pero penso que a lo mejor sus subordinados estaban enterados de la misma. Quizas habian oido pasar al Jaguar frente a la Casa de la Glicina y les habia llamado la atencion un coche que llegara de noche por la carretera de la Mansion, pero nadie dijo nada.
La conversacion seguramente fue insatisfactoria porque, tras la muerte de Boyton, corrian peligro de precipitarse en las conjeturas. Habia pocas novedades que comentar sobre el asesinato de la senorita Gradwyn. Habia llegado el informe de la autopsia, con la prevista conclusion de la doctora Glenister de que la causa de la muerte era estrangulamiento por un asesino diestro que llevaba guantes finos. Esto ultimo apenas era una informacion necesaria dado el fragmento hallado en el bano de una de las suites vacias. La doctora confirmaba su primera estimacion de la hora de la muerte. La senorita Gradwyn habia sido asesinada entre las once y las doce y media.
Kate habia tenido una discreta platica con el reverendo Matheson y su hermana. A ambos les habian parecido extranas sus preguntas sobre la unica visita del parroco al profesor Westhall, pero confirmaron que en efecto habian estado en la Casa de Piedra y que el cura habia visto al paciente. Benton habia telefoneado al doctor Stenhouse, quien ratifico que Boyton le habia hecho preguntas sobre la hora de la muerte, una impertinencia a la que el no habia contestado. La fecha del certificado de defuncion era correcta, igual que su diagnostico. El hombre no habia mostrado curiosidad por el hecho de que se le formularan preguntas tanto tiempo despues del suceso, seguramente, penso Benton, porque Candace Westhall se habia puesto en contacto con el.
Los integrantes del equipo de seguridad se habian mostrado dispuestos a cooperar, pero no habian sido de gran ayuda. Su jefe senalo que se estaban concentrando en los desconocidos, en especial miembros de la prensa que llegaban a la Mansion, no en las personas con derecho a estar alli. Solo uno de los cuatro miembros del equipo habia estado en la caravana aparcada enfrente de la verja en el momento en cuestion, y no recordaba haber visto a nadie abandonar la Mansion. Los otros tres se habian dedicado a patrullar el linde que separaba los terrenos de la Mansion de las piedras y el campo donde ellos estaban por si este constituyera un acceso conveniente. Dalgliesh no hizo intento alguno de presionarles. Al fin y al cabo no eran responsables ante el sino ante Chandler-Powell, que era quien les pagaba.
Dalgliesh dejo que Kate y Benton condujeran la conversacion durante la mayor parte de la noche.
– La senorita Westhall dice que no hablo con nadie sobre las sospechas de Boyton de que ellos habian falsificado la fecha de la muerte de su padre -dijo Benton-. Parece logico. Pero Boyton se lo habia confiado a alguien, en la Mansion o en Londres. En cuyo caso esa persona podria haber utilizado esa informacion para matarlo y luego contar mas o menos la misma historia que la senorita Westhall.
El tono de Kate fue tajante.
– Me cuesta imaginar a nadie de fuera matando a Boyton, londinense o no. De esta manera, al menos. Pensemos en los aspectos practicos. Habria tenido que concertar una cita con su victima en la Casa de Piedra una vez seguro de que los Westhall no estaban alli y de que la puerta estaria abierta. ?Que excusa podia dar para atraer a Boyton hasta la casa vecina? ?Y por que matarlo alli en todo caso? Londres habria sido mas sencillo y seguro. Cualquier habitante de la Mansion se habria topado con las mismas dificultades. Sea como fuere, no tiene sentido hacer conjeturas hasta que no tengamos el informe de la autopsia. A primera vista, el accidente parece una explicacion mas verosimil que el asesinato, sobre todo teniendo en cuenta la declaracion de los Bostock sobre el gran interes de Boyton en el congelador, lo que da cierto credito a la explicacion de la senorita Westhall… siempre y cuando, claro, no esten mintiendo.
