a vernos, y para mi llego a ser una especie de habito ir a Oxford cuando ella se encontraba alli y llevarla a almorzar fuera de la ciudad. Los dos eramos caminantes llenos de energia, y yo esperaba con ganas esos encuentros otonales y nuestros paseos por los Cotswolds. Solo nos acostamos una vez, una tarde inusitadamente calurosa, en el bosque, bajo un dosel de arboles banados por el sol, cuando supongo que una combinacion de la belleza y el aislamiento de los arboles, el calor, nuestra satisfaccion tras haber almorzado bien, dieron pie al primer beso y a partir de ahi a la inevitable seduccion. Creo que despues ambos supimos que habia sido un error. Ademas eramos lo bastante perspicaces sobre nosotros mismos para saber como habia pasado. Ella habia tenido una mala semana en el college y necesitaba consuelo, y la capacidad de consolar es tentadora…, no quiero decir solo en el aspecto fisico. Ella se sentia sexualmente inepta, alejada de sus iguales y, se diera cuenta o no, buscaba una oportunidad para perder la virginidad. Yo era mayor, amable, carinoso con ella, estaba disponible, era el companero ideal para una primera experiencia sexual, que ella deseaba y temia. Conmigo podia sentirse segura.

»Y cuando, demasiado tarde para abortar, me dijo que estaba embarazada, los dos sabiamos que su familia no debia enterarse, en especial su padre. Ella decia que el la despreciaba y que la despreciaria aun mas, no por haberse acostado con un hombre, lo cual seguramente no le importaria, sino porque habia elegido a la persona equivocada y por haber sido una idiota al quedarse embarazada. Candace podia decirme exactamente lo que el le diria, lo que me indigno y me horrorizo. Yo me acercaba a la mediana edad y no estaba casado. No tenia ningun deseo de asumir la responsabilidad de un hijo. Ahora, cuando es demasiado tarde para arreglar nada, se que tratabamos al nino como si fuera una especie de tumor maligno que hubieramos de extirpar, o en todo caso quitarnos de encima, y luego pudieramos olvidarnos de el. Si hablamos de pecados…, y usted, por lo que tengo entendido, es hijo de un sacerdote y sin duda la influencia familiar aun significa algo…, los pecadores fuimos nosotros. Ella mantuvo el embarazo en secreto y, cuando ya corria el riesgo de ser descubierta, fue al extranjero, regreso y dejo el bebe en una clinica de maternidad de Londres. A mi no me costo arreglar lo de la acogida privada y la adopcion. Era abogado; tenia los conocimientos y el dinero. Y en aquella epoca habia menos control sobre estos asuntos.

»Candace mantuvo desde el principio una actitud estoica. Si amaba a su hijo, consiguio disimularlo. Despues de la adopcion, ella y yo no nos veiamos. Supongo que no teniamos una verdadera relacion, e incluso vernos era dar pie a la turbacion, la verguenza, a recordar inconvenientes, mentiras, carreras desbaratadas. Mas adelante, ella recupero en Oxford el tiempo perdido. Imagino que estudio Clasicas en un intento de ganarse el afecto de su padre. Lo unico que se es que no lo logro. No volvio a ver a Annabel, cuyo nombre tambien fue escogido por los eventuales padres adoptivos, hasta que cumplio dieciocho anos, pero creo que estuvo en contacto con ella, aunque fuera indirectamente y sin reconocerla como hija suya. Como es logico, sabia en que universidad se habia matriculado Annabel y consiguio un trabajo ahi, pese a no ser una opcion natural para una licenciada en Clasicas con un doctorado en Filosofia.

– ?Volvio usted a ver a Candace? -pregunto Dalgliesh. -Solo una vez al cabo de veinticinco anos. Tambien fue la ultima. El viernes 7 de diciembre regreso de visitar en Canada a la vieja enfermera, Grace Holmes. La senora Holmes es la unica testigo superviviente del testamento de Peregrine. Candace fue a entregarle una cantidad de dinero, creo que dijo diez mil libras, como muestra de agradecimiento por su esfuerzo en el cuidado de Peregrine Westhall. La otra testigo, Elizabeth Barnes, era una empleada jubilada de la casa de los Westhall y estaba recibiendo una pequena pension cuyo cobro, naturalmente, ceso a su muerte. Candace consideraba que Grace Holmes debia ser recompensada. Tambien deseaba tener la declaracion de la enfermera sobre la fecha de la muerte de su padre. Me conto la ridicula acusacion de Robin Boyton de que el cadaver habia sido escondido en un congelador hasta que hubieron transcurrido veintiocho dias desde el fallecimiento del abuelo. Aqui esta la carta que Grace Holmes escribio y le entrego. Como vera, va dirigida a Candace. Ella quiso que yo tuviera una copia, quiza para mayor seguridad. Si hacia falta, yo se la pasaria al responsable del bufete.

