser un impedimento. Lamento no poder regresar contigo para intentar explicarselo a Clara.

– Oh, me figuro que al final lo entendera -dijo ella con tristeza-. Lo unico que quiere ahora es alguien en quien confiar, no desconocidos. Supongo que yo ya sabia lo que dirias, y debia haber sido capaz de explicarmelo a mi misma. Lamento haber venido. Ha sido una decision equivocada.

Ella se habia puesto en pie, y el se levanto y se le acerco.

– Yo no lamento ninguna decision tuya que te lleve hasta mi -dijo.

Al momento ella estaba en sus brazos estremeciendose con la fuerza de su llanto. La cara que se apretaba contra la de el estaba empapada de lagrimas. Dalgliesh la mantuvo abrazada hasta que se tranquilizo, y luego dijo:

– Carino, ?has de regresar esta noche? Es un largo trecho. Yo puedo dormir perfectamente en este sillon.

Como habia hecho en una ocasion, recordo, en Saint Anselm's College, poco despues de conocerse. Emma se alojaba al lado, pero tras el asesinato el se habia acomodado en un sillon de la sala de estar para que ella se sintiera a salvo en la cama de el mientras procuraba dormir. Se pregunto si Emma tambien lo estaba recordando.

– Conducire con cuidado -dijo Emma-. Vamos a casarnos dentro de cinco meses. No correre el riesgo de matarme antes.

– ?De quien es el Jaguar?

– De Giles. Esta en Londres asistiendo a un congreso de una semana y llamo para saludar. Va a casarse, y supuse que queria hablarme de ello. Cuando se entero de lo sucedido y de que yo queria venir aqui, me presto el coche. Clara necesitaba el suyo para visitar a Annie y el mio esta en Cambridge.

Dalgliesh sintio una subita punzada de celos, tan intensa como poco grata. Ella habia roto con Giles antes de conocerle a el. Giles le habia propuesto matrimonio, y ella no habia aceptado. Era todo lo que Dalgliesh sabia. Nunca se habia sentido amenazado por nada del pasado de Emma, ni ella tampoco por el de el. ?A que venia pues esta repentina respuesta primitiva ante lo que al fin y al cabo era un gesto generoso y amable? No queria pensar mal de Giles, y ademas ahora el hombre tenia su catedra en alguna universidad del norte, convenientemente lejos. Entonces, ?por que demonios no podia quedarse donde estaba? Se sorprendio a si mismo pensando desconsolado que Emma quiza se sentia comoda conduciendo un Jag; al fin y al cabo no seria la primera vez. Conducia el de el.

Dominandose, dijo:

– Hay un poco de sopa y jamon; preparare unos bocadillos. Quedate junto al fuego, ya lo traigo todo.

Incluso ahora, en lo mas hondo de la pena, cansada y con los ojos pesados, Emma era hermosa. El hecho de que esa idea, por su egocentrismo, su incitacion al sexo, le asaltara tan rapidamente le dejo consternado. Ella habia venido a el en busca de consuelo, y el no podia darle el unico consuelo que ella ansiaba. Esta avalancha de ira y frustracion por su impotencia, ?no era la atavica arrogancia masculina segun la cual el mundo es un lugar cruel y peligroso pero ahora tienes mi amor y voy a protegerte? La reticencia respecto a su trabajo, ?no era mas un deseo de proteger a Emma de las peores realidades de un mundo violento que una respuesta a la renuencia de Emma ante la idea de implicarse? De todos modos, tambien el mundo de ella, academico y al parecer muy enclaustrado, tenia sus brutalidades. La reverenciada paz del Trinity Great Court era una ilusion. Penso: Nos lanzan violentamente al mundo con sangre y dolor; y pocos de nosotros morimos con la dignidad que esperamos y por la que algunos rezamos. Con independencia de si decidimos considerar la vida como una felicidad inminente interrumpida solo por las penas y las decepciones inevitables, o como el proverbial valle de lagrimas con breves interludios de alegria, el dolor vendra, salvo a unos cuantos cuyas embotadas sensibilidades los vuelven aparentemente impermeables a la dicha o a la tristeza.