Intervino Benton.
– Pero usted estaba alli, senora. Estoy seguro de que no mentian. No creo que particularmente Kim tenga ingenio suficiente para inventarse una historia asi y contarla de forma tan convincente. Yo me quede totalmente convencido.
– En aquel momento tambien yo, pero no debemos cerrarnos a ninguna posibilidad. Y si esto es un asesinato, no un simple percance, ha de estar ligado a la muerte de Rhoda Gradwyn. Dos asesinos en la misma casa al mismo tiempo es algo dificil de creer.
– Pero a veces ha sucedido, senora -dijo Benton con calma.
– Si nos atenemos a los hechos -dijo Kate- y de momento pasamos por alto los motivos, las claras sospechosas son la senorita Westhall y la senora Frensham. ?Que estaban haciendo realmente en estas dos casas, abriendo armarios y luego el congelador? Es como si supieran que Boyton estaba muerto. ?Y por que hacian falta las dos para buscar?
– Al margen de cuales fueran sus intenciones -dijo Dalgliesh-, no trasladaron ahi el cadaver. Todo indica que murio donde fue encontrado. No considero las acciones de las dos tan extranas, Kate. Cuando esta en tension, la gente se comporta de forma irracional, y ambas mujeres estaban estresadas desde el sabado. Quiza temian inconscientemente una segunda muerte. Por otro lado, tal vez una de ellas necesito asegurarse de abrir el congelador. Un acto muy logico si hasta entonces la busqueda habia sido minuciosa.
– Asesinato o no -dijo Benton-, las huellas dactilares no nos serviran de mucho. Las dos abrieron el congelador. Una de ellas quiza tuvo buen cuidado de hacerlo. ?Habria habido huellas en todo caso? Noctis llevaria guantes.
Kate se estaba impacientando.
– No si estaba empujando a Boyton vivo al interior del congelador. ?No te habria parecido un poco raro si tu hubieras sido Boyton? ?Y no es prematuro empezar a usar la palabra Noctis? No sabemos si fue un asesinato.
Los tres estaban cada vez mas cansados. El fuego empezaba a apagarse, y Dalgliesh decidio que ya era hora de terminar. Mirando atras, tuvo la sensacion de que estaba viviendo un dia que no se acababa nunca.
– Seria cuestion de acostarse relativamente temprano -dijo-. Manana hay mucho que hacer. Yo me quedare aqui, pero quiero que tu, Kate, y Benton interrogueis al socio de Boyton. Al parecer, este se estaba alojando en Maida Vale, de modo que sus papeles y pertenencias deberian estar alli. No vamos a llegar a ningun sitio hasta que no sepamos que clase de hombre era y, si es posible, por que estaba aqui. ?Habeis podido concertar ya una cita?
– Puede vernos a las once, senor -dijo Kate-. No he dicho quienes vamos. El ha dicho que cuanto antes mejor.
– Muy bien. A las once en Maida, pues. Hablaremos antes de que os marcheis.
Por fin la puerta se cerro tras ellos. Coloco el guardallamas frente al agonizante fuego, se quedo un momento mirando fijamente los ultimos parpadeos, y luego subio cansinamente las escaleras y se acosto.
CUARTA PARTE
1
El domicilio de Jeremy Coxon en Maida Vale se integraba en una hilera de bonitos chales eduardianos con jardines que bajaban hasta el canal, era como una pulcra casa de juguete que hubiera crecido hasta alcanzar el tamano adulto. El jardin delantero, que incluso en su aridez invernal mostraba signos de una plantacion cuidadosa y la esperanza de la primavera, estaba dividido en dos por un camino de piedra que conducia a una puerta principal lustrosamente barnizada. A primera vista no era una casa que Benton asociara a lo que sabia de Robin Boyton o esperara de su amigo. En la fachada se apreciaba cierta elegancia femenina, y recordo haber leido que