Levanto la copia del testamento y de debajo saco una hoja de papel de escribir que dio a Dalgliesh. La carta llevaba fecha del 2 de diciembre de 2007. La letra era grande, redonda, con una caligrafia muy cuidada.

Muy senor mio:

La senorita Candace Westhall me ha pedido que le mande una carta que confirme la fecha de la muerte de su padre, el doctor Peregrine Westhall. Esta se produjo el 5 de marzo de 2007. En los dos dias anteriores habia empeorado mucho su estado, y el doctor Stenhouse lo vio el 3 de marzo, pero no le receto ningun medicamento nuevo. El profesor Westhall dijo que queria ver al cura local, el reverendo Matheson, que acudio enseguida. Lo trajo en coche su hermana. En aquel momento yo estaba en la casa pero no en la habitacion del enfermo. Alcance a oir los gritos del profesor pero no lo que decia el senor Matheson. No se quedaron mucho rato, y cuando salieron el reverendo parecia consternado. El doctor Westhall murio dos dias despues. En el momento del fallecimiento yo estaba en la casa con su hijo y la senorita Westhall. Fui yo quien lo amortajo.

Tambien fui testigo en su ultimo testamento, que escribio de su puno y letra. Sucedio en el verano de 2005, pero no recuerdo la fecha. Fue el ultimo testamento que firme como testigo, aunque el profesor Westhall habia redactado otros en las semanas precedentes, que Elizabeth Barnes y yo atestiguamos, pero que, en mi opinion, el rompio.

Todo lo que he escrito es verdad.

Atentamente,

GRACE HOLMES

– A Grace Holmes se le pidio que confirmara la fecha de la muerte -dijo Dalgliesh-. Entonces no entiendo a que viene el parrafo que se refiere al testamento.

– Como Boyton habia planteado dudas sobre la fecha en que murio su tio, tal vez ella considero importante mencionar algo relativo a la muerte de Peregrine que mas adelante pudiera ser puesto en entredicho.

– Pero el testamento nunca fue puesto en entredicho, ?verdad? ?Y por que hizo falta que Candace Westhall volara a Toronto y viera a Grace Holmes en persona? Los arreglos economicos no requerian visita ninguna, y la otra informacion sobre la fecha de la muerte se la habria podido dar por telefono. ?Por que necesitaba esta confirmacion? Sabia que el reverendo Matheson habia visto a su padre dos dias antes de morir. El testimonio de Matheson y su hermana habria bastado.

– ?Esta insinuando que las diez mil libras eran en pago por esa carta?

– Por el ultimo parrafo -senalo Dalgliesh-. A lo mejor Candace Westhall queria eliminar todo riesgo de que el unico testigo vivo de la muerte de su padre revelara algo. Grace Holmes habia ayudado a la enfermera de Peregrine Westhall y sabia lo que la hija habia tenido que aguantar. Seria feliz si al final se hacia justicia a Candace y Marcus. Desde luego, cogio las diez mil libras. En todo caso, ?que se le pedia que hiciera? Tan solo decir que habia sido testigo de la firma de un testamento escrito a mano cuya fecha no recordaba. ?Cree usted por un momento que algun dia alguien la convencera de que cambie su version, de que diga algo mas? Por otra parte, ella no habia sido testigo del testamento anterior. No sabia nada sobre la injusticia sufrida por Robin Boyton. Seguramente se convencio a si misma de que estaba diciendo la verdad.

Durante casi un minuto permanecieron sentados en silencio; luego hablo Dalgliesh.

– ?Me respondera a la pregunta de si en esta ultima visita que le hizo Candace Westhall hablaron sobre la verdad del testa mento de su padre?

– No, y no creo que usted espere que lo haga. Por eso no preguntara. Pero si le dire algo, comandante. No era una mujer capaz de agobiarme con mas cosas de las que yo necesitara saber. Queria que yo guardara la carta de Grace Holmes, pero esta era la parte menos importante de la visita. Me dijo que nuestra hija habia muerto y como. Teniamos asuntos pendientes. Habia cosas que los dos necesitabamos decir. Me gustaria creer que, cuando se hubo marchado, habia desaparecido casi toda la amargura de los ultimos veinticinco anos, pero esto seria un sofisma romantico. Nos habiamos hecho demasiado dano el uno al otro. Creo que murio mas feliz porque sabia que podia confiar en mi. Eso era todo lo que habia y habia habido jamas entre nosotros: confianza, no amor.

Pero Dalgliesh aun tenia otra pregunta.

– Cuando le telefonee y usted accedio a recibirme, ?se lo dijo a Candace Westhall?

Kershaw lo miro fijamente y respondio al instante:

– La llame y se lo dije. Y ahora, si me permite, debo desayunar. Me alegro de que haya venido, pero no volveremos a vernos. Si es tan amable de pulsar el boton que hay junto a la cama, Charles lo acompanara a la

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