Comieron juntos sin cruzar apenas palabra. El jamon estaba tierno, y Dalgliesh lo amontono generoso en el pan. Se tomo la sopa casi sin saborearla, sabiendo solo vagamente que estaba buena. Ella consiguio comer y en veinte minutos estuvo lista para irse.

Tras ayudarla a ponerse la chaqueta, el dijo:

– ?Me llamaras cuando llegues a Putney? No quiero ser pesado, pero necesito saber que has llegado a casa sin novedad. Luego hablare con el detective Howard.

– Llamare -dijo ella.

La beso en la mejilla casi por cortesia y la acompano al coche. Luego se quedo de pie mirando como este desaparecia camino abajo.

De nuevo junto a la chimenea, se quedo mirando las llamas. ?Tenia que haber insistido en que se quedara a pasar la noche? Pero insistir era impropio de su relacion. ?Y quedarse donde? Estaba su dormitorio, pero ?habria querido ella dormir ahi, distanciada por las complicadas emociones y las inhibiciones tacitas que los mantenian separados cuando el trabajaba en un caso? ?Le habria gustado a ella verse frente a Kate y Benton manana por la manana o quizas esta noche? No obstante, le preocupaba su seguridad. Emma conducia bien, y si se sentia cansada descansaria, pero la idea de ella en un area de descanso, aun con la precaucion de haber cerrado bien las puertas, lo dejaba intranquilo.

Se puso otra vez en movimiento. Tenia cosas que hacer antes de citar a Kate y Benton. Primero debia ponerse en contacto con el detective Andy Howard para que le diera las ultimas noticias. Howard era un agente razonable y experto. No consideraria la llamada como una distraccion inoportuna y aun menos como un intento de influir. Luego llamaria o escribiria a Clara para que transmitiera un mensaje a Annie. Pero telefonear era casi tan inapropiado como mandar un fax o un e-mail. Algunas cosas debian expresarse mediante una carta escrita a mano o con palabras que costaran algo de tiempo y cuidadosa reflexion, frases indelebles con las que hubiera cierta esperanza de dar consuelo. Pero Clara queria solo una cosa, que el no podia darle. Telefonear ahora, que ella oyera de el la mala noticia, seria insoportable para ambos. La carta podia aguardar a manana; entretanto Emma volveria con Clara.

Tardo un rato en poder ponerse en contacto con el detective Andy Howard.

– Annie Townsend esta mejorando, pero el camino sera largo, pobre chica. La doctora Lavenham, a quien conoci en el hospital, me dijo que usted tenia interes en el caso. Queria llamarle para hablar del asunto.

– Hablar conmigo no era en absoluto primordial. Y sigue sin serlo. No quiero entretenerle, pero deseaba tener alguna informacion mas actualizada que la que me ha dado Emma.

– Bueno, hay buenas noticias, si es que en este asunto puede haber algo bueno. Tenemos el ADN. Con suerte, estara en la base de datos. Seguro que el hombre tiene antecedentes. Fue una agresion brutal, pero la violacion no se completo. Probablemente iba demasiado borracho. Para ser una mujer tan menuda, se defendio con gran coraje. Le llamare en cuanto tenga alguna noticia mas. Y naturalmente estaremos estrechamente en contacto con la senorita Beckwith. El tipo seguramente es de por aqui. Desde luego supo adonde arrastrarla. Ya hemos empezado con el puerta a puerta. Cuanto antes mejor, con ADN o sin el. ?Le van bien a usted las cosas, senor?

– No del todo. De momento no tenemos una pista clara. -No menciono la ultima muerte.

– Bueno, aun es pronto, senor -dijo Howard.

Dalgliesh coincidio en que era muy pronto aun, y tras dar las gracias a Howard, colgo.

Llevo los platos y las tazas a la cocina, los lavo, los seco y luego llamo a Kate.

– ?Ya habeis comido?

– Si, senor. Acabamos de terminar.

– Pues entonces venid, por favor.

13

Cuando llegaron Kate y Benton, estaban los tres vasos en la mesa y el vino descorchado. Sin embargo, para Dalgliesh fue una reunion poco satisfactoria, por momentos casi enconada. No dijo nada sobre la visita de Emma,